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Panorama Político

El cóctel sórdido de los Milei y el coqueteo con la derrota de los Kirchner

Javier Milei, Karina Milei, Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner

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Los Hermanos Milei creyeron encontrar la persona indicada para dar una pelea decisiva en La Matanza: un excomisario de la Bonaerense.

En el mar de consignas burdas y prejuicios que habitan la Casa Rosada, un policía, Maximiliano Bondarenko, es la carta adecuada de La Libertad Avanza (LLA) para encabezar la lista de diputados bonaerenses en la tercera sección electoral bonaerense, que tiene a La Matanza y Lomas de Zamora como municipios centrales.

Mano dura, belicismo y montajes fúnebres —como el ejecutado el jueves en la localidad matancera de Villa Celina por el cóctel explosivo de candidatos LLA-PRO— son el marco que esbozan los ultras para ganar. Nada demasiado original. Desde “la mejor Policía del mundo” de Eduardo Duhalde, pasando por el represor Luis Patti, su colega Aldo Rico, Carlos Ruckauf, Cristian Ritondo, Sergio Berni y un sinfín de manoduristas infaltables en cada elección, la receta se repite.

El eco mediático que criminaliza y distorsiona la compleja realidad del conurbano conduce a la convicción de que los problemas deben ser abordados por un policía. En el mundo de los zócalos y los posteos en X, funciona, pero la realidad es menos lineal.

Para sorpresa de nadie, a poco de hurgar en el pasado y el presente de un excomisario bonaerense como Bondarenko aparecen tramas sórdidas y propiedades incompatibles con el salario policial. La campaña para el 7 de septiembre apenas empezó, en medio del desapego generalizado, y el comentario más común tanto en círculos oficialistas y opositores es que Bondarenko es hoy más un problema que una solución. “Tiene bajo nivel de conocimiento y carece de una personalidad atractiva que lo ayude. Pero si lo conocen y resta más de lo que suma, podría ser peor”, indica un consultor de buenos vínculos con la Casa Rosada, que cuestiona el armado libertario de Karina y Sebastián Pareja.

El problema del oficialismo excede con creces su apuesta en La Matanza. El elenco de LLA para la elección bonaerense expone un conjunto de oportunistas, saltimbanquis y personajes sórdidos. El agregado/rendición del PRO —en teoría, una formación con dos décadas de experiencia de gestión y formación de cuadros— termina empeorando la oferta. Los bonaerenses de Mauricio Macri, con exponentes como Ritondo, el marplatense Guillermo Montenegro, el tresfebrerense Diego Valenzuela y el ubicuo Diego Santilli aparecen desbocados, más ultras que los ultras, dispuestos a pagar cualquier peaje en su transición.

Un protagonista de la boleta de Fuerza Patria (FP) para el 7 de septiembre advierte que la disputa es cuesta arriba. “Ellos juegan la marca y la aprobación de Milei, no un candidato puntual, y hoy estamos abajo, con final abierto”, dice la fuente. El diagnóstico se inscribe en una coincidencia táctica que atraviesa tanto el campo mileísta como el peronista/kirchnerista. Ambos se declaran perdedores. El pesimismo de hoy realza la victoria de mañana.

Con una foto en Villa Celina, Javier Milei y dirigentes de LLA y el PRO usaron el símbolo del Nunca Más para lanzar la campaña en la Provincia. La cita fue el 7 de agosto de 2025

La vara del soez

Ocurre que Javier Milei trazó una vara demasiado alta. El soez anunció que este año haría “mierda al kirchnerismo”, lo quiere “aplastar” y colocarle “el último clavo en el cajón”. “Hay que terminar con el kirchnerismo para siempre”, arengan políticos y periodistas desde las pantallas televisivas de los multimedios Clarín, La Nación y América.

Nuevamente, una receta ya usada por el más exitoso de los antikirchneristas, Macri, demostró su futilidad en el mediano plazo. La experiencia del PRO prueba que el objetivo de convocar al voto para “eliminar” a un adversario tan representativo como el cristinismo puede arrojar una aritmética eficaz, pero encierra su propia maldición. No hay porcentaje que alcance para anular “el riesgo kuka” para la eternidad. El soez lo entiende, por eso presume de “hacer mierda” y “aplastar”. No lo logrará, aunque gane.

A la hora de la verdad, toda la parafernalia insultante de los Hermanos, sus streamings y sus canales de TV choca con una realidad de pérdida de poder adquisitivo de los salarios, jubilaciones desplomadas y una vida diaria que se hace cuesta arriba, sin un horizonte de mejora.

