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PREVIA DE LA COP30

Entre el escepticismo y la esperanza: que significa el acuerdo de seis gobernadores para combatir el cambio climático

Los gobernadores de La Pampa, Jujuy, Córdoba, Santa Fe, Chubut y la vicegobernadora de Entre Ríos, durante la Conferencia Climática Internacional en Córdoba.

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Seis provincias firmaron un acuerdo climático en Córdoba frente a expertos nacionales e internacionales, y miembros de la sociedad civil. Los organizadores la llamaron la primera Conferencia Climática Internacional y no contó con la presencia del Gobierno Nacional, liderado por un presidente negacionista del cambio climático causado por el accionar humano.

La reunión, que duró entre el 1° y el 3 de julio en la provincia de Córdoba, fue organizada por el gobierno de Martín Llaryora y la Municipalidad de Córdoba y marcó líneas de acción conjunta de seis provincias argentinas de cara a la COP30, la cumbre mundial sobre el clima que tendrá lugar en Belém, Brasil, en noviembre próximo, donde se espera que el mundo avance para intentar acercarse a una meta que parece casi imposible de alcanzar a esta altura: frenar el cambio climático.

El encuentro reunió a seis gobernadores argentinos para firmar un compromiso que Córdoba llamó “histórico” y que significa una clara diferenciación, una contraposición, al Gobierno Nacional.

Los seis mandatarios son Llaryora; Maximiliano Pullaro, de Santa Fe; Ignacio Torres, de Chubut; Sergio Zillioto, de La Pampa; Carlos Sadir, de Jujuy; y la vicegobernadora de Entre Ríos, Alicia Griselda Aluani.

Participaron más de 40 reconocidos especialistas internacionales, y 90 expositores de Córdoba, Argentina y otros 20 países. Hubo más de 6.000 asistentes a las exposiciones y actividades

Mariano Vallares, cofundador de la ONG Sustentabilidad sin Fronteras, experto legal ambiental y activista climático, es uno de los miembros de la sociedad civil que estuvo presente en Córdoba. “El objetivo de esta reunión, como yo lo veo, es fortalecerse, demostrar que Argentina sigue vinculado a las temáticas de cambio climático y que sigue queriendo promover la acción climática, pese a que el Gobierno Nacional es negacionista. Creo que es el mensaje que se quiso transmitir”, explicó a elDiarioAR.

Mi balance es positivo –afirma Villares–. Me parece interesante que se logre organizar un evento y que haya tanta participación en un tema que hace bastante que está en decaída, con el que está costando convocar y traccionar”. Además, plantea el especialista, “que seis gobernadores hayan tomado la decisión de reunirse para hablar de cambio climático me parece sumamente relevante”.

Llaryora cuestionó en su mensaje inaugural al “negacionismo climático” y remarcó que uno de los objetivos centrales de la conferencia de Córdoba fue “elevar nuestra voz para defender el ambiente”. “Nuestra mirada se dirige al ambiente, pero es también una mirada productiva. No somos negacionistas, entendemos las nuevas oportunidades”, aseguró el gobernador cordobés. El resto de los mandatarios habló en la misma sintonía. El gobernador de Jujuy defendió la explotación de litio en su provincia, por ejemplo.

“Si todos los intendentes se ponen de acuerdo, el país cambia. Argentina es el octavo país más grande del mundo y ha desaparecido de la agenda climática. Seremos las provincias quienes vamos a representar al país en la COP30 y este esfuerzo no puede ser desoído”, aseguró Llaryora. al remarcar el rol de los gobiernos locales en la lucha contra el cambio climático.

Villares es positivo pero no ingenuo. Los gobernadores que acaban de firmar el acuerdo climático pertenecen a provincias mineras, petroleras y agropecuarias, actividades económicas catalogadas como extractivas y señaladas por sus impactos en el ambiente y el clima. “Quedan los desafíos de qué sucederá a partir de ahora. Se firmó un acuerdo, cuyos puntos no conocemos aún. Entonces también estaría bueno ver qué dice el acuerdo como para también tomar mejor magnitud de qué tan relevante fue esa firma”, advierte el experto.

–Deberíamos ser escépticos…

–Sí, totalmente. Siempre entendiendo que la vara es baja. Esa es una realidad también, pero quizá (los gobernadores) quieran sumarse a esta agenda e impulsarla, que entiendan que también es una cuestión económica. No solo una cuestión ambiental. Cuando expusieron, te das cuenta de que algunos gobernadores manejan mejor el lenguaje, que están más interiorizados. Hace dos o tres años , escuchábamos a los funcionarios hablar de temas climáticos sin la menor idea de lo que estaban diciendo y equivocándose muy fuerte con los conceptos técnicos. No estoy diciendo que ahora sean una maravilla, pero por lo menos se están puliendo un poquito más. Se están interiorizando un poco más.

–¿Se están adecuando a los tiempos que corren? ¿A las exigencias internacionales?

–El hecho de que estos gobernadores hayan dicho que van a ir a la COP, no sé cómo se plasmará y si realmente van a ir todos o no, pero sería un símbolo político relevante que los gobernadores vayan a la COP a llevar el mensaje de que las provincias siguen involucradas en cambio climático y siguen impulsando la agenda. La presencia de los gobernadores en la COP va a generar tal vez una confrontación con un Gobierno Nacional ausente o con muy poca presencia y las provincias muy presentes. Eso no ha sucedido nunca, en ninguna de las COP.

