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Vox veta una obra teatral de Virginia Woolf sobre homosexualidad en un ayuntamiento madrileño

Una escena de 'Orlando' de Virginia Woolf representada por la compañía Teatro Defondo.

Pablo Caruana Húder

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A comienzos de junio de este año la compañía madrileña Teatro Defondo cerró presupuesto y fechas en el próximo mes de noviembre con el Gobierno en funciones (PP y Ciudadanos) del Ayuntamiento de Valdemorillo (Madrid) para representar allí su obra más exitosa, una versión teatral de Orlando: una biografía, la novela escrita por Virginia Woolf en 1928. La obra, que indaga en tabúes victorianos como la homosexualidad y la sexualidad femenina, supuso el gran éxito de la escritora de Bloomsbury y hoy es considerada como una de sus obras maestras. Esta semana, el nuevo Gobierno del Ayuntamiento, formado por el PP y Vox, ha comunicado a la compañía que “por decisión del equipo de gobierno” no programará la obra.

Tras esta decisión, el director de la compañía ha publicado un comunicado en el que valora que después de haber mantenido una conversación telefónica con el Ayuntamiento, entendió que se trataba “de un caso de veto ideológico por parte de la concejala entrante”, en referencia a la nueva responsable del área de Cultura, Victoria Amparo Gil Movellán (Vox). Y que lo ha hecho, “pasando por encima del acuerdo ya establecido por el equipo saliente, debido a que el protagonista de la función pasa de ser un hombre a ser una mujer, y denuncia las diferencias que esto significa”. La compañía afirma que no desea recuperar esa fecha sino “denunciar que se haya vetado una obra de la literatura universal y a una autora reconocida mundialmente. Ni esta ni ninguna pieza artística debe ser objeto de censura política”, añade.

La obra cuenta en su haber con más de cien representaciones en diferentes localidades, está subvencionada por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, fue finalista en los Premios Max y recibió el primer Premio en el XXI Certamen Nacional para Directoras de Escena de Torrejón de Ardoz. El consistorio la había programado dentro del Festival 7 Villas el 25 de noviembre. De la misma compañía, había contratado también la representación de Teatropedia el 27 de noviembre, que sí sigue adelante; una obra que estuvo en el Teatro Bellas Artes de Madrid y que recorre la historia del teatro para un público juvenil y familiar.

Valdemorillo es una localidad de la sierra madrileña, cercana a El Escorial, de más de 13.000 habitantes, formada por un municipio y un gran número de urbanizaciones colindantes. Es uno de los más de 140 municipios en los que Vox ha llegado a acuerdos de gobierno con el PP, consiguiendo, como es el caso, la Concejalía de Cultura. El alcalde, Santiago Villena (PP), ha revalidado su cargo. Su partido ha pasado de cuatro a seis concejales, pero en esta ocasión ha tenido que pactar con Vox tras la desaparición de Ciudadanos. Vox ha subido de dos a tres concejales. Además de Cultura, la formación de ultraderecha cuenta con otras dos concejalías: Urbanizaciones, Urbanismo y Movilidad (Jorge Manuel Mirat, además segundo teniente alcalde) y Servicios Sociales, Familia y Natalidad (Marco Sierra).

Presupuesto, oportunidad y conveniencia

La compañía teatral explica que la Casa de la Cultura cerró con un “está todo correcto” por correo electrónico las fechas y el presupuesto después de que la anterior concejala solicitase grabaciones de las dos obras contratadas. No obstante, Jorge Manuel Mirat, líder de Vox en el municipio y portavoz del partido en el consistorio, indica a elDiario.es que “no había nada contratado” ya que faltaba “la aprobación de Intervención”. “Se está ajustando el presupuesto. Estamos revisando todo. No entiendo la denuncia de la compañía. Los técnicos hacen propuestas de obras a programar y luego se decide según el presupuesto, la oportunidad y la conveniencia”, explica.

Este representante del Gobierno municipal ha indicado que la Concejala de Cultura “ha dicho que no a otras actividades” y arremete contra la compañía, a la que acusa de estar “presionando con esta excusa” y “tener su propia ideología”. “Si ataca a Vox de esa manera, será que son ellos los que tienen prejuicios ideológicos”, opina.

Este periódico ha intentado hablar con la concejala de Cultura, pero no ha sido posible. Enrique Plató, concejal en la oposición y portavoz del PSOE, confirma la dificultad de interlocución con la concejala: “No me dan su teléfono, las veces que he querido hablar con ella he tenido que ir a buscarla”, afirma. No es el único conflicto abierto entre los grupos municipales. El Ayuntamiento ha prohibido exhibir la bandera LGTBI en los edificios municipales, por lo que se ha convocado una manifestación en frente del Ayuntamiento a las doce del mediodía este miércoles 28 de junio, Día del Orgullo Gay.

Plató considera que las decisiones políticas del área de Cultura son más bien responsabilidad de Mirat y no tanto de la concejala: “Ella no afronta ni se responsabiliza de las decisiones que se están tomando, ni de la cancelación de la obra ni de la retirada de la bandera”, señala.

