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El secreto de los K-Dramas, el fenómeno de la ficción coreana más allá de 'El juego del calamar'

'El amor es como el chachachá', el K-Drama que logró terminar con el reinado de 'El juego del calamar' en Netflix

Javier Zurro

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Algo pasa en Corea del Sur. Desde el país asiático no paran de llegar los fenómenos culturales más potentes y masivos de los últimos años. En la música, el K-Pop inunda las listas de éxitos de todo el plantea, y grupos como BTS han dejado a otras boy bands en ridículo en cuanto a fama y popularidad. Los miembros del grupo son estrellas mundiales y cada noticia sobre ellos es viral. Con la música dominada, el cine también ha vivido la explosión de los directores coreanos. Su cenit llegó en 2019, cuando Bong Joon-Ho logró que Parásitos, una película rodada en coreano lograra algo histórico, el Oscar a la Mejor película. Era la primera vez que un filme en una lengua que no fuera el inglés lo lograba. Un hito en un sitio donde no se doblan los filmes y los subtítulos dan alergia.

Tras la música y el cine, llegaron las series. En septiembre de 2021 se estrenaba El juego del calamar, una distopía planteada como un concurso de pruebas de supervivencia que se convirtió en el mayor fenómeno internacional de Netflix hasta llegar a ser la serie más vista de su historia con 1.650 millones de horas de visionado. La plataforma empezó a traer de forma masiva las conocidas como los K-Dramas. Series dirigidas para un público joven y adolescente que tienen hasta su propia categoría dentro de la plataforma, que ha visto un filón en este fenómeno que en Corea lleva muchos años funcionando y que ahora se ha hecho global. De hecho, en Corea solo una serie fue capaz de bajar a El juego del calamar del número 1 de las más vistas: el K-Drama El amor es como el chachachá.

En España, el Centro Cultural Coreano en España que nació en 2011 trabaja de manera muy activa a fin de acercar la cultura coreana con concursos de K-Pop, conciertos o ciclos de cine. Para su director, Oh Jihoon, y su responsable de cine y literatura, YoonKyung Bae, sí que se ha notado un interés mayor por parte de la gente en la ficción coreana desde el éxito de Parásitos y El juego del calamar. “Son muchas las películas que han triunfado en festivales internacionales, como Parásitos, Snowpiercer o Train to Busan y esto ha favorecido en gran medida no solo a la industria cinematográfica sino también a la visión de la cultura coreana en el mundo”. apuntan.

Desde el Centro Cultural hablan de una “ola coreana (Hallyu)”. “Esta ola comenzó a llegar al mundo con el cine, las series coreanas y se ha ido expandiendo con K-Pop, juegos online, música clásica o cocina, entre otros. El Gobierno coreano considera que la industria del entretenimiento y los medios de comunicación es un motor clave para la futura economía nacional. Además, el impulso de la industria cinematográfica de Corea del Sur se ha visto favorecido por el apoyo de plataformas como Netflix. Entre 2015 y 2020, Netflix gastó 700 millones de dólares en películas y series de televisión de Corea del Sur y planeaba invertir otros 590 millones solo en 2021. Corea hace uso de una gran infraestructura de TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en sus programas culturales”, analizan sobre este boom.

El empujón definitivo, además de El juego del calamar, lo dieron el confinamiento y el consumo masivo de contenido, que han hecho que la base de fans de los K-Dramas crezca exponencialmente, aunque su éxito se viene cocinando desde “las dos últimas décadas”. Según datos de Expansión, en 2019, antes todavía del pelotazo de El juego del calamar, los dramas coreanos llevaban a más de 1,1 millones de turistas a Corea, lo que representaba un 7,4% del turismo extranjero del país con un gasto medio de 1.700 dólares por persona, y el conjunto del K-Content generó ingresos de 10.300 millones de dólares al país.

Claves del K-Drama

Para los responsables del Centro Cultural Coreano en España, este éxito de las ficciones del país se basa en la “autenticidad y originalidad de sus narrativas y personajes abordando temáticas universales que cautivan desde el principio al espectador”. “Muchos de los dramas reflexionan sobre la desigualdad social, el sentido de la vida, la formación de valores y de la fortaleza frente a la adversidad. Véase El juego del calamar, que profundiza en la realidad que se vive en Corea”, añaden.

