Pasó hace unos meses, lo escuché en estos días en un podcast de la revista The New Yorker que me encanta. En un episodio de junio entrevistaron a Brian Eno para hablar de un libro que sacó este año (se llama What Art Does y, por lo que estuve chusmeando, es hermoso) y que salió en paralelo con un par de discos (se llaman Luminal y Lateral y, también, una belleza).
A lo largo de la charla con la periodista que le hace la nota, Eno, que es un genio, el pionero del ambient, el mito del glam rock y de las ideas más sofisticadas alrededor del sonido en un sentido amplio, intenta ir una y otra vez alrededor del hilo que une sus producciones más recientes. Él dice, de distintas maneras, con calma y palabras divinas, que el arte –aunque, claro, siempre tiene en la mira principalmente a la música– es un camino posible para despertar emociones. Sin embargo, sigue Eno, muchas de esas emociones, que nos resultan familiares, evidentes o muy vívidas, no tienen una palabra nítida que las contenga en nuestro idioma.
Eno, por supuesto, lo piensa en inglés, aunque vale para todos. En un texto que circuló por la salida de su último material, el artista siguió en esta línea: “Hay muchas palabras hermosas para esos sentimientos en otros idiomas y culturas, palabras que no existen en inglés. Al nombrar un sentimiento hacemos que sea más probable sentirlo, más tangible. El arte es capaz de desencadenar sentimientos, o mezclas de sentimientos, que nunca antes habíamos experimentado del todo. De esta forma, una obra de arte puede convertirse en la 'madre' de un tipo de emoción, y en un lugar al que podemos acudir para encontrarla y revivirla”.
En la conversación con The New Yorker, el músico cuenta que pensando en esto trabajó en sus discos con términos que provienen de idiomas que no son el suyo, pero que intentan nombrar sensaciones que le interesan. Con la periodista se refieren a dos que, en este terreno siempre endeble y provisorio, le despertaron curiosidad. Uno es ya’aburnee, que proviene del árabe y se refiere al deseo de no querer vivir en el mundo sin la persona amada (la traducción más directa sería “entiérrame”; la intención: irse antes, evitarse la falta, o, en palabras de Luis Alberto Spinetta que lo plasmó en una canción preciosa, “no vería la razón/de seguir viviendo sin tu amor”). El otro es onsra y, otra vez en este camino pantanoso e impreciso, viene del boro, que es una lengua que se habla en la India y parte de Nepal. Parece que intenta delinear una sensación agridulce: la certeza de un amor que se sabe intenso y, al mismo tiempo, que nace con una fecha de caducidad impresa.
Hacia el final, sin embargo, Eno hace referencia al término que, asegura, es su preferido y también el que más lo inquieta. Es la palabra en alemán Torschlusspanik, compuesta por tres fragmentos que van dándole forma a una sensación aterradora: puerta (Tor), Schluss (fin, conclusión), Panik (miedo).
“Es ese sentimiento que aparece cuando te proponés hacer una determinada cosa y sentís que una puerta se va cerrando y entonces te das cuenta de que nunca vas a llegar a tiempo para hacer eso de verdad alguna vez”, describe.
Esa imagen, sin sonido, sin traducción, sin pausa, no me deja dormir desde hace unos días. La dejo por acá, a ver si puedo exorcizarla.
Arranca una nueva edición de Mil lianas.
1. Filba 2025. “Este festival propone un viaje por lo insondable que hay en uno, por ‘lo otro’ que se manifiesta en el mundo conocido y, también, por el vértigo que nos revela que esos –ángeles o demonios– que aparecen de manera sorpresiva en nuestro interior, somos y no somos nosotros. Pero sobre todo es un recorrido imaginado para que los lectores digan si la vida es o no es literatura, y si ellos son ellos o son otros”, proponen en una suerte de manifiesto los organizadores. Con el término “alter” como guía, un centenar de escritores locales e internacionales y una gran cantidad de actividades gratuitas, por estas horas arrancó en Buenos Aires una nueva edición del Festival Internacional de Literatura –más conocido por todos como Filba– que se extenderá por cuatro días hasta el domingo 28.
