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El G7 ha donado menos del 15% de las vacunas anti-COVID prometidas

Un agente keniano inspecciona el primer envío de dosis donadas a Kenia por Estados Unidos a través de COVAX.

Icíar Gutiérrez

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Menos del 15% de las dosis de vacunas contra el coronavirus que los países del G7 se han comprometido a donar han sido entregadas hasta la fecha, según un informe publicado recientemente por la empresa de análisis Airfinity.

El pasado junio, los líderes de las siete economías más avanzadas del planeta se reunieron en Cornualles bajo una intensa presión para acordar medidas inmediatas y ambiciosas contra la enorme desigualdad en la vacunación mundial. Sin entrar en mayores detalles, los dirigentes del G7 anunciaron la donación directa de al menos 870 millones de dosis, y se comprometieron a hacerlo “lo antes posible”, con el propósito de entregar “al menos la mitad” para a finales de 2021. También dijeron que las iban a “canalizar principalmente” a través del mecanismo COVAX, que intenta asegurar un reparto equitativo.

Para su análisis, publicado la semana pasada, Airfinity tiene en cuenta promesas anteriores de las naciones del G7 en otros encuentros previos al de junio, que elevaban el número de dosis comprometidas hasta alrededor de 1.000 millones. Según sus datos, hasta la fecha solo se han donado el 14,8% de los 1.010 millones de dosis prometidas por el G7 (incluyendo la UE), con Estados Unidos como el país que más vacunas ha entregado (también fue el que más se ofreció a donar).

Volúmenes bajos y poca antelación

Las naciones ricas han acaparado la mayor parte de los suministros mundiales, lo que se ha considerado el mayor de los obstáculos para hacer efectivo un reparto más equitativo de las vacunas. Muchos países de renta alta compraron suficientes dosis para inocular sus poblaciones varias veces, incluso antes de que fueran autorizadas. En todo el mundo se han administrado más 5.500 millones de dosis. El 80% se han inyectado en países de ingresos altos y medios-altos.

En los últimos días, la OMS, que ha marcado como objetivo que todos los países vacunen al menos al 10% de su población para finales de septiembre, ha vuelto a reclamar a los países donantes que cumplan sus promesas urgentemente. Tedros Adhanom Ghebreyesus se ha dirigido al G20. “Como mayores productores, consumidores y donantes de vacunas del mundo, las 20 principales economías del mundo tienen la llave de la equidad de las vacunas y del fin de la pandemia”, dijo el jefe de la OMS, quien les pidió que cumplieran sus compromisos de compartir dosis “a finales de este mes, a más tardar”. “Se ha hablado mucho de la equidad de las vacunas, pero se ha actuado muy poco. No queremos más promesas. Solo queremos las vacunas”.

Antes de la reunión del G7 en junio, cuyos resultados fueron ampliamente criticados por la sociedad civil, la OMS había pedido insistentemente que se aceleraran las donaciones de vacunas a los países con menos recursos en los meses siguientes, y Unicef pidió plazos claros con respecto a cuándo estarían disponibles.

La redistribución de dosis sobrantes no es una tarea sencilla porque depende de los países donantes, los receptores y de la industria farmacéutica, según los expertos, que llevan tiempo advirtiendo de que este tipo de donaciones suelen dificultar la planificación en los países que las reciben. Muchos excedentes, además, están llegando a su fecha de caducidad.

“De momento se está donando poco y mal”, dice a elDiario.es Belén Tarrafeta, farmacéutica y experta en acceso a medicamentos. “Si ese 85% de donaciones anunciadas que aún falta llega de golpe, entonces sí que puede haber un problema de absorción en los países receptores. Además, si las donaciones no se hacen desde origen (fábrica) y tienen que redistribuirse después de que hayan pasado por otro país, entonces nos podemos encontrar con más problemas de caducidad, que es lo que ha pasado ya con lotes de vacunas redistribuidas de Canadá y Reino Unido”.

“La gestión de excedentes es compleja y donar excedentes no debería ser nunca una opción estratégica de abastecimiento de medicamentos. Puede ser una solución temporal y puntual a un problema de planificación inesperado, pero no una estrategia en sí”, dice Tarrafeta. “En el caso de las vacunas COVID las promesas de donar excedentes se han ido anunciando sin planes concretos. Las donaciones deberían seguir las campañas de vacunación de los países receptores, y no al contrario, es decir, las campañas de vacunación no pueden hacerse en función de la disponibilidad de donaciones. Es una cuestión de respeto mutuo”.

En la misma línea se expresa Miriam Alía, responsable de Vacunación de Médicos Sin Fronteras (MSF), que, como Tarrafeta, sostiene que el proceso de donación “es una tirita provisional, no una solución a medio ni largo plazo, sobre todo, cuando estas donaciones vienen de excedentes, con fecha de caducidad mucho más corta”. “El proceso es muy complejo, por ejemplo, para la Unión Europea. La Comisión Europea ha firmado acuerdos con las farmacéuticas, en los que acepta que la farmacéutica tenga la decisión de qué hacer con las dosis sobrantes, si se pueden donar o solo vender a otros países. Este tipo de contratos en un producto vital en una emergencia de salud pública global es inaceptable”.

Alía considera que la cifra de Airfinity “nos dice poco de la disponibilidad en tiempo real” y destaca la falta de transparencia que ha rodeado a las donaciones que los países están haciendo de manera bilateral (no a través de COVAX), las cuales asegura que están siendo “imposibles de seguir”. En las de COVAX, opina, hay “más visibilidad”, pero no respecto a detalles como los días exactos de llegada, ejemplifica.