–¿Cuál es su expectativa y la de su organización con respecto a la cumbre climática de noviembre en Brasil?

–A nivel nacional es muy baja, todavía no sabemos si va a ir alguien o no en representación del Gobierno Nacional. Hace una o dos semanas hubo reuniones interseccionales en Bonn (Alemania). Solo fueron una o dos personas del Gobierno Nacional vía Cancillería. Así que el mejor de los escenarios es que no se opongan a nada, o sea, que no traten de trabar las negociaciones, que tengamos un perfil bajo, porque ya sabemos que si somos ambiciosos no vamos a obtener nada.

–Y a nivel internacional, ¿cuál es la expectativa?

–Es complejo porque uno siempre va con muchas expectativas y en general nunca cumplen las expectativas de la sociedad civil. Esta COP arranca muy complicada por el hecho de que es muy difícil participar, porque hay un problema muy grande que yo no no vi en ninguna de las cumbres en las que venimos participando desde hace ocho años, que es el tema del alojamiento. Belém es una ciudad inviable para hacer una COP y no es una apreciación personal. De hecho, el hecho de que los presidentes, las máximas autoridades y los ministros se tengan que reunir tres semanas antes de la COP es porque justamente las instalaciones no dan abasto. Nunca pasó esto de que los presidentes y las máximas autoridades vayan antes del evento oficial porque no se puede hacer todo en simultáneo. Las autoridades brasileñas están diciendo que quieren una COP de 30.000 personas y las últimas fueron de 80.000, de 100.000 personas. Se están cobrando precios exorbitantes por alojamientos muy precarios, por ejemplo.

–Eso va a dificultar la participación de la sociedad civil y de los pueblos indígenas…

–Y es contradictorio porque se transmitió y se comunicó desde Brasil que iba a ser la COP más inclusiva, la COP de Latinoamérica, y está sucediendo todo lo contrario. En la COP más exclusiva, más expulsiva de todas las que tuvimos.

–¿La falla es del gobierno de Brasil?

–Sí, 100%. ¿Qué avances se van a lograr? Y bueno, es un desafío muy grande, pero también el rol de de Estados Unidos con Donald Trump, ahora en la Presidencia, también genera muchas expectativas: hasta donde se va a poder avanzar, va a ser complejo. Los avances que tuvimos desde la COP anterior hasta la actualidad no son significativos para nada. No se ve que se esté armando una previa relevante como para lograr un acuerdo significativo en Brasil. Ojalá que sí, pero los indicios hoy no están como para que eso suceda.

–En general, lo que desde la sociedad civil se espera de las COP es que los gobiernos y las industrias, como la petrolera, la minera, la agropecuaria, pasen de los discursos a la acción.. ¿Esa es un poco la expectativa que nunca se llena?

–Si, además tenés un tema: el Acuerdo de París (firmado por los países en 2015, incluida Argentina). Estamos muy cerca de los plazos más importantes, el año 2030, y hay que rendir cuentas. ¿Qué se hizo, hasta dónde se avanzó (con los compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para reducir el calentamiento global)? Porque cuando se aprobó el Acuerdo de París uno tenía la ventaja de decir “bueno, de acá a 2030 tenés un margen de tiempo”. Pero los años fueron pasando y ahí se pone en evidencia que muchos países se quedaron en anuncios y después no lo pudieron bajar a la realidad. Justamente por eso, ahora en agosto, vamos a presentar una página web que es un Observatorio Nacional de Acción Climática, en donde monitoreamos 97 objetivos que se propuso el Gobierno Nacional, desde el momento del Acuerdo de París. Y así decir cómo estamos hoy y si vamos a llegar a cumplir estos objetivos a 2030. Y los resultados ya sabemos que son muy malos. Hemos prometido un montón de cosas y el grado de cumplimiento va a ser muy malo.

-Hubo mesas sobre biodiversidad en Córdoba. ¿Qué pudo escuchar? ¿Qué se planteó?

-Se plantearon los avances que están teniendo las provincias al respecto. Cuáles son las herramientas que utilizan, cuáles son los sistemas de protección, y todo ello, muy apoyado en la ciencia y en las universidades.

–Otra diferencia central con el Gobierno Nacional…

–Primero hablaban los funcionarios y después los científicos, los representantes de universidades, del CONICET, del INTA, explicando “nosotros hicimos esto, estos son los resultados”.

–Volviendo a los gobernadores… ¿qué cree que los motivó a firmar este acuerdo?

–Surge el tema del negacionismo del Gobierno Nacional. Entonces estas provincias dicen nosotros queremos seguir impulsando la acción climática, necesitamos financiamiento, armemos una alianza y empecemos a tratar de negociar y a conseguir financiamiento en conjunto. Y eso es lo que están planteando a organismos internacionales, planteando esta dificultad que están teniendo: si le pide el aval a Nación nunca van a poder conseguir financiamiento y ahí se les complica muchísimo avanzar con la acción climática, que es un poco lo que transmiten. Creo que lo más importante es que se volvió a poner el cambio climático en la agenda política. Ahora hay que hacer un seguimiento y acompañamiento a ver qué queda en esto, si se va a seguir avanzando o va a quedar solo en un evento lindo. Yo tengo esperanza de que sí, de que esto va a seguir avanzando.

ED/MG

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