Los soldados que Moscú recluta en las cárceles: “Nosotros, ladrones y asesinos, estamos luchando en la guerra de Rusia”

Pjotr Sauer

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Los reclusos de la colonia penitenciaria número ocho, en la región de Tambov, a 483 kilómetros al sur de Moscú, se apresuraron a asomarse a las ventanas de sus celdas cuando oyeron el sonido de un helicóptero acercándose una tarde de julio. “Nadie utiliza nunca helicópteros para venir aquí. Teníamos curiosidad por saber cuál era la gran ocasión”, recuerda Ivan, uno de ellos.

Media hora después, él y sus compañeros recibieron la orden de presentarse en la plaza principal de la prisión, donde los esperaban dos hombres fuertemente custodiados.

“No podíamos creer lo que estábamos viendo, realmente había venido a visitarnos”, dice Ivan, que está a mitad de camino de una condena de 23 años por asesinato y que, como otros reclusos entrevistados, ha pedido que se utilice un seudónimo para preservar su seguridad. “Pero allí estaba, de pie frente a nosotros: Prigozhin, en carne y hueso, instándonos a unirnos al grupo militar privado Wagner y luchar en Ucrania”, asegura.

Desde el comienzo del verano, se ha publicado información de que Yevgueni Prigozhin, un aliado cercano del presidente ruso, Vladímir Putin, y supuesto jefe del grupo Wagner —una acusación que él ha negado en repetidas ocasiones— estaba reclutando soldados dentro del amplio sistema penitenciario de Rusia, intentando así compensar la grave escasez de personal militar en el campo de batalla en Ucrania.

La semana pasada, un vídeo filtrado en el que aparecía un hombre muy parecido a Prigozhin se compartió de manera masiva en las redes sociales rusas. Se ve al hombre diciéndoles a los reclusos de otra prisión, a 800 kilómetros al norte de Tambov, que serán liberados si sirven seis meses en su grupo. Era la primera vez que el proceso de reclutamiento era captado por una cámara.

“Cuando vi ese vídeo, pensé que Prigozhin debía tener una agenda muy apretada, porque era exactamente lo que nos había dicho a nosotros”, dice Ivan. “Nos prometió que seríamos libres si luchábamos durante seis meses. Pero advirtió que pocos volverían”, afirma.

The Guardian habló con cuatro presos y tres familiares cercanos de reclusos de diferentes cárceles de Rusia, que ofrecieron relatos similares sobre cómo Prigozhin llevaba a cabo él mismo el reclutamiento en las cárceles.

Ivan declinó la oferta de trabajo, pero dice que unos 120 reclusos se apuntaron y ahora están luchando en Ucrania tras una semana en el curso de entrenamiento. Dice que ahora sí se alistaría si Prigozhin volviera a convocarles. “Me quedan 11 años en la cárcel”, señala. “O muero en esta pocilga o muero allí, no importa mucho. Al menos tendré la oportunidad de luchar por mi libertad. Todos lo comparamos con la ruleta rusa”, relata.

“Además, ahora mismo, apuntarse es voluntario. Pronto puede que no tengamos elección y nos veamos obligados a ir”, añade. Sus palabras reflejan una idea que se extiende entre otros presos con los que The Guardian ha estado en contacto.

Actuarán “con total impunidad”

Un preso de la colonia penitenciaria número dos, en la aislada región rusa de Komi, al norte del país, describe una visita similar de Prigozhin que tuvo lugar a mediados de julio.

Vladímir, al que solo le quedaban tres semanas de condena por robo cuando llegó Prigozhin, también decidió no alistarse, pero dice que su primo, al que le quedaban 15 años entre rejas, fue uno de los 104 reclusos de allí que aceptaron luchar en Ucrania.

The Guardian no pudo verificar todos los detalles de los relatos de los reclusos, pero sus historias corroboran informaciones publicadas previamente por los medios de investigación rusos Important Stories y Meduza.

Según Vladímir, durante la visita de Prighozin, se mostró a los presos imágenes de soldados rusos “luchando valientemente” en Ucrania y se les prometió que sus acciones en aquel país no serían castigadas.

“Los presos saben que allí pueden actuar con total impunidad”, dice Vladímir, que ha salido de la cárcel desde entonces. “La cárcel te convierte en un animal y tienes mucho odio creciendo dentro de ti. Allí tendrán las manos desatadas”, añade.

Todos los presos entrevistados aseguran que se les prometió un indulto presidencial después de seis meses de servicio y un salario de 100.000 rublos (1.650 euros) mensuales.

Vladimir dice que Prigozhin dijo al grupo durante su visita que estaban reclutando “prisioneros de todos los orígenes, siempre que estuvieran sanos”, pero advirtió que en Ucrania la bebida, el consumo de drogas, el saqueo y la deserción serían castigados con la ejecución.

Hasta 11.000 presos reclutados

Es difícil establecer un número exacto de presos rusos reclutados. Un funcionario estadounidense dijo este lunes que el grupo Wagner, que ha sido acusado de crímenes de guerra y abusos contra los derechos humanos tanto en la guerra en Ucrania como en otros conflictos, estaba intentando reclutar a más de 1.500 convictos.

Pero Olga Romanova, directora de Jailed Russia, una ONG por los derechos de los presos, cree que la cifra es mucho mayor. Según las estimaciones de Romanova, unos 11.000 presos rusos ya se han apuntado para ir a Ucrania, una cifra que, según ella, está creciendo rápidamente.

