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Los países vuelven a discutir sobre el clima mientras el calor extremo atenaza el planeta

Operarios de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales luchan contra las llamas del incendio en Boiro, A Coruña.

Raúl Rejón

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Unos 200 países acuden a Egipto para la Cumbre del Clima COP27. Llegan tras un año en el que el planeta ha avisado de que se recalienta a ritmo acelerado. Olas de calor históricas, récords de temperatura, incendios y sequías recuerdan a los gobiernos que sus planes mejorados para contener el cambio climático no son suficientes.

España ha atravesado seis meses de calor extraordinario rematado por el octubre más cálido jamás registrado. Pero eso solo ha sido la imagen cercana de un curso en el que el Norte global y en especial Europa se han asfixiado. Este 2022 ha dejado el segundo verano más caluroso en todo el hemisferio, pero el número uno en Europa. Acaba de saberse que el continente se calienta el doble que la media planetaria.

Evidentemente, los impactos del cambio climático no se limitan a la mitad meridional. De hecho, en el sur del planeta se ha alcanzado la temperatura máxima medida (en Australia) y en un solo mes –enero– Suramérica encadenó dos olas de calor calificadas como “históricas”.

El derrumbamiento del glaciar de la Marmolada (Italia) el 3 de julio supuso una resonancia de alto impacto: el efecto extremo del calentamiento en el corazón de los Alpes. Más tarde, el reciente huracán Ian, que devastó la costa de EEUU, descargó un 10% más de lluvias debido a la alteración del clima.

Hace un año, en la COP26 de Glasgow, los mismos países que hoy acuden a Sharm el Sheikh firmaron un Pacto que subrayaba “la urgencia por mejorar la ambición en la mitigación” del cambio climático. Mitigación significa, grosso modo, recortar emisiones de CO2. Esas emisiones que, a la postre, atrapan el calor que eleva la temperatura global.

Este año, ya en junio, las olas de calor de récord se iban solapando. En China, Japón, India y luego media Europa, EEUU, o Canadá reportaron periodos prolongados de temperaturas extremas. “Las olas en muchas regiones están ligadas al calentamiento causado por los humanos”, ha analizado la investigadora de la Universidad Estatal de Washington Deepti Singh.

Desde luego, ninguna de las naciones que negociarán estos días en la COP27 se libra. “Nadie está a salvo”, ha avisado el Panel Internacional de Expertos de la ONU (IPCC). Los episodios meteorológicos extremos “no tienen precedente”.

Las conclusiones de estos científicos se han plasmado así en la vida diaria de las poblaciones: este año, se han atribuido al exceso de calor unas 4.700 muertes en España y mas de 53.000 en toda Europa.

Si en 2021, las inundaciones en Europa central causaron más de 200 muertos, hace algo más de un mes, en Pakistán, la inundación de un área más grande que Gran Bretaña ha dejado mil fallecidos. “Es el desastre climático de la década”, lo ha calificado el Gobierno del país.

Las altas temperaturas “exacerbadas por el cambio climático han hecho las sequías de 2022 en el hemisferio norte veinte veces más probables”, concluyeron los científicos del Centro de Atribución Meteorológica. Francia, Alemania o España –además de China– han visto escasez grave de lluvias.

No se ha establecido ningún camino creíble para cumplir el objetivo de 1,5ºC de calentamiento máximo

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

Sin embargo, a pesar de aprobar un pacto hace 12 meses que reconocía que “es preciso una acción acelerada durante esta década” y que “hace falta recortar las emisiones de CO2 un 45% en 2030”, los compromisos reforzados que han presentado algunos estados –no todos– apenas quitan un 1% de CO2 respecto a las anteriores versiones, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “No se ha establecido ningún camino creíble para cumplir el objetivo de 1,5ºC de calentamiento máximo”.