“Hasta ahora las donaciones en bilateral entre gobiernos han tenido poca transparencia, y las donaciones a través de COVAX, poca anticipación en cuanto a fechas de llegada, fechas de caducidad, y sobre todo, la liberación de costes operacionales para que las campañas de vacunación se lleven a cabo”, dice Alía a elDiario.es. “La donación y transporte de vacunas es el primer paso, pero las vacunas tienen que llegar al brazo del personal de salud y población vulnerable. Y es el viaje interno, la logística el transporte y el coste en recursos humanos lo que no se están teniendo en cuenta en estas iniciativas de vacunación”.

Consultado por elDiario.es sobre la evolución de las donaciones, un portavoz del principal impulsor de COVAX, la Alianza para la Vacunación (Gavi), responde: “Aunque valoramos el papel fundamental que han desempeñado las donaciones, es necesario que sean más rápidas, de mayor volumen y más predecibles”. “En la actualidad, se reparten en volúmenes reducidos, con poca antelación y con fechas de caducidad más cortas de lo ideal, lo que supone un enorme esfuerzo logístico para asignarlas y entregarlas a los países que pueden absorberlas”.

Según indica Gavi, los países (no solo el G7) han prometido donar a COVAX alrededor de 640 millones de dosis. Hasta ahora, se han enviado 108,6 millones (cerca del 17%), y las entregas continúan. “COVAX está trabajando estrechamente con los donantes para hacer operativas estas promesas en dosis entregadas a los países con necesidades agudas”, dice el portavoz de la entidad.

Millones de dosis sobrantes

El análisis de Airfinity tiene en cuenta el suministro disponible de vacunas en Estados Unidos, Reino Unido, la UE, Canadá y Japón. Predice lo que estos países necesitarán en el futuro y la cantidad de vacunas que están disponibles para ser enviadas a otros lugares. 

La empresa calcula que las naciones occidentales podrían donar más de 1.200 millones de dosis solo en 2021, incluso manteniendo las campañas nacionales de refuerzo para todos los adultos. De ellas, 1.060 millones no se han asignado a donaciones. Esta cifra excluye las vacunas chinas. El análisis de las existencias también revela que hay 500 millones de dosis disponibles para redistribuir este mes de septiembre (360 millones de las cuales no se han destinado a donaciones).

Además de las dosis que están disponibles actualmente, dice la compañía, “hay muchas que están por llegar”. “La producción mundial de vacunas ha aumentado rápidamente; el mes pasado se alcanzó un total de 6.000 millones de dosis producidas hasta la fecha”. Según sus cifras, los fabricantes están produciendo actualmente 1.500 millones de dosis al mes y “se espera que esta cifra siga creciendo”. “Se necesitan 11.300 millones de dosis para vacunar a la población mundial y Airfinity prevé que la producción alcanzará ese nivel a finales de 2021”.

El cofundador y director general de Airfinity, Rasmus Bech Hansen ha dicho en un comunicado que, con estas predicciones, los países ricos “pueden confiar en que hay muchas vacunas en camino y esto debería reducir la necesidad de almacenarlas”. “Cómo se distribuyen estas reservas, a dónde van y si se revenden o donan es, en última instancia, una decisión política”. 

El director general de la OMS criticó la semana pasada que los fabricantes y los países de altos ingresos “tienen desde hace tiempo la capacidad no solo de vacunar a sus propios grupos prioritarios, sino de apoyar simultáneamente la vacunación de esos mismos grupos en todos los países”. “Llevamos reclamando la equidad en las vacunas desde el principio, no después de que los países más ricos se hayan hecho cargo”. “Los países de renta baja y media-baja no son la segunda o tercera prioridad. Sus trabajadores sanitarios, las personas mayores y otros grupos de riesgo tienen el mismo derecho a ser protegidos. No me quedaré callado mientras las empresas y los países que controlan el suministro mundial piensen que los pobres del mundo deben conformarse con las sobras”.

A juicio de Tarrafeta, antes de que se aprobaran las primeras vacunas “se podía entender esa estrategia de querer comprar mucho de diversas opciones porque no se sabía cuál iba a funcionar”. “Pero que en el mes de mayo se volviera a los acuerdos bilaterales entre la UE y las compañías farmacéuticas, sin pasar por procesos transparentes, abiertos y competitivos, y que se hayan establecido acuerdos de compras de cantidades muy superiores a las necesarias y a precios superiores, me hace cuestionar no solo la estrategia de vacunación sino también el uso de fondos públicos para la compra de vacunas”. 

La experta señala que las cifras que da Airfinity “van en la dinámica de lo que podíamos esperar”. “Ya había otros análisis que apuntaban a que al final de 2021 habría un excedente de vacunas”. De confirmarse estas predicciones, cree que “es muy posible” que los “excedentes se acumulen y la donación sea la solución que mejor conviene a los países de ingresos altos, y no responda a las necesidades de los países receptores. Y todo ello puede acabar con cantidades muy significativas de vacunas caducadas o deterioradas por falta de capacidad de refrigeración”. 

“Teniendo en cuenta las cantidades que se han comprado, el problema de absorción lo pueden llegar a tener también los países de rentas altas. Y en ese caso la solución de donar los excedentes puede crear también muchos problemas logísticos”, concluye. 

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