ENTREVISTA

Pablo de Greiff, comisionado de la ONU para Ucrania: “Hay un número incontable de violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas rusas”

Icíar Gutiérrez

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Destrucción, ataques que no distinguen entre civiles y combatientes, tortura, detenciones ilegales. Víctimas con balas en la cabeza, víctimas con las manos atadas en la espalda, víctimas degolladas. Mujeres y niñas, desde los cuatro hasta los 82 años, sometidas a todo tipo de violencia sexual. La ya conocida letanía de atrocidades que ha dejado a su paso la invasión de las tropas rusas de Ucrania volvió a sonar el pasado viernes, esta vez en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra. Salían de la boca de Erik Mose, presidente de la comisión independiente de expertos a la que el organismo de Naciones Unidas encomendó en marzo la tarea de investigar todos los abusos perpetrados en Ucrania. “Se han cometido crímenes de guerra”, dijo, tras documentarlos de primera mano. Rusia no estaba presente en la sala para escucharlo.

Pablo de Greiff (Bogotá, 1963) es exrelator de la ONU, académico y uno de los tres expertos en derechos humanos que integran la llamada Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania, junto a Mose y Jasminka Džumhur. Gran parte del trabajo de la misión se ha centrado en las zonas de Kiev, Chernígov, Járkov y Sumy, donde se denunciaron las violaciones de derechos más graves por parte de las fuerzas rusas a principios de la guerra. La comisión ha visitado 27 localidades y ha entrevistado a más de 150 personas. Su investigación prosigue, con vistas a presentar un informe en marzo de 2023.

“El grado de devastación es impresionante, incluso para alguien que lleva casi 30 años haciendo esto, como yo”, dice De Greiff a elDiario.es. A medio camino entre la prudencia propia de quien está al frente de una investigación compleja y la rotundidad por lo comprobado, el experto explica en una entrevista telefónica los primeros hallazgos, cómo están trabajando y las dificultades que se están encontrando, entre ellas no poder acceder a las zonas ocupadas y la falta de colaboración de las autoridades rusas.

¿Cómo han sido sus visitas a Ucrania hasta ahora?

Ha habido dos visitas a Ucrania, una de los tres comisionados y parte del personal y otra solo de los investigadores. En la primera, estuvimos diez días en Ucrania, recorrimos más de 3.000 kilómetros en coche visitando diferentes sitios en todas las áreas del país que están bajo control del Gobierno de Ucrania. La comisión tiene investigadores especializados en violaciones de derechos humanos y de derecho internacional humanitario. Entre ellos hay, por ejemplo, especialistas en temas militares, en explosivos… todo el rango de especializaciones que son importantes para investigar un conflicto complejo como este.

Todavía estamos al principio del trabajo. Regresamos de nuevo a Ucrania a finales de noviembre. Los investigadores van un par de veces más antes de presentar el informe al Consejo de Derechos Humanos en marzo de 2023.

¿Qué impresión se llevaron?

Lo que le puedo decir, en resumen, es que el grado de devastación de algunas ciudades, por ejemplo Járkov, es impresionante, incluso para alguien que lleva casi 30 años haciendo esto, como yo.

El objetivo de la comisión es lograr verificar –no solo observar, en el sentido de ser testigos, sino verificar legalmente– que los hechos ocurrieron de cierta forma y, en la medida de lo posible, determinar legalmente si esos hechos constituyen violaciones de diferentes tipos de derechos. Y, también en la medida de lo posible, hacer atribuciones de responsabilidad. Esos son tres objetivos fundamentales que el Consejo en su resolución concedió a la comisión.

El presidente de la comisión dijo que, tras las pruebas recabadas, han llegado a la conclusión de que se han cometido crímenes de guerra en Ucrania. ¿Quién ha cometido tales crímenes?

Las fuerzas de Rusia, predominantemente y con una diferencia de magnitud absolutamente impresionante. Se lo ilustro: de todos los casos que investigamos, solo recibimos información y testimonios acerca de dos casos de maltrato por parte de fuerzas ucranianas a soldados rusos. Y por supuesto, dado que la comisión es neutral e independiente, seguirá investigando casos de posibles violaciones por parte de fuerzas ucranianas. 

Pero, hasta el momento, esos son los dos casos de los que tenemos noticia y evidencia, mientras que tenemos un número incontable de violaciones de diferentes tipos por parte de las fuerzas rusas. Estamos hablando de dos universos completamente diferentes en términos de violaciones.

¿Qué crímenes de guerra han constatado hasta ahora?

Principalmente, el uso indebido de armas de alto poder explosivo en zonas civiles, ejecuciones extrajudiciales, torturas y maltrato de gente civil y militar detenida ilegalmente y violaciones sexuales de diferente naturaleza. Todos estos son crímenes de guerra.