“El proceso se está acelerando. Solo esta mañana hemos recibido informes del traslado de 600 prisioneros desde Nizhny Novgorod”, dice.

Los expertos militares se preguntan sobre el posible efecto de los prisioneros rusos poco disciplinados y mal entrenados en la guerra. Rob Lee, un analista militar, dice que puede que este último impulso al reclutamiento “tape algunos agujeros” a corto plazo, pero que hará poco por combatir la escasez “crítica” de personal que atraviesa Rusia.

La dependencia del Kremlin de métodos poco ortodoxos para sostener la lucha en Ucrania es preocupante para Rusia, según Lee. “El país ya no tiene un ejército profesional en el sentido tradicional. Ahora se compone de algunas unidades profesionales, mezcladas con soldados contratados a corto plazo, mercenarios y ahora, aparentemente, prisioneros”, indica.

“Los ejércitos son eficaces cuando existen una jerarquía y una cohesión claras”, añade Lee. “No quiero ni imaginar los problemas disciplinarios que traerán los presos”, dice.

Este martes, el líder de la oposición Alexéi Navalni, él mismo entre rejas, tuiteó que las cárceles rusas estaban llenas de gente con “grandes problemas de disciplina y problemas aún mayores con el alcohol y las sustancias”. “¿Qué podría lograr un ejército así en combate?”, escribió.

Además de la cuestión de la eficacia, Romanova considera que el proceso de reclutamiento de presos para que luchen para una organización militar privada mientras se les prometen indultos presidenciales es “absolutamente ilegal de muchas maneras”.

Su grupo ahora centra sus esfuerzos en ayudar a las familias de los presos a disuadirlos de alistarse. “Cada prisionero que no va a la guerra es una vida ucraniana potencialmente salvada”, dice.

Pero, para algunas familias, la oferta de ayuda de Romanova habrá llegado demasiado tarde. Una mujer, Irina, relata que su marido, que estaba en la cárcel de Nizhny Novgorod, le dijo hace dos semanas que partiría a Ucrania el día siguiente.

“Me dijo que lo hacía por mí y por nuestro bebé. Para que podamos volver a estar juntos”, dice Irina. “¿Pero de qué nos servirá muerto? Ojalá Prigozhin nunca hubiese ido”, lamenta.

El discurso de Prigozhin

El reclutamiento de prisioneros llevado a cabo personalmente por Prigozhin ha convertido al hasta ahora discreto empresario en una de las más visibles figuras rusas a favor de la guerra. Aunque las fuerzas del grupo Wagner se habían desplegado previamente en Siria y en varios conflictos africanos, sus operaciones permanecían en secreto hasta que la invasión de Ucrania lo sacó de las sombras.

A pesar de que Prigozhin ha negado cualquier vínculo con Wagner, cuando se le pregunta por el vídeo de reclutamiento a un portavoz de su empresa, Concord, este dice que el hombre que aparecía en las imágenes “se parece y habla como el señor Prigozhin”.

Prigozhin, cuya foto ahora aparece en los carteles del grupo Wagner, se refirió al material difundido para criticar a quienes se oponen al reclutamiento de prisioneros. “Quienes luchen en Ucrania deberán ser contratistas militares privados y prisioneros o, caso contrario, serán sus hijos: decidan por ustedes mismos”, dijo en las redes sociales.

Los reclusos dicen que Prigozhin parecía sentirse cómodo dentro de los muros de las infames prisiones rusas. “Se podía ver que imponía respeto a los reclusos”, dice Mijail, otro preso entrevistado por The Guardian, de la región de Ivanovo, cuya colonia penitenciaria visitó Prigozhin en agosto.

“No trató de engatusarnos con palabras bonitas. Nos dijo que entraríamos en el infierno, pero que podía ser nuestro billete de salida”, indica. Dice que el discurso de Prigozhin causó una “gran impresión” en los presos y que 170 compañeros se apuntaron para luchar.

Intensificar el reclutamiento

Los grupos de Telegram vinculados a Prigozhin ahora comparten vídeos de presos convertidos en soldados Wagner que animan a otros reclusos a unirse a sus filas.

Pero no todos los prisioneros que van a Ucrania parecen estar dispuestos a luchar por Rusia. Yury Butusov, un periodista ucraniano, publicó la semana pasada una entrevista con un prisionero ruso reclutado para luchar en Ucrania y capturado por Kiev que dijo haber aprovechado la oportunidad que le brindó Prigozhin para entregarse a Ucrania.

“Me dije a mí mismo que, cuando viniera, haría lo que fuera necesario para entregarme”, dijo el prisionero, citando su postura antibélica y añadiendo que esperaba luchar por Ucrania contra Rusia.

Romanova piensa que los esfuerzos de reclutamiento en las cárceles rusas se intensificarán en las próximas semanas. En un país que tiene la quinta mayor población carcelaria per cápita del mundo, es probable que el helicóptero de Prigozhin continúe volando, dice. “Cada día cubren más terreno”, asegura.

Sea cual sea el impacto final en la guerra, las extraordinarias imágenes de Prigozhin reclutando prisioneros ya han sido descritas como una de las imágenes definitorias y sombrías de la presidencia de Putin.

“La verdad es que”, dice Ivan, el preso de Tambov, “nosotros, ladrones y asesinos, estamos ahora luchando en la guerra de Rusia”.

Traducción de Julián Cnochaert.