Por acá pueden leer un poco más sobre la programación y los autores invitados esta vez. La propuesta es enorme y muy diversa: hay actividades para quienes prefieren el día, otras, entre lecturas, cine y fiesta, que transcurren de noche.
Por mi parte, me anoté la charla entre la escritora Gabriela Cabezón Cámara y la filósofa Esther Díaz hoy mismo (más información, por acá, prometen hablar del tiempo, de los cuerpos, de las mujeres y sobre el desafío de empatizar con otros en un mundo un poco hostil), con moderación de la periodista Soledad Vallejos. Y también el panel Donde todo empieza, del que participan Lina Meruane, Juan Cárdenas y Dani Zelko con la conducción de Hinde Pomeraniec este sábado. En este enlace encuentran las coordenadas.
Además, el domingo me toca moderar una charla que me tiene muy entusiasmada (por acá, coordenadas y más detalles). Se llama Contar una vida y participan Ricardo Strafacce, Santiago Craig (hablamos con él por acá cuando salió su gran novela Vida en Marta) y la escritora y actriz canadiense Gabrielle Boulianne-Tremblay. Aprovecho para contarles que el sello Metalúcida acaba de editar su novela Hija de sí misma (La fille d'elle-même), una demoledora y muy poética autoficción que recorre su vida en un pequeño pueblo como mujer trans desde su infancia hasta la adultez, una trayectoria alrededor de cómo fue que de alguna manera terminó pariéndose a sí misma. Como señalan distintos medios, el libro es “la primera novela de autoficción francófona escrita por una mujer trans en Quebec” y, por la potencia del relato, se convirtió en un fenómeno editorial en Canadá.
Con actividades gratuitas y numerosos invitados nacionales e internacionales, comenzó el Filba 2025. Más detalles sobre esta edición, en este enlace.
2. La imagen santa, de Pablo Montllau. Rodeada de árboles, con un vestido azul, un ramo en las manos, una corona de flores en la cabeza y la mirada hacia arriba. Angelical, eterna, así se la ve a la cantante tropical Gilda, en una foto que, con el paso de los años y después de su trágica muerte, se convirtió en un emblema. Aquella imagen que nació para ser la tapa del disco Corazón valiente (un trabajo consagratorio para la artista, que salió en 1995 con grandes canciones como Fuiste, una versión del clásico Paisaje y Un amor verdadero) se volvió tatuaje, estampita, bandera, mural. El cineasta Pablo Montllau decidió ir detrás de aquel momento y de Silvio Fabrykant, el fotógrafo que inmortalizó aquel gesto, para contar la historia detrás de la foto y el vínculo con su creador en el documental La imagen santa.
La película, que se estrenó en el Festival Internacional de Mar del Plata, tendrá el próximo 3 de octubre una función en el cine Gaumont de Buenos Aires, de la que participarán el realizador, el propio Fabrykant y algunos invitados especiales. Una oportunidad única para conocer detalles de esta historia y aproximarse, de paso, a uno de los retratistas más importantes de la segunda parte del siglo XX en Argentina.
Un asterisco, ya que estamos hablando de cine argentino: el próximo martes 30 de septiembre, desde las 16.30, productores, directores, técnicos convocan a una manifestación en la puerta del Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) para protestar contra el vaciamiento y el posible cierre del canal Cine AR TV y la plataforma CineAR Play.
Ya que estamos, como una manera de rendirle homenaje al cine argentino y para aprovechar que todavía sigue allí parte del material, en este enlace del sitio Línea Documental pueden encontrar una selección excelente de películas documentales que se pueden ver de manera gratuita en en formato hogareño a través de CineAR Play. Salvo Trelew y Tótem, el resto están todas disponibles.
