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La Asamblea Constituyente de Chile presenta el borrador de la nueva carta magna

Manifestantes en el segundo aniversario de las protestas que derivaron en el proceso constituyente, 18 de octubre de 2021en Santiago de Chile

Meritxell Freixas

Santiago de Chile —

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La Convención Constitucional ha presentado el primer borrador de la propuesta de nueva Constitución para Chile que 155 personas han redactado durante diez meses. El documento de 499 artículos pasó a la comisión de armonización y la redacción del preámbulo, antes de entregar un texto constitucional definitivo el 4 de julio, cuando se cumple un año de la creación del órgano. 

“Estamos muy felices de anunciar formalmente que ya tenemos el borrador de nueva Constitución. Hoy, después de 103 sesiones del pleno, muchas de ellas maratónicas, cerramos finalmente el debate constitucional”, dijo la presidenta de la Convención, María Elisa Quinteros.

Comparado con la carta magna actual, el nuevo texto, que será sometido a referéndum el próximo septiembre, plantea un giro en materia de derechos fundamentales como la salud, la educación y las pensiones. Ha sido precisamente a través de estos temas, que concentraron las principales demandas del estallido social de 2019, con los que la ciudadanía ha expresado de forma más clara su voluntad de cambio. Muchos han hecho llegar sus propuestas por los distintos canales de participación ciudadana que la propia Convención creó para escuchar la voz de expertos y gente común.

El abogado del Observatorio Ciudadano José Aylwin recuerda que la credibilidad de los partidos políticos era tan baja que “se hizo necesario incluir en este proceso la participación de la ciudadanía a través de candidatos independientes y de otros mecanismos a lo largo del proceso”.

Durante el proceso se han utilizado espacios como audiencias públicas, cabildos, encuentros autoconvocados y el mecanismo de las iniciativas populares para fomentar la participación de la gente. Además, tal y como establecen los convenios internacionales, los constituyentes también impulsaron una consulta indígena y otra afrodescendiente.

“La participación de la sociedad civil cumplirá un rol relevante respecto a la legitimidad que pueda existir de este sistema político y la nueva institucionalidad que se está creando en Chile”, dice el diputado constituyente Bastián Labbé, coordinador de la comisión de Participación Popular de la Convención. “La participación popular amplía la democracia, la fortalece y la devuelve al soberano, que son los pueblos de Chile”. 

Iniciativas populares

Las iniciativas populares de norma son propuestas presentadas por la ciudadanía que al alcanzar más de 15.000 firmas de apoyo pasaron a debatirse en la Convención. Cada persona, a través de un sistema digital, podía votar hasta siete propuestas. Más de 980.000 ciudadanos utilizaron este mecanismo para votar entre las 2.500 iniciativas que se presentaron. Entre los temas más abordados por los participantes estuvieron los derechos fundamentales, con el 40%; el nuevo sistema político, con el 18%; y medioambiente, con el 12%, según detalla la la Convención.

Del total de iniciativas populares, 78 de ellas llegaron a discutirse en el pleno. “Hasta ahora, el porcentaje aprobado de iniciativas populares de norma supera el 50%, considerando que varias de ellas se han integrado a través de conceptos incluidos en la redacción de los artículos y que van más allá de las normas”, dice Labbé. Según él, no se puede “solo medir la cantidad de iniciativas populares concretas aprobadas, sino también cómo éstas han influido e incidido en la redacción de los artículos que ya son parte del borrador”. 

El número exacto de iniciativas populares aprobadas es aún un interrogante. En los últimos días, la mesa de la Convención abrió una polémica al asegurar que el 91,5% de las propuestas llegaron al borrador de la nueva Constitución. La cifra, sin embargo, fue desmentida por los técnicos del órgano a cargo del tema. Sea cuál sea el porcentaje, varias de las propuestas ciudadanas han sido relevantes para el nuevo texto, como la que propone el “reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados” o la que instala un “sistema único de salud, universal, plurinacional e integrado”. 

Derecho al aborto

La primera iniciativa que se discutió y aprobó en el pleno fue la que garantiza los derechos sexuales y reproductivos para todas las personas, incluyendo el aborto. Un hecho no menor para la primera asamblea constituyente paritaria del mundo. Después de varios intentos fracasados en el Parlamento (el último en noviembre) la Convención aprobó la propuesta “Será Ley” presentada por la Asamblea Permanente por la Legalización del Aborto: “En cuatro días reunimos la cantidad mínima de firmas, que luego llegamos a triplicar porque se trata de un tema muy importante que se convirtió en el primero en ingresar formalmente a la discusión constitucional”, explica Siomara Molina, integrante de la Asamblea. 

Las más de 18 organizaciones que conforman la organización vieron en el proceso constituyente “el espacio político de discusión por excelencia hoy” en un momento “propicio” para hablar de temas “difíciles” como el aborto, dice Molina. Para la politóloga del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, María Cristina Escudero, la posibilidad de aprobar esta norma se dio porque dentro de la Convención hay “personas que pertenecen a agrupaciones feministas que han podido incidir”. La integrante de la Red de Politólogas Javiera Arce recalca: “Se ha estudiado que mientras más amplios son los procesos constituyentes, más posibilidades hay de meter los temas de género en las agendas”.

“Será Ley” llegó a sumar más de 38.000 firmas, pero la iniciativa más popular –con casi 70.000 apoyos– fue “Con mi plata No”, que busca asegurar que sea cual sea el sistema de pensiones que se cree bajo la nueva institucionalidad, los ahorros individuales se mantengan en las cuentas de los trabajadores (sin pasarlas a ningún fondo solidario). Pese a ser la más apoyada, estuvo entre las rechazadas por la Convención. También se descartó : “Cannabis a la Constitución ahora”, una de las propuestas más curiosas y con más apoyos, (44.000 firmas) que quería poner fin a la criminalización por el cultivo y consumo de la marihuana. 

Poca difusión y visibilidad

“La participación ha sido poco vista y poco conocida”, afirma María Cristina Escudero. Por eso, dice, “no está tan claro que aporte la legitimidad que suele dar a los procesos constituyentes”. Arce coincide con ella: “No sé si la participación ciudadana ha sido tan exitosa. Como ejercicio político fue bueno, pero hay que considerar que falta mucha educación cívica y que hay que diferenciar una Constitución de una norma legal”. 

Para algunos, los debates constituyentes se han producido con mucha rapidez e intensidad. La planificación ha sido muy apretada para poder cumplir con los plazos y la ciudadanía no ha alcanzado a reflexionar con pausa los temas ni a seguir los grupos influyentes en cada uno. 

Además, hubo complicaciones con la consulta indígena, que fue cuestionada por la baja participación (menos del 0,5%). Incluso los propios pueblos originarios criticaron la falta de información y difusión, poca asistencia y poco tiempo. El jueves, en un tenso debate, el pleno descartó incluir las propuestas que emanaron de la consulta y que había trabajado la Comisión de Pueblos Indígenas.

Hace semanas que las encuestas vaticinan un aumento del rechazo al nuevo texto constitucional, por lo que podría ponerse en riesgo el cambio que la gente pidió desde la calle. Si se cumplen los pronósticos, Boric ya ha anticipado que piensa en un plan B para plantear otra fórmula que derive en un nuevo texto constitucional. El presidente se comprometió desde el principio con el proceso constituyente y ha vinculado el éxito de su Gobierno al resultado del plebiscito del 4 de septiembre, que será de obligada participación. 

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