El punto débil de Europa ante Rusia que está muy lejos de Ucrania: miles de kilómetros de cables submarinos

La atención internacional está centrada en la frontera entre Rusia y Ucrania. Las tropas rusas se han desplegado en Donetsk y Lugansk, los territorios que las milicias apoyadas por Moscú sublevaron al control de Kiev, cumpliendo así los pronósticos de EEUU y la OTAN sobre una “invasión inminente” del país. La Alianza Atlántica lleva semanas reforzando su presencia en el este de Europa ante esta escalada de tensión, aunque en caso de conflicto no solo el frente oriental del continente quedaría en peligro. Uno de los puntos débiles de Europa está a muchos kilómetros de Ucrania, sumergido bajo las aguas de Atlántico.

Los cables submarinos de telecomunicaciones son claves en la infraestructura de Internet, ya que por ellos circula el 98% del tráfico global de datos. La mayor autopista de información del mundo la forman el gran número de cables que unen EEUU con Europa, una conexión vital para el viejo continente por su dependencia tecnológica de las multinacionales digitales estadounidenses. Son miles de kilómetros de infraestructura crítica depositados en el fondo del océano, en los que un corte podría paralizar las actividades de decenas de miles de empresas y millones de ciudadanos. Algo que Rusia no ha pasado por alto.

Uno de los avisos que Rusia ha mandado a Europa en medio de la crisis de Ucrania ha girado en torno a los cables. Un grupo de navíos y submarinos han llevado a cabo en febrero prácticas militares cerca de Irlanda, tan cerca que se estaban desarrollando justo al límite de sus aguas de explotación económica exclusiva. El Gobierno irlandés exigió al embajador ruso en el país que alejara sus fuerzas militares de este área, quien atendió la petición. Los barcos y submarinos rusos trasladaron sus maniobras. ¿El truco? Tanto la primera zona como la segunda estaban sobre los cables submarinos que conectan Europa con EEUU.

La intención no es cortar los cables, sino enviar un mensaje de que pueden cortarlos cuando quieran

“La intención no es cortar los cables, sino enviar un mensaje de que pueden cortarlos cuando quieran. La audiencia de ese mensaje es la OTAN, no Irlanda”, explicaron entonces fuentes militares irlandesas al Irish Times: “El anuncio del embajador ruso no ha cambiado eso”. No es la primera vez que se detecta un acercamiento ruso a los cables de la zona irlandesa. Según el Sunday Times, en 2020 agentes del GRU (la agencia de inteligencia rusa) fueron detectados investigando el puerto de Dublín. Su objetivo era descubrir los puntos de anclaje de los cables, informó el citado medio citando fuentes de inteligencia de Irlanda.

¿Por qué Irlanda? El país es un eje fundamental de esa red de comunicaciones digitales del continente, puesto que concentra las sedes en Europa de un gran número de multinacionales tecnológicas estadounidenses, debido a su política tributaria beneficiosa para estas compañías.

Cada país se encarga de protegerlos en sus aguas

Un corte o sabotaje en un cable submarino puede afectar de forma masiva a todo el continente, pero su protección corre por cuenta de cada país. La península ibérica es precisamente uno de los puntos de entrada de los cables en auge por la saturación de las rutas tradicionales, que pasan por las islas británicas y el norte de Francia. En España los cables se consideran una infraestructura crítica, lo que implica que su protección se comparte entre la empresa propietaria y las fuerzas de seguridad.

“Para España, país de condición marítima, es esencial mantener la seguridad en los espacios marítimos, así como asegurar el funcionamiento de las infraestructuras críticas situadas en el litoral y en el mar, como los puertos y tuberías submarinas y, especialmente, los cables submarinos, por los que circula la práctica totalidad del tráfico de datos”, refleja la Estrategia de Seguridad Nacional. “De su buen uso y estado depende, en gran medida, la economía”, destaca el texto, modernizado en 2021.

Vigilar la seguridad del cable es más sencillo en las áreas de soberanía nacional (mar territorial, zona económica exclusiva y plataforma continental). “Los cables submarinos se protegen de sabotajes físicos y lógicos desde la propia estación de amarre hasta su entrada al mar, tanto los ductos como el propio cable, que va blindado evitando cortes. A partir de las 200 millas náuticas ya suelen ser aguas internacionales y solo podemos verificar cortes o intentos de corte”, explican a elDiario.es fuentes del sector.

A partir de las 200 millas náuticas ya suelen ser aguas internacionales y solo podemos verificar cortes o intentos de corte

Pero ¿qué ocurre con los miles de kilómetros de cable que discurren fuera de las áreas de protección nacionales? Las mismas fuentes detallan que ningún navío puede parar encima de los cables, que están registrados en las cartas marítimas. No obstante, esto solo puede detectarse si el barco o submarino lleva las balizas activadas, lo que sería difícil que ocurriera si su objetivo es atacarlo. El cable, por sí mismo, no detecta si algo se acerca a él.

Este medio ha contactado con el Departamento de Seguridad Nacional, que ha preferido no posicionarse de manera oficial respecto a este tema. Telefónica y Equinix, que gestionan algunos de los cables submarinos que conectan la península ibérica, tampoco han querido dar su versión en esta información. Desde Google, que en 2021 completó la construcción de un cable que une Sopelana (Vizcaya) con el estado de Nueva York, también evitan posicionarse respecto a la posibilidad de un ataque contra los cables en aguas internacionales. No obstante, sí aseguran que sus cables están protegidos ante la posibilidad que alguien intente interceptar la información que transcurre por ellos.

“Nosotros tratamos nuestra red submarina exactamente igual que nuestra red terrestre, es decir, que no la consideramos fiable. Por lo tanto, los datos que viajan entre el límite físico de un centro de datos de Google y otro están encriptados. Cuando los datos salen de un límite físico, a un lado del océano, y antes de ir a otro, están cifrados”, exponen en declaraciones a este medio fuentes de la multinacional.

El Internet ruso, aislado

La situación del Internet ruso es diametralmente opuesta a la del europeo. Rusia independizó su red del resto del mundo, un proceso que se consolidó en 2019 con la Ley de Soberanía de Internet promulgada por Vladimir Putin. Su objetivo es hacerla tan impermeable al exterior como la de China o la de Corea del Norte. La consecuencia más directa de esta situación es que Rusia podría lanzar un ataque contra la infraestructura global de Internet, como los cables submarinos, pero sin verse afectada por las consecuencias, como explicó Marta Peirano en elDiario.es.

La ley también tiene un propósito interno, puesto que a largo plazo podría permitir a Moscú crear un Internet paralelo sin que sus ciudadanos se den cuenta. “Ahora el Gobierno podrá censurar el contenido de manera directa o convertir el Internet ruso en un circuito cerrado sin informar a la ciudadanía de lo que está haciendo ni por qué”, avisó la directora para Europa y Asia Central de Human Rights Watch, Rachel Denber.