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Una serie dolorosa, la pregunta imposible

Mark Ruffalo, en una escena de la serie Task.

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Pero mejor contame vos qué es de tu vida. Esas palabras, después de una confesión por un asunto que la angustiaba y algún que otro chisme, me mandó en un mensaje de Whatsapp una amiga a la que no veo hace mucho tiempo. Intenté responderle en medio de ese vértigo aparatoso que buena parte de las personas nos inventamos (¿de cuántas premuras chiquitas pero agobiantes están hechos nuestros días? ¿cuánto de todo eso –que de tan inasible y tan irrisorio ni siquiera podemos nombrar– de verdad es de nuestras vidas?, ¿y cuánto de nuestros fantasmas?). Lo que me salió, no pude evitarlo, fue un lugar común: una catarata deforme con mis propios pesares, algún que otro chisme también y el clásico a ver si nos encontramos pronto (¿de cuántas de esas promesas también están hechas nuestras horas?, ¿cuánto de todo eso, que de tan potencial ni siquiera terminamos de articular, es de nuestras vidas? ¿y cuánto de nuestros fantasmas?). 

Volví por estas horas a aquellas palabras, a formularlas en distintas versiones: qué es de tu vida (con énfasis en el qué, ese apuro por la definición de un terreno y al mismo tiempo un farol que encandila sobre lo que queda afuera: todo lo que no); qué es de tu vida (con acento en ese tu medio chillón, en lo supuestamente tuyo y nada más que tuyo, en lo que se desprende de eso otro que sería ajenidad: lo impropio); pero en serio, qué es de tu vida (como si fuera posible sintetizarla, habitarla con palabras que no sean precarias o fugitivas). Noté que la pregunta se quedó conmigo, como una sombra.

Empieza una nueva entrega de Mil lianas. Está plagada de personas, de escenas y personajes repletos de preguntas. Por acá.

1. Task. Lanzada este mes por HBO Max y creada por Brad Ingelsby (el mismo de la muy buena Mare of Easttown), esta miniserie de siete capítulos combina la tensión de los relatos criminales con las zonas intimistas y de observación de los dramas familiares. Task sigue los días de Tom Brandis (Mark Ruffalo), un hombre que después de haber sido sacerdote accede a un puesto menor, casi burocrático, en el FBI. Por distintos motivos que se irán revelando a medida que la serie avance, conoceremos algunos problemas que lo aquejan: un duelo, una crisis familiar, varios secretos que lo llevan por el camino del alcohol.

Mientras no dice mucho y hace del silencio una suerte de muralla, una serie de sucesos violentos cerca de donde vive –Task vuelve, como su predecesora, a la parte suburbana de Pensilvania y puntualmente de Filadelfia– hace que Brandis sea convocado a liderar un grupo de agentes bastante insólito que deberá investigar lo que está pasando.

En la otra vereda, hasta que la historia los haga cruzarse, habrá otro hombre arrasado, enigmático e insondable. Se llama Robbie (Tom Pelphrey) y trabaja como recolector de basura, una actividad que le permite observar las casas por las que se mueven algunas bandas de narcotraficantes para luego ir a robarles. También a cargo de una familia con conflictos, Robbie tiene una suerte de doble vida: de día es el hombre que quedó a cargo de cuidar a sus hijos pequeños, de noche se mete en el mundo del robo y de las bandas criminales hasta que en una ocasión las cosas se le van de las manos.

Más interesada en eso que les ocurre a los protagonistas que en una intriga particular (no hay misterio a resolver, se sabe quién hizo qué y en todo caso el relato se concentrará en los efectos más que en las acciones de estos dos hombres), Task es una serie discreta, por momentos oscurisima y muy dolorosa, narrada con paciencia y atención genuina a los personajes. Una historia que se aleja de los volantazos o las vueltas de tuerca estridentes de varias de las producciones actuales para exponer conflictos a escala humana.

La serie Task estrena cada domingo un capítulo en HBO Max. Más series y películas que llegan al streaming en septiembre, por acá.

2. Todas las exigencias del mundo, de Florencia Sichel. “Venimos de una tradición en la que la adultez se nos mostró de forma seria, prolija y ordenada. Es poco adulto el que pierde el tiempo, el que cambia de trabajo, el que tiene distintas parejas, el que no sabe qué quiere hacer de su vida”, apunta Florencia Sichel en la introducción de su flamante libro Todas las exigencias del mundo. Un ensayo sobre la adultez en el siglo XXI (Planeta, 2025). La autora, que es graduada de la carrera de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y que se dedica a la divulgación de distintos asuntos relacionados con los vínculos, la crianza, la maternidad, toma como referencia a esos hombres y mujeres de hierro para analizar cómo viven los adultos de hoy, esos que rápidamente son tildados como parte de la generación “de cristal”. Las y los que cargan sobre sus espaldas el peso de varios mandatos y probablemente una buena cantidad de interrogantes.

El ensayo "Todas las exigencias del mundo" salió por Editorial Planeta.

Con frescura, con diversas referencias filosóficas y literarias, sin perder de vista las coyunturas económicas inestables en países latinoamericanos como la Argentina, las inequidades y la precarización laboral generalizada, Sichel se propone pensar de qué están hechos esos lugares comunes, cómo se llegaron armar esos imaginarios plagados de imperativos, de mensajes machacones en las redes sociales que, al mismo tiempo que ofrecen buena cantidad de información o imágenes gratificantes, sofocan y producen malestar. Distribuido en cinco zonas que inevitablemente tienen sus contactos entre sí, el libro indaga con solvencia en los vaivenes de la adultez contemporánea haciendo pie en cuatro zonas: la felicidad, el trabajo, los cuidados y el amor.

