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Enfermedades reumáticas en niños: cómo identificarlas

Dolor de muñeca

Mercè Palau

Uno de cada mil niños en España sufre alguna enfermedad reumática, según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER). Una cifra que puede llegar a sorprendernos ya que estamos frente a un tipo de enfermedad que se ha relacionado tradicionalmente con las personas mayores. Sin embargo, como demuestran las cifras, las enfermedades reumáticas también afectan a los niños, algunas dolencias se inician en la juventud o la niñez y, en ocasiones, pueden llegar a ser muy discapacitantes.

Enfermedades reumáticas en la infancia más frecuentes

Las enfermedades reumáticas pediátricas son afecciones inflamatorias crónicas, poco frecuentes, del sistema musculoesquelético que suelen provocar dolor, rigidez e hinchazón. Por tanto, pueden llegar a tener un impacto significativo en el bienestar físico y emocional del niño. 

De todas las enfermedades reumáticas en niños, la más frecuente es la artritis idiopática juvenil (AIJ), que engloba varias dolencias y que se caracteriza por la inflamación persistente de las articulaciones. Suele provocar signos como dolor e inflamación, lo que puede dificultar el movimiento y el juego. Como el nombre indica, no se conoce la causa de esta enfermedad que suele aparecer antes de los 16 años. En concreto, se calcula que afecta a entre una y dos personas cada 1.000 niños. Al ser crónica, el tratamiento no proporciona una cura sino que persigue mejorar los síntomas. 

A la AIJ le siguen otras enfermedades reumáticas como el lupus eritematoso sistémico, las vasculitis y los síndromes autoinflamatorios, explica la Doctora Almudena Román, responsable de la Consulta de Reumatología Pediátrica del Hospital Universitario General de Villalba. Todas ellas pueden provocar variedad de síntomas que van desde dolor a las articulaciones, hasta debilidad muscular e incluso erupciones cutáneas.

Se calcula que, de acuerdo con los pocos estudios sobre enfermedades reumáticas en niños y jóvenes en España, la incidencia es de casi siete casos y una prevalencia de cerca de 40 casos por cada 10.000 menores de 16 años. 

Dolor, rigidez o hinchazón: así asoman las enfermedades reumáticas pediátricas

El diagnóstico precoz y un estudio personalizado son claves a la hora de abordar cualquier enfermedad reumatológica en los niños. Cada uno de ellos plantea retos distintos en cuanto a síntomas, diagnóstico, tratamiento y pronóstico debido a que están en constante crecimiento. 

Para llegar al diagnóstico es clave reconocer los síntomas. Si bien no es fácil hacerlo, existen algunos signos continuos que dan pistas y que pueden servir de alerta para sospechar que puede haber algún problema, como dolor, inflamación que empeora con reposo, cojera, cansancio o incluso alteración del comportamiento y también aumento de calor en las articulaciones. También es importante prestar atención a síntomas como cierta rigidez en las extremidades o dificultad a la hora de realizar los movimientos.

Muchas veces, estos síntomas aparecen de forma lenta y aislada, lo que dificulta aún más el diagnóstico. Estas enfermedades que aparecen en la infancia van a continuar en la mayoría de los casos en la edad adulta.

Pasos de gigante en prevención, diagnóstico y tratamiento

A todas las dificultades descritas para dar cuanto antes con el diagnóstico debe sumarse otro reto más y es que los centros no siempre están preparados para abordar este tipo de patologías porque no cuentan con el especialista adecuado. Algo que el Hospital Universitario General de Villalba ha querido solucionar con “un especialista en Reumatología Pediátrica que desde hace nueve años garantiza una atención especializada desde la aparición de los primeros indicios”, concluye la experta.

En cuanto al tratamiento, si bien “en los últimos años ha habido una revolución terapéutica que ha modificado el pronóstico de los pacientes, aún queda mucho por avanzar en esta dirección”, admite la Doctora Román.

El objetivo del tratamiento es, sobre todo, reducir el dolor y la rigidez y ayudar a que los niños puedan llevar un estilo de vida lo más normal posible. Algo a lo que se intenta dar respuesta desde el área Reumatología Pediátrica del hospital, que se encarga del abordaje diagnóstico y terapéutico de un amplio número de enfermedades, desde trastornos del sistema musculoesquelético como la AIG, a enfermedades autoinmunes sistémicas como el lupus eritematoso sistémico, entre muchas otras.

El tratamiento farmacológico dependerá de factores como el peso o la edad, así como de la gravedad de la afección. Cumplir con lo que establece el médico es clave para mantener un buen estado de salud a corto y largo plazo. Como indica la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica (SERPE), seguirlo significa no solo tomar la medicación, sino acudir a las revisiones periódicas, seguir la fisioterapia indicada o realizar los controles analíticos de seguimiento. No hacerlo puede incrementar la posibilidad de un brote.

Cuando se trata a tiempo, la mayoría de los niños podrán llevar una vida normal en la que llevar unos hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio físico de forma regular, una alimentación equilibrada o mantener la adherencia al tratamiento serán fundamentales.

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