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Sobre este blog

Una liana es una cuerda repentina que aparece ante nuestros ojos en medio de la adversidad y que, como Tarzán entre los árboles, agarramos para movernos de un lugar a otro, para sortear obstáculos, para sentir la seguridad de algo firme que raspa las manos y a la vez sirve de apoyo. En este espacio mi intención es rescatar algunas lianas del universo cultural y del mundo del entretenimiento –dos avenidas anchísimas–, algunas cosas para aferrarnos fuerte en medio de nuestras selvas personales.

Que florezcan, entonces, mil.

Autora: Agustina Larrea

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La vuelta de 'Imprenteros', un equilibrio inventado

Agustina Larrea

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Una liana es una cuerda repentina que aparece ante nuestros ojos en medio de la adversidad y que, como Tarzán entre los árboles, agarramos para movernos de un lugar a otro, para sortear obstáculos, para sentir la seguridad de algo firme que raspa las manos y a la vez sirve de apoyo. En este espacio mi intención es rescatar algunas lianas del universo cultural y del mundo del entretenimiento –dos avenidas anchísimas–, algunas cosas para aferrarnos fuerte en medio de nuestras selvas personales.

Que florezcan, entonces, mil.

Autora: Agustina Larrea

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Uno. Dos mujeres en una cocina. La hija, en este caso la actriz y dramaturga argentina Lorena Vega, le dice a su madre que tiene para leer, si quiere, los bocetos de su próximo libro. No es cualquier libro –¿cuál lo sería?–, es el libro donde se cuenta, en parte, la historia de su familia

La madre, con la firmeza del que por alguna misteriosa razón elige mantener el personaje de imperturbable –un clásico de cualquier elenco familiar: el que está cerca pero parece vivir en otra galaxia, el que se pone el traje de impasible– acepta la lectura con displicencia. “A ver si hay algunas mentiras ahí”, dispara por lo bajo.

Escucha la hija, que es la narradora de la familia, la que juega en varios frentes y recibe los comentarios, que a veces son dardos, de los demás –otro clásico de cualquier elenco familiar: el personaje frontón, el que se pone el traje de equilibrista–. Hace una pausa, como si quisiera mantener el balance de la escena y responde entre risas: “No escribo mentiras, escribo versiones”.