El grado de devastación de algunas ciudades es impresionante, incluso para alguien que lleva casi 30 años haciendo esto, como yo

¿Han observado algún patrón?

Sí, en algunos de ellos. Por ejemplo, en las ejecuciones extrajudiciales hay cierto patrón de gente que fue primero detenida ilegalmente, y luego ciertos patrones en los cuerpos recuperados: gente con tiros en la cabeza, marcas de degollamiento, manos atadas en la espalda... Hay ciertos patrones que pueden ser fácilmente identificables.

Con respecto a violaciones sexuales, no logramos encontrar un patrón que sugiera que esto se está utilizando como arma de guerra. Lo que dijimos en el informe oral es que encontramos evidencia de que algunos efectivos rusos han cometido este tipo de violaciones, pero ahí no encontramos un patrón similar.

Han destacado la gran cantidad de ejecuciones que se toparon en las zonas que visitaron. Las están investigando en 16 localidades. ¿Por qué les llamaron la atención?

Por los patrones y por la arbitrariedad aparente en las ejecuciones. Hay mujeres de edad avanzada ejecutadas. Esta no es gente que constituía una amenaza para las fuerzas rusas. Por lo tanto, hay un grado de arbitrariedad en ese tipo de muerte que es notable e impresionante.

Han investigado casos de violencia sexual y de género por parte de los soldados rusos en los que la edad de las víctimas oscilaba entre los cuatro y los 82 años. ¿De qué tipos de casos hablan?

Prefiero no entrar en detalles, pero, en resumen: mujeres y niñas desde los cuatro hasta los 82 años sufrieron todo tipo de violaciones.

Hay un grado de arbitrariedad en las ejecuciones que es notable e impresionante

¿A qué dificultades se están enfrentando?

No tener acceso a todas las zonas del país es un obstáculo inmenso. No tuvimos acceso a las zonas que están temporalmente ocupadas por Rusia y, por lo tanto, es imposible determinar con certeza qué tipo de violaciones están ocurriendo. Pero se sabe que hay destrucción masiva y que es un contexto en el que también es bastante probable que puedan haber ocurrido violaciones del tipo que cae bajo el mandato de la Comisión. Esta es una dificultad inmensa.

El hecho de que estemos investigando mientras el conflicto sigue activo también, por supuesto, impone muchas limitaciones. Y por último, la falta de colaboración con la Comisión, por lo menos de momento, por parte de Rusia también dificulta nuestra misión.

¿Cómo se investigan estos crímenes? ¿Qué metodología usan? 

La comisión solo cita en sus informes eventos sobre los que tiene evidencia de primera mano. Es decir, cuando ha logrado hacer entrevistas personales con víctimas, supervivientes o testigos, cuando ha tenido documentación directa del evento y cuando puede utilizar otros medios para sustentar el testimonio que ha recibido.

Se utiliza, como el resto de las comisiones de este tipo, un estándar de prueba llamado convicción razonable. Es decir, recabar evidencia que sería capaz de convencer a una persona razonable de que los hechos, tal y como están descritos, efectivamente ocurrieron de esa manera. Todas las comisiones de investigación utilizan este criterio.

¿Por qué son importantes sus hallazgos?

Por varias razones. La primera, esta es una comisión creada por la comunidad internacional y, por lo tanto, tiene ese grado de legitimidad. 

Segunda, porque es una comisión imparcial independiente. Los tres comisionados somos independientes, no respondemos a ningún país ni a ninguna institución, no somos parte de Naciones Unidas, no recibimos honorarios por hacer esto. Somos completamente independientes de cualquier tipo de interés o de institución. 

Y tercera, porque el mandato de la comisión es mucho más amplio que el de cualquier otro ente investigador. Nosotros tenemos un mandato que no tiene limitación ni temporal ni geográfica. El mandato temático es bastante amplio, es decir, hacer investigaciones acerca de violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos y también investigar otros crímenes que hayan podido ocurrir en el contexto de la agresión a Ucrania por parte de Rusia. Entonces tiene un mandato bastante más amplio que el de otras instituciones que están llevando a cabo investigaciones en Ucrania simultáneamente, con las cuales, por otra parte, intentamos colaborar y coordinarnos, tal como se nos exige.

¿Ayudarán sus conclusiones en la investigación de la Corte Penal Internacional?

El objetivo de este tipo de comisiones es contribuir a que en otras jurisdicciones se pueda utilizar el material recabado. Y eso incluye la Corte Penal Internacional, pero también, por ejemplo, tribunales en países que acepten casos de jurisdicción universal. Es material que se ha guardado de forma técnica y segura con miras al futuro. Probablemente pueda recibir buen uso en algún momento.

Hasta ahora no han concluido que haya crímenes de lesa humanidad, según explicó el presidente de la comisión. ¿Puede incluir su informe alguna conclusión de este tipo?