3. El legado de Beatriz Sarlo. “Tarcus, yo no tengo un gran archivo, yo no soy papelera, no soy de juntar papeles. Yo no guardo”. Con esas palabras, entre la honestidad y ese sello de discreción que la caracterizaba, Beatriz Sarlo insistía ante Horacio Tarcus, director del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDinCi) en que no se hiciera muchas ilusiones con sus papeles personales. Tampoco con sus libros. La charla tuvo lugar en mayo de 2024, cuando en la sede principal de esa institución, ubicada en el centro porteño, se presentó el libro Punto de vista, de Sofía Mercader, sobre la historia de la célebre revista que Sarlo fundó en 1978 junto a Carlos Altamirano y Ricardo Piglia. Sarlo, presente en ese encuentro, prefirió quedarse sentada entre el público y hablar luego con algunos de los que se acercaron hasta el lugar. Meses después, la salud de la intelectual sufrió un deterioro, que la llevó a estar internada por un tiempo. Fue en esos días en los que, trabajando en los últimos detalles de No entender (Siglo XXI, 2025), el libro con sus memorias publicado póstumamente, la conversación sobre el futuro de su archivo y sobre su biblioteca volvió. Sin dudar, la autora de Una modernidad periférica señaló a sus amigos más cercanos: “Que vaya todo para el CeDinCi”.
A finales de 2024, luego de la muerte de la ensayista, la lectora incandescente de la escena cultural y política de la Argentina, esos mismos amigos, entre quienes se encuentran Adriana Amante, Adrián Gorelik, David Oubiña, Sylvia Saítta, Ada Solari, Eduardo Stupía y Hugo Vezzetti, se encargaron de cumplir su voluntad. Tanto aquel archivo que para Sarlo no era muy grande, como los más de cuatro mil libros que tenía en su oficina de la calle Talcahuano, empezaron a ser catalogados y luego enviados para que quedaran al resguardo de la institución que se dedica a la recuperación, preservación, conservación y difusión de diversas producciones políticas y culturales.
Hace unos días estuve en el CeDinCi para entrevistar a su director, ver de cerca buena parte del archivo de Sarlo y conocer sobre el proceso de cuidado del material. Pueden leer más en este enlace.
La nota “El legado de Beatriz Sarlo: cómo se conservan sus papeles personales y los cuatro mil libros de su biblioteca” se puede leer en este enlace.
Banda sonora. Les hablé de él por acá y por acá y ahora lo vuelvo a hacer, pero con mucha tristeza. Esta semana murió el querido Pablo Osan, un tipo entrañable, una de esas personas que siempre terminaba las charlas con una sonrisa y una pregunta estimulante: “¿por qué no hacemos algo?”. Melómano, amante del jazz y siempre atento a musicalizar los espacios que creó con delicadeza, entre sus actos de generosidad se dedicó también a compartir lo que escuchaba armando playlists para que las pudiéramos disfrutar todos. Como homenaje y agradecimiento, les dejo por acá, por acá y por acá algunas de ellas, que son deliciosas. Gracias para siempre, Pablo, te vamos a extrañar.
Algo más: por estas horas llega a los cines Una batalla tras otra, la nueva película de Paul Thomas Anderson. Para ir calentando motores, el crítico de cine Diego Batlle armó por acá una lista con buena parte de las canciones que suenan a lo largo del largometraje. Entre otros, aparecen Ella Fitzgerald, Kendrick Lamar, Tom Petty y una versión de Perfidia (¿se acuerdan que hablamos de esa canción por acá?) de Los Panchos. Aproveché la ocasión para traficar algunas de ellas para la banda sonora de Mil lianas. La encuentran por acá.
Bonus track. Algo para ir agendando si van a estar en Buenos Aires la semana que viene: el sábado 4 y domingo 5 de octubre, la Plaza del Lector de la Biblioteca Nacional vuelve a convertirse en la sede de la FLU, la siempre efervescente Fiesta del Libro Usado creada por el incansable librero y escritor Patricio Rago. Además de puestos de venta de libros seleccionados por las librerías del rubro más destacadas de la ciudad, habrá charlas, música en vivo y distintas actividades para promover el encuentro entre libreros, autores y lectores. Participarán, entre otros, Juan Mattio, Kike Ferrari, Karina Pedace, Fabián Casas, Natalia Litvinova y Betina González, quien dará el discurso de apertura. Pueden leer un poco más, en este enlace.
¡Hasta la próxima!
Mil lianas es un newsletter que se envía todos los viernes por correo electrónico. Para recibirlo, pueden suscribirse por acá.