Sin embargo, una de las claves está en un término de difícil traducción al español. Se trata del 정(Jeong), “un concepto que engloba el amor, la amistad, el cariño, el afecto como vínculo de apego y conexión con el mundo”. “En definitiva, un sentimiento que va más allá del amor y que también significa cuidar de los demás, compartir, ser empático. Estos K-Dramas nos acercan de una manera muy atractiva la cultura tradicional y contemporánea de Corea y han contribuido a la expansión de la ola coreana. La gran incursión de Netflix en el mercado coreano es otro indicador del atractivo mundial de sus series”, explican.

Lo hacen con una narrativa que suele repetirse. Solo tienen una temporada, en eso se diferencian de las telenovelas con las que a veces se las compara, y suelen tener “20 capítulos de entre 30 y 60 minutos cada capítulo”. Otra de sus señas características es la banda sonora, que “juega un papel muy importante en las series coreanas, de hecho, cada banda sonora se crea para cada serie lo cual confiere un atractivo especial a cada serie”. 

Según Nielsen Korea, del 27 de junio al 3 de julio, en los programas con más audiencia semanal en los canales principales se encontraban dos K-Dramas, Bravo, My Life y Gold Mask. Entre los cinco programas más vistos, había un total de tres series coreanas, lo que muestra que el fenómeno de la ficción coreana nace primero en casa y luego se exporta al resto del mundo. “Además, las series son uno de los temas predilectos de conversación de los coreanos. Casi no es posible intervenir en una conversación sin que se toque el tema de las series”, añaden desde el Centro Cultural en España.

Historia de los K-Drama

Los K-Dramas nacieron en los años 50 pero, como señalan Oh Jihoon y YoonKyung Bae, fue a principios del siglo XXI cuando empiezan a viajar fuera de Corea. Lo hacen “a través de temas universales de romance, historia y fantasía con giros en la trama y personajes memorables”. En sus inicios eran casi siempre melodramas o dramas familiares, pero fueron evolucionando para tratar una amplitud de géneros “como el thriller, la acción, comedia, fantasía, escolar... de este modo está abierto a un gran abanico de público”. 

En los 90 comienza su popularización gracias a títulos como ¿Qué es el amor? y Sonata de invierno. 2003 y 2004 fueron años clave, cuando el drama coreano Dae Jang Geum (Una joya en el palacio) “se convirtió en el drama de mayor ranking en todo Corea y se exportó a 91 países, lo que es un claro ejemplo de cómo a través de esta serie el hallyu, la ola coreana, se fue extendiendo”. Ahí comienza el primer salto internacional. Desde entonces, la importancia de estas ficciones en el extranjero y de Corea como exportador no ha dejado de aumentar. 

El gobierno coreano considera que la industria del entretenimiento y los medios de comunicación es un motor clave para la futura economía nacional

Oh Jihoon Director del Centro Cultural Coreano en España

Otro año clave fue 2017, cuando “Corea fue el país invitado de honor al Festival de la ficción de televisión, y a él asistieron directores y productores de series populares de K-Dramas coreanos. En total fueron invitados tres dramas coreanos, W de MBC, Signal de tvN y The Package, de JTBC”. El mismo año, la serie Stranger fue comprada por Netflix para su lanzamiento internacional. El crítico televisivo del New York Times, Mike Hale, afirmó que fue una de las mejores series de año.

Los próximos fenómenos

Desde la institución apuntan a los que consideran que serán los nuevos fenómenos de masas dentro de los K-Dramas: “Actualmente, Naver Webtoon y Daum Kakao Webtoon están expandiendo activamente su negocio global de webtoon y web-novelas”. Un webtoon es una historieta digital en formato vertical, como la pantalla del móvil, creada en Corea del Sur. “La demanda de dramas basados ​​en la propiedad intelectual de webtoon está aumentando rápidamente. Por ejemplo, Hellbound, en Netflix, se basa en uno, y Disney Plus está produciendo el webtoon Moving”, explican.

También apuntan a un nuevo movimiento que mezclará los K-Dramas con el metaverso. “En noviembre de 2021, SKTelecom, una compañía coreana, lanzó la primera temporada del web-drama del metaverso participativo Land of What If, basado en su servicio de metaverso IFLAND. Mientras que los dramas de acción en vivo como El juego del calamar buscan la diversión, Land of What if brinda una nueva experiencia para que cualquiera se convierta en actor y la gente colabore entre sí para crear un drama a través del metaverso”, explican sobre este nuevo fenómeno y también apuntan a un auge de directoras coreanas como Jung Ji-in, Lee Na Jung, Shim Na-yeony Kim. El futuro de los K-Dramas también pasa por la igualdad.

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