Estamos comenzando a trabajar, y por lo tanto, vamos paso a paso. El hecho de que no nos hayamos pronunciado acerca de crímenes contra la humanidad no indica que no encontramos evidencias, sino que no hemos llegado a esa investigación.

La falta de colaboración de Rusia dificulta nuestra misión

Ucrania está pidiendo la creación de un tribunal especial para juzgar el crimen de agresión, con el objetivo de enjuiciar a altos líderes políticos y militares rusos. ¿Pueden pronunciarse también sobre esto? 

Entra dentro de nuestro mandato, que nos exige hacer recomendaciones acerca de cómo aumentar las probabilidades de investigar, juzgar y castigar a los responsables. Pero no hemos llegado al punto de hacer recomendaciones concretas sobre eso todavía.

Ahora su misión quiere centrarse en los llamados "campos de filtración" rusos. ¿Cómo lo van a investigar, teniendo en cuenta que están en áreas ocupadas? ¿Qué esperan probar?

Expresamos interés en hacer ese tipo de investigación, pero sí, hay limitaciones que, sin la colaboración por parte de Rusia, nos dificultan la tarea enormemente. No la imposibilitan por completo, porque siempre hay gente que tuvo la desgracia de haber pasado por esos campos, y que ha logrado sobrevivir y escaparse, de la que se puede obtener testimonio. Pero, por supuesto, no tener acceso físico a esos campos naturalmente dificulta el tipo de conclusiones. 

Pero ese es uno de los temas, también está el asunto importantísimo de niños y de personas en general forzadas a moverse al territorio de Rusia. Sabemos, por supuesto, porque es asunto público, que Rusia adoptó legislación para acelerar el proceso de adopción de niños. Todos ellos son temas que merecen investigación y el mayor cuidado.

Poco antes de presentar sus primeras conclusiones, el mundo volvía a descubrir lo que ha ocurrido bajo la ocupación rusa, esta vez las tumbas halladas en Izium con más de 400 muertos. ¿Van a investigarlas?

Sí, por supuesto. La resolución no impone límites geográficos a nuestra investigación, así que hemos estado escogiendo casos utilizando varios criterios, entre ellos el de gravedad. Y por la magnitud y por las características, esto claramente cumple ese criterio.

¿En qué otras áreas se van a centrar ahora?

La comisión ha trabajado bajo dos resoluciones del Consejo de Derechos Humanos, una adoptada en marzo que la creó y una posterior adoptada en abril, promovida por el Gobierno de Ucrania, que nos pedía que concentráramos nuestra atención inicialmente en las cuatro zonas sobre las cuales informamos la semana pasada.

Una vez que completamos esa tarea –que no vamos a dejar a un lado porque, por supuesto, hay todavía muchísimo que investigar– regresamos al marco más amplio de la resolución original e iremos a otras zonas del país e investigaremos otro tipo de violaciones, y comenzaremos a pensar en la estrategia y las recomendaciones acerca de cómo aumentar la probabilidad de que los responsables sean investigados. Nos queda todavía mucho por hacer.

Han hablado con decenas de víctimas y testigos de la invasión. ¿Hay algún relato que se le venga a la cabeza en especial?

En todos los contextos hay siempre casos particulares que se le quedan a uno en la memoria, indeleblemente. Pero, más que referirme a algún caso particular, prefiero decir que hay una diferencia inmensa entre los conflictos en los cuales las armas principales son armas cortas de fuego y conflictos como este, en las que son armas de alto poder explosivo. Eso supone una diferencia inmensa en la magnitud de la destrucción que dejan tras de sí, en el dislocamiento horrible de la vida de las personas. La tercera parte de la población de Ucrania ha tenido que moverse dentro y fuera del país. Es un conflicto bastante diferente a los otros en los que yo he trabajado durante 30 años.

Esta es una comisión creada por la comunidad internacional, tiene ese grado de legitimidad

El próximo marzo publicarán su informe completo. ¿Podemos esperar una lista de perpetradores individuales de estos crímenes?

Todavía está por ver, pero es uno de los objetivos que el Consejo de Derechos Humanos nos trazó y que, por lo tanto, intentaremos cumplir. En la medida en la que tengamos pruebas suficientes, lo haremos. Pero el informe será tan amplio como el mandato que tenemos.

¿Aspiran a dar nombres y apellidos, o sus conclusiones serán más generales?

Depende de la evidencia que consigamos. Obviamente, desde el punto de vista metodológico, nos atenemos a estándares bastante altos de responsabilidad. 

Ucrania está abogando por que Rusia pague por el daño causado. ¿Veremos alguna recomendación en esta línea?

Sí. El concepto de responsabilidad sobre el cual estamos trabajando incluye la responsabilidad penal, pero también la responsabilidad entendida en términos más amplios, que incluye la reparación y la reconstrucción y medidas que permitan a la gente reconstruir su proyecto de vida en la medida en la que sea posible.