Razones para tomar unas gotas al día de aceite de hígado de bacalao a partir de los 70 años

Píldoras de aceite de hígado de bacalao

Jordi Sabaté

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El hígado de bacalao fue un must de la infancia de muchas personas que ahora cuentan con 70 años o más. Se lo administraban sus madres y abuelas en invierno, cuando consideraban que debían fortalecer su sistema inmunitario porque cogían demasiados resfriados.

Con los años, y con el perfeccionamiento de los diferentes suplementos, la mayor atención médica en la infancia y una alimentación más sana y completa, el aceite de hígado de bacalao fue quedando relegado y algunas de sus virtudes, puestas en duda.

También ayudó a ello su mal sabor, que apenas se conseguía tapar con esencias de naranja o menta y que era esencialmente un potente aroma de pescado rancio que repugnaba a muchos niños.

No obstante, sus virtudes se han conservado intactas todos estos años y la obtención del producto se ha perfeccionado, de manera que hoy en día se sigue vendiendo en forma de botellines o bien en cápsulas.

El aceite se consigue de los hígados de bacalao cocidos al vapor y posteriormente prensados para destilar el preciado líquido. En los suplementos de calidad, el aceite se refina una vez obtenido para separar metales pesados que el pescado hubiera podido acumular. Es algo en que debemos fijarnos en la etiqueta.

¿Qué tiene de bueno el aceite de hígado de bacalao?

Básicamente, la riqueza nutricional del aceite de hígado se centra en sus ácidos grasos omega y en su elevada cantidad de vitamina D y vitamina A preformada o retiniol.

En cuanto a los ácidos grasos que lo componen, por 100 gramos de producto:

  • Ácidos Grasos Saturado: 22.608 g
  • Ácidos Grasos Monoinsaturados: 46.711 g
  • Ácidos Grasos Poliinsaturados: 22.541 g

Es decir que es muy bajo en grasas saturadas, teniendo en cuenta que es un producto de origen animal. Entre las grasas monoinsaturadas destaca además el ácido oleico con 20, 6 gramos.

En cuando a las poliinsaturadas omega 3, destacan el ácido eicosapentaenoico (EPA) con 6.9 g; el ácido docosapentaenoico (DPA) con 0.935 g y el ácido docosahexaenoico (DHA) con 10.968 g.

EPA y DHA son los ácidos grasos omega 3 más importantes para nuestro metabolismo, por su acción antiinflamatoria y de prevención del envejecimiento celular así como por su relación en el control del colesterol.

En cuanto a ácidos omega 6, destaca el ácido octadecadienoico, mejor conocido como linoleico, que cuenta con 0.935 g. Es decir que hay una excelente relación entre ácidos grasos omega 3 y 6.

Respecto a la vitamina A o retinol, fundamental según la Red Nacional de Centros de Salud de Estados Unidos para el buen funcionamiento de la vista, así como para el sistema inmunitario, los pulmones y el corazón, la cantidad en el aceite de hígado de bacalao es tan elevada como 30000 µg por cada 100 gramos.

A este respecto hay que recordar que la dosis diaria necesaria para un adulto es de 700 µg diarios en mujeres y 900 µg diarios en hombres, por lo que con apenas unos gramos tendremos las necesidades cubiertas.

Y finalmente, respecto a la vitamina D, el aceite de hígado de bacalao, con respecto a 100 gramos de producto aporta 10.000 unidades internacionales (UI) o, lo que es lo mismo, 250 µg, cuando la dosis máxima necesaria a partir de los 70 años son 20 µg, esto es unas 800 UI. Por lo tanto, con cuatro gramos tenemos la mitad de la necesidad diaria cubierta.

Según la Red Nacional de Centros de Salud de Estados Unidos, la vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, una de las principales sustancias necesarias para tener huesos fuertes.

También señala que “junto con el calcio, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a fracturas. Además, al cuerpo le hace falta la vitamina D para otras funciones”.

Y finalmente añade: “Los músculos la necesitan para el movimiento y los nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo. La vitamina D es indispensable para que el sistema inmunitario pueda combatir las bacterias y los virus que lo atacan”.

Para mayores de 70

Las personas mayores de 70 años suelen salir menos de casa y exponerse menos al sol, pues con la edad la capacidad de nuestra piel de resistir la agresión solar es menor, por lo que fabricamos menos vitamina D de forma natural, y por lo tanto la precisamos de los alimentos.

Por otro lado, la osteoporosis, sobre todo en mujeres menopáusicas, es más frecuente a estas edades, con lo que un buen aporte de vitamina D es una buena ayuda.

Por otro lado, la vista tiende a empeorar, así como aparecen las enfermedades respiratorias o coronarias, por lo que es conveniente tener niveles altos de vitamina A. Aunque, en realidad, es muy raro el déficit de esta vitamina, la cada vez peor alimentación hace que no sea imposible.

Y finalmente, siempre está bien tener una ración extra de ácidos grasos omega 3 por su acción antiinflamatoria y antienvejecimiento celular, y el aceite de hígado de bacalao los aporta.

No obstante, conviene señalar que estos aportes siempre es mejor que sean prescritos por un o una médica o nutricionista, y que la ingesta diaria se limite a unas pocas gotas, siempre como complemento, ya que su abuso continuado puede llevarnos a una hipervitaminosis.

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