Coincidiendo con la valoración de la compañía teatral, Plató cree que “es más que evidente que no es una cuestión económica” y que le consta que “una de las órdenes que se han dado al entrar Vox en la Concejalía de Cultura ha sido revisar todas las actividades que se iban a realizar en la Casa de la Cultura previo a su contratación”. “Estoy completamente convencido de que las razones para echar atrás la obra son ideológicas. No es fortuito que se hayan cargado esta obra. Orlando estaba programada el 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Tememos que con ellos dentro del Ayuntamiento se carguen todos los actos ese día. Este ha sido el primero”.

A su vez, Gema González, concejala en la oposición de Vecinos de Valdemorillo, y que fue alcaldesa desde el 2015 a 2019, también afirma no conocer a la concejala de Cultura, de profesión arqueóloga, y que nunca estuvo cercana a la política municipal. González también pone en duda la motivación económica para la cancelación de Orlando: “Dudo mucho que las razones sean presupuestarias. Ya la anterior legislatura brilló por su ausencia la transparencia y esta parece que va a ser mucho peor. Además, hay bastante dinero en el Ayuntamiento y el portavoz de Vox, se pasó la legislatura pasada criticando desde la oposición la programación de la Casa de Cultura. Incluso criticó los cursos y talleres que hay en el colegio y que son impartidos desde la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, diciendo que se está adoctrinando a los niños. Ahora que está en el Gobierno no me extraña esta línea de actuación”, explica esta política independiente que define a su partido como un colectivo vecinal e independiente que defiende una política local donde entran diversos espectros ideológicos.

Durante su alcaldía, González fue la responsable de poner por primera vez en los edificios municipales la bandera LGTBI: “Es todo un retroceso, intentaremos hacernos oír en el Ayuntamiento con estos dos temas, pero va a ser imposible. Van a aplicar su mayoría absoluta de manera aplastante”, indica.

Una obra sobre la libertad

La obra se inscribe en un proyecto mayor, el Festival 7 Villas, un certamen donde se mostrará esta obra junto con otras dos de la misma compañía en siete localidades de Madrid por debajo de los 30.000 habitantes, incluidos municipios con menos de cinco mil como Navacerrada o Torrelaguna. “Se trata de un proyecto que intenta llevar un teatro de calidad a localidades donde no suele llegar”, explica a este periódico Pablo Huetos, miembro de Teatro Defondo.

El festival está a la espera de la resolución de las subvenciones de la Comunidad de Madrid, el Instituto de las Mujeres y el Ministerio de Cultura. Pero ya tienen cerradas las funciones en estas localidades. 9.000 euros por nueve funciones de un proyecto estimado en 40.000 euros. “Esta es la historia del teatro, hemos adelantado todo el trabajo con la esperanza que lleguen esas ayudas. Si no, lo haremos igual”, explica Huetos. “Además, los cachés los hemos rebajado para poder hacer el proyecto viable”, dice. Huetos ha cerrado un presupuesto de 1.000 euros por la función de Orlando cuando en otras localidades municipales de la comunidad el caché que han estado cobrando es de 2.500.

“Veremos si ahora podemos seguir haciendo la otra obra que todavía tenemos contratada en Valdemorillo. Quizá después del comunicado nos quedemos también sin ella. Pero no tememos a las consecuencias, nos parece suficientemente importante, relevante y grave. No podemos aceptar estas maneras ni desde el teatro ni desde la sociedad”, explica Huetos. “El Ayuntamiento esgrime que la obra trata sobre la transexualidad, que estaría bien que lo hiciese, pero la obra de Woolf va a mucho más allá, intenta mostrar cómo el ser humano es incompleto solo como hombre o como mujer y habla de la libertad de poder transitar por todo y tener una vida plena. Que esta concejala reduzca la obra de Woolf a un cambio de género es tratar a sus conciudadanos de cortos mentales”, concluye Huetos, actor y director de esta compañía con más de 20 años a sus espaldas y más de una veintena de montajes.

La Asociación de Empresas Productoras de las Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid (Artemad) está preparando un comunicado y escribiendo una carta de queja al Ayuntamiento de Valdemorillo. Su presidente, el director de teatro Emilio del Valle, tiene claro que “esto no ha hecho más que empezar”. “Va a empezar a pasar de manera sistemática en las concejalías en manos de la ultraderecha. Sus razones presupuestarias sabemos que son mentira”, explica. “Desde Artemad ya estamos viendo también en qué medida podemos tomar acciones legales a través de la FAETEDA (Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza) si su gabinete jurídico decide que procede. Sabemos que su justificación va a ser siempre presupuestaria, van a intentar por todos los medios desviar la atención con excusas económicas de lo que realmente es pura censura. Este es el primer eslabón de una cadena muy larga en que estas concejalías de extrema derecha van a ejercer censura pasando por encima de los técnicos de programación. Y tenemos que empezar a situarnos frente a ellos”, concluye.

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