Tuve la oportunidad de entrevistar a Florencia Sichel hace unos días para hablar de este libro. Pueden leer la nota por acá.

Florencia Sichel acaba de publicar el libro "Todas las exigencias del mundo. Un ensayo sobre la adultez en el siglo XXI".

Todas las exigencias del mundo, de Florencia Sichel, salió por Planeta. Más sobre el libro, en esta entrevista con la autora.

3. Apostillas. Dos comentarios cortos sobre el mundo del podcast. El primero: esta semana Vidas prestadas, el gran programa “sobre libros y mundos posibles” que conduce Hinde Pomeraniec (recordatorio: la entrevistamos acá hace un tiempito con la excusa de hablar de Todos queremos ser felices, su último libro) y tiene siempre entrevistas interesantes, llegó a su episodio 250. Se escucha por acá y también se puede ver acá. En esta ocasión, y un poco para celebrar la hazaña, el entrevistado es Pedro Mairal, a propósito de la salida de su nueva novela (segundo recordatorio: en este enlace encuentran algunos de los libros destacados del mes).

Segundo apunte: hace unas semanas hablé por acá de Silvia Prieto, de Martín Rejtman. Si tienen ganas de seguir explorando ese universo encantador, en este episodio del podcast La llamada fatal, el crítico de cine Diego Trerotola –uno de los mejores de este país– disecciona la película con maestría y un montón de ideas luminosas de la mano de Tomás Binder y Patricio Fontana.

Banda sonora. Con una seguidilla de fotos impactantes, Madonna anunció por estas horas en su cuenta de Instagram que el año que viene volverá al ruedo con un disco nuevo y dance, según anunciaron distintos medios especializados. Casi dos décadas después la artista volvió a firmar con la discográfica Warner, el sello con el que trabajó en sus comienzos.

“De ser una artista con dificultades en la ciudad de Nueva York a firmar un contrato discográfico para lanzar solo tres sencillos, parecía que mi mundo nunca volvería a ser el mismo, y de hecho, no podría haber sido más cierto”, dijo la cantante en un comunicado. “Desde el principio, Warner Records ha sido un verdadero aliado para mí. Estoy feliz de reunirme con ellos y miro hacia el futuro con ilusión, creando música, haciendo lo inesperado y, quizás, provocando algunas conversaciones necesarias”, agregó.

Aunque todavía no se conoció el título del álbum, será su primer trabajo con material nuevo después de siete años y la acompañará el DJ Stuart Price, quien produjo Confessions on a Dance Floor, de 2005. Para celebrar, y porque también esta semana se cumplen 25 años de la salida de Music, que es uno de mis preferidos, sumé varias canciones de Madonna a nuestra banda sonora. La encuentran por acá.

Bonus track. Si andan por Buenos Aires con ganas de ver teatro, atención con estas dos obras muy buenas que disfruté mucho. Me sorprendieron por su desparpajo y por la manera en que están contadas. La primera es Los bienes visibles, de Juan Pablo Gómez en el Centro Cultural San Martín (todos los detalles sobre horarios y funciones, por acá). En el centro –aunque en realidad, el planteo escenográfico hace que no haya justamente un centro y que los espectadores se sienten en el espacio mientras los actores van y vienen a su alrededor– hay dos hijos y un padre viejo que se va apagando. Los rodean distintos ruidos: las voces de los médicos, las opiniones ajenas, las canciones de la infancia, las demandas, las dudas propias. Una obra sobre envejecer, sobre lo que insiste en las familias y sobre el cuidado en un mundo que no soporta el silencio. 

La otra se llama Liquidación total, la escribió Eliana Murgia y se monta todas las semanas en un local de ropa vintage en el barrio de Palermo (más información sobre las funciones, por acá). La protagonizan la propia dramaturga y Fiorella Cominetti, quienes se destacan cada una en su rol. Un desencanto amoroso hace que una mujer joven se proponga liquidar buena parte de sus recuerdos. Los empieza a evocar ella, pero también su doble. En ese juego de espejos –por momentos desopilante– el lugar elegido no puede ser más propicio, entre prendas de otra época, objetos que parecen parte de una escenografía y un recorrido por la memoria en el que, como en cualquier vida, confluyen lo que parece verdad, lo que pasó a medias, lo que que se exagera, lo que tal vez no ocurrió nunca y, por supuesto, lo que se sueña.

Posdata. Gracias especiales a Cristina, Alejandro, Carlos, Mati y T. por sus mensajes de estos días. Saben que me encanta la correspondencia en todas sus formas y que siempre me encuentran por acá. Esta semana el mundo se conmovió por la noticia de la muerte de Robert Redford, una de las máximas estrellas del cine mundial. Carismático, guapo, sobrio para actuar, participó de películas maravillosas. Entre mis preferidas está The Way We Were, que el actor protagonizó con Barbra Streisand y dirigió Sydney Pollack. Por la ambigüedad que tiene de por sí el título en su idioma original (el amor como manera, como camino, pero sobre todo como evocación; una forma que no puede otra cosa que conjugarse en pasado) en español se presentó como Tal como éramos o Nuestros años felices. Arranqué esta entrega hablando de preguntas, se me ocurrió que una buena manera de cerrarla era con una escena de la película que me conmueve muchísimo. Es bastante triste porque, después de varios enredos a lo largo de los años y de haber pasado la noche juntos, los protagonistas están por distanciarse. Entre todo lo que quisieran decirse y no les sale, lo único que pueden hacer es preguntarle al otro cosas absurdas y responder del mismo modo.

¡Hasta la próxima!

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