La Generala, la biografía no autorizada de Victoria Villarruel, la vicepresidenta que desafía a los Milei

Prima donna
Victoria Eugenia Villarruel nació el 13 de abril de 1975, unos veinte minutos antes de las 13, con el sol en Aries. Cincuenta años más tarde, festejó su medio siglo de vida cantando con su círculo íntimo. Recibió de regalo una máquina de karaoke.
Cantó canciones de Cristian Castro, León Gieco y Silvio Rodríguez. Su repertorio incluyó también temas de Almafuerte —la banda de heavy metal de su amigo fallecido, Ricardo Iorio—, Los Ratones Paranoicos y Andrés Calamaro. No se privó de entonar la marcha peronista y la canción del Mundial de 1990, “Un’estate italiana”.

Del himno peronista pasó a “Cara al Sol”, la canción de la Falange española.
Estaba encantada con la cantidad de correos electrónicos y mensajes que recibió por su cumpleaños. Su equipo realizó una campaña en las redes para incentivar los saludos. Victoria Villarruel es vicepresidenta pero a veces parece reducida a una función meramente protocolar, como una princesa en un reino hostil. Sin embargo, detrás de esa cara pública hay una historia mucho más profunda que cuenta cómo la derecha construyó a su mejor vocera. También, cómo la resistió.

Es la historia de un plan, de una estrategia, de una mujer dispuesta a vencer a los enemigos de un pasado que, para ella, es el presente. Es un capítulo del negocio del odio, ese que atraviesa las décadas argentinas, sembrada de tormentas y traiciones, de revanchas y figuras ocultas, que giran en torno a la violencia. Villarruel no puede escapar de las guerras. Tampoco parece querer hacerlo.
Su padre, militar, se negó a enseñarle a disparar un arma y a manejar un auto. Cuando viaja, Villarruel prefiere sentarse en el asiento del copiloto. Nunca aprendió a conducir un vehículo, pero sí aprendió a tirar. Se considera una buena tiradora. Aunque no tan buena como cuando dispara con las palabras. Argumentar desde la oralidad es su estado puro: en soledad y con las municiones precisas. Como un francotirador. Además de la consulta a documentos, libros, expedientes judiciales y la revisión de archivos, este libro implicó alrededor de 60 entrevistas. Muchos entrevistados, incluso abiertamente enemistados con ella, pidieron que no se los nombre. Villarruel despierta miedo en sus adversarios. Otros debieron pedir permiso. La necesidad de controlar.
Villarruel tiene el don de la palabra. Mira a los ojos sin respiro, transmite seguridad y franqueza. También que es capaz de todo con tal de lograr su objetivo. El gobierno de Javier Milei la dejó ciega, no puede ver hacia dónde van, qué planean. Ella se propuso sobrevivir al Presidente, su compañero de fórmula. “Ya superó el divorcio”, afirma Emilio Viramonte Olmos, su amigo cordobés, quien asumió como mano derecha y secretario Administrativo del Senado y continuaba en el cargo al menos hasta mayo de 2025.

La vicepresidenta, quien no tiene un trabajo registrado hasta su ingreso en la cámara de Diputados en diciembre de 2022, está convencida de que puede gobernar la Argentina. ¿Qué hizo antes de ser diputada nacional? Victoria Villarruel llegó al poder luego de recorrer un camino consistente dentro de la derecha más conservadora, de ganar la confianza de los hombres que la financiaron y de relacionarse con militares acusados de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. ¿Es un mascarón de proa?
—Yo le pido a Victoria que todas las noches piense para qué está acá y si quiere ser Presidente, para qué quiere serlo. Si es una muestra de egoísmo y vanidad no tiene sentido. Que escuche su voz interior. El tiempo dirá si tiene o no futuro político—afirma Viramonte Olmos.
“Hace veinte años que me preparo para esto”, suele decir Villarruel. A mediados de 2025, se propuso volver a rearmar su equipo, negocia traer de nuevo a Claudia Rucci, una de sus armadoras políticas, reconstruir alianzas frustradas, superar la ruptura con Milei. ¿Cómo construye poder? ¿Cómo maneja la tensión permanente con el Presidente?

Está esperando que aparezca un espacio que la cobije. No se resigna al destierro libertario. Recién llegó y está dispuesta a quedarse. Su ambición es crecer políticamente. Como dice Whitesnake, una de las bandas de rock que escucha, “here I go again”. Su peor pronóstico es que se cumpla la premisa del himno franquista, aquel que cantó en su cumpleaños: “Si te dicen que caí, me fui al puesto que tengo allí”.
La Virgen es la Generala del Ejército Argentino. Manuel Belgrano declaró a la Virgen de la Merced como Generala y Patrona del Ejército, luego de la batalla de Tucumán, en 1812. José de San Martín también proclamó a la Virgen del Carmen de Cuyo como Generala y Patrona de su Ejército de los Andes. Eduardo Villarruel, padre de la Vicepresidenta, llevó a la Virgen del Valle a la guerra de Malvinas. Victoria Villarruel le reza. La difunde. Le es devota. Su padre le inculcó una visión épica, el deseo de ser la protagonista de su propia vida. La generala de su propia batalla.
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