La Organización Internacional de la Energía prevé que las emisiones subirán un 1% este 2022 respecto a 2021 –que marcó el récord histórico– y que solo empezarán a remitir en 2025. La Organización de Países Exportadores de Petróleo ha calculado que las emisiones para obtener energía van a continuar creciendo hasta 2030.

El responsable de cambio climático en Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, afea que “los países no hayan respondido al llamamiento que se hizo en Glasgow para hacer una mejora significativa” . El presidente de aquella cumbre, el británico Alok Sharma, repetía que su objetivo era “mantener el 1,5ºC vivo”.

Pero “el incremento de los compromisos no ha sucedido. Esperamos que esta cumbre haga una reflexión para indicar que nos están condenando a un calentamiento muy superior a los 2,5ºC”, añade Andaluz.

La mayoría de los incendios ocurrieron en lugares donde el clima alterado ha aumentado la inflamabilidad de la vegetación, como en el sureste de Europa

Y el calentamiento se ha dejado notar con fuerza. “La ola de calor de agosto se ha combinado con unas condiciones secas prolongadas que han acabado en un incremento de la actividad e intensidad de los incendios forestales en Europa”, informa el sistema de observación por satélite Copernicus de la Unión Europea. Los incendios en UE y Gran Bretaña hasta septiembre quemaron 750.000 ha, casi el triple del promedio de la década. Fueron 508.000 solo en el verano, cuyos fuegos emitieron 6,4 megatoneladas de CO2, la cifra más alta desde 2007.

“La mayoría de los incendios ocurrieron en lugares donde el clima alterado ha aumentado la inflamabilidad de la vegetación como en el sureste de Europa”, reflexionan en Copernicus. España ha sido la más castigada este 2022.

Mientras, la Amazonia ha padecido en agosto y septiembre pasado la peor temporada de fuegos de la década.

El encargado de la campaña sobre cambio climático de Greenpeace, Pedro Zorilla, coincide en que “por supuesto que habría que avanzar en la ambición para aumentar los compromisos de reducción de emisiones y parar desde ya toda la financiación de nuevas infraestructuras fósiles porque, con las existentes, ya sobrepasaríamos las emisiones para contener el calentamiento en 1,5ºC”.

Aunque choque, la primera vez que un borrador de acuerdo de una cumbre climática pidió acabar con las subvenciones públicas a combustibles fósiles fue en 2021. No salió adelante como tal y fue muy matizada con un plante a última hora de India.

“Un punto clave sería que se vinculara todos los mecanismos de revisión de planes climáticos a la realidad científica de que es necesario reducir las emisiones a la mitad en 2030”, aporta Javier Andaluz. “Esta COP es algo más transitoria porque no se espera que se cierren nuevos documentos”, remata el ecologista.

Una conferencia sobre el dinero

La Cumbre de Egipto va a estar bastante centrada en el dinero. En los fondos para que los países empobrecidos –que son los menos responsables del cambio climático (apenas han emitido CO2 en comparación), pero las principales víctimas– puedan renunciar a los combustibles fósiles sin quedarse depauperados y adaptarse a los golpes de la crisis climática. “Salvarse de la carnicería climática”, lo llamó el pasado jueves el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

¿Quién lo paga? El Acuerdo de París prevé que la financiación la aporten los estados que se han hecho ricos a base de utilizar carbón, petróleo y gas y a costa de generar el cambio climático: Gran Bretaña, EEUU, la Unión Europea, los productores de crudo....

“Hace falta un gran acelerón”, ha pedido la ONU. Los países desarrollados se quedaron, al menos, 17.000 millones de dólares cortos para cumplir con su compromiso de aportar 100.000 millones al año a ese fondo a partir de 2020.

“El objetivo clave es la justicia climática”, subraya Zorilla, de Greenpeace. “Es una cumbre marcada por la necesidad de financiación para países del sur global y los fondos que compensen las pérdidas y daños que la crisis ya les ha causado”, coincide Andaluz. “Los países [ricos] tienen que ver cómo cumplen su promesa de Glasgow de duplicar los fondos”.  

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