No hay porcentaje que alcance para anular 'el riesgo kuka' para la eternidad. El soez lo entiende, por eso presume de 'hacer mierda' y 'aplastar'. No lo logrará, aunque gane.

Alguien supuso que una familia del barrio precario 17 de Noviembre de Villa Celina, cuyos padres perdieron la changa y los pibes se quedaron sin beca Progresar, paga el quíntuple el transporte y escucha un discurso estigmatizante contra toda posibilidad que tiene alguno de sus integrantes de hacerse unos mangos, debería emocionarse porque pasan los Milei, Bondarenko, José Luis Espert, la excamporista Leila Gianni, Patricia Bullrich y Ritondo, se sacan una foto y parten raudos en autos blindados, como ocurrió el jueves antes del mediodía. La indiferencia con la que el barrio recibió a esa incursión desangelada habla por sí sola.

Esa misma familia está al tanto de que los médicos del Hospital Garrahan o el Posadas, que acaso atienden a sus hijos, padecen un ataque salarial y difamatorio sin precedentes, y de que los jubilados que protestan son apaleados cada miércoles. ¿Cuál sería el motivo por el que una familia pobre del Gran Buenos Aires haría propio un discurso plagado de datos falsos e inentendible, que Milei lee como un autómata por cadena nacional o en las entregas de premios de cartón en Miami o Tel Aviv, auspiciados por cryptobros?

Evolución salarial desde la asunción de Javier Milei

PRO, afuera

Con veinte meses el Gobierno, un texto oficialista y un elenco electoral tan sombríos alumbrarían la idea de que el oficialismo vive una grave crisis política.

Lejos de eso, LLA acaba de fagocitarse al PRO, el proyecto de derecha más serio de la historia de la democracia argentina. La forma en que Macri en persona firmó su rendición —casi sin pelear, al cabo de una estrategia errática y a cambio de migajas electorales— requerirá de alguna explicación en el futuro.

Pese a lo opaco del asunto, no deja de haber un trayecto entendible que derivó en que el PRO quedara borrado del mapa electoral en los dos distritos de mayor visibilidad política, Ciudad y Provincia de Buenos Aires, el primero de los cuales gobierna.

Por lo menos desde mediados del Ejecutivo de Cambiemos (2015-2019), el macrismo pasó al archivo su pretensión fundacional de dar cabida a un entramado del centro a la derecha, capaz de albergar desde exalfonsinistas y algún socialdemócrata extraviado, a nostálgicos del Proceso, a quienes ocultaba, pero tenían su porción. La voz cantante de una centroderecha democrática, “no ideológica” (Marcos Peña), dio lugar a una propuesta de aristas ríspidas, que llevó a las fórmulas Macri-Pichetto en 2019 y Bullrich-Petri en 2023, para asimilarse en el Ejecutivo de Milei en puestos de altísima responsabilidad y, finalmente, evaporarse como partido político.

Desde que asumió Milei, el trayecto parlamentario de la bancada del PRO fue todavía más orgánico en su oficialismo que el de los papeloneros de LLA. En ese punto, es más coherente Ritondo, quien no duda en calzarse el buzo violeta y acudir a la foto que le ordenan los Milei en Villa Celina, que María Eugenia Vidal, a quien eso le parece demasiado, en el mismo acto en que explica que el Presidente debería valorar que el PRO votó todo lo que el Ejecutivo solicitó en el Congreso, desde los ilegales DNU 70 y ley Bases, a las maniobras para eximirse de responsabilidad por la criptoestafa.

El movimiento de Karina para consagrar el sello LLA en todo el país y reservarse la representación del oficialismo tiene por efecto la neutralización del PRO y los radicales, provinciales y peronistas que “dieron las herramientas” a un Gobierno de ultraderecha, pero pretendieron conservar autonomía electoral. Esos sectores afrontan la campaña lógicamente en problemas, desde Santa Fe a Santa Cruz, desde Misiones a Córdoba, porque deben reinventarse como opositores sin terminar de romper lazos. Si los vientos lo deciden, los barriletes volverán al mantra de las “herramientas”.

La jugada de neutralización de todo lo que sea de centroderecha y derecha y no se asimile a LLA es audaz. Ganar la totalidad de la representación es útil en términos electorales puros, pero, a la vez, anula alternativas si las cosas salen mal. Durante un tiempo, el sistema funcionó con la idea de que el macrismo podría tomar la posta ante un eventual hundimiento político o psicológico de los Hermanos. Ahora se llega al escenario de que los Milei toman todo y amenazan con causas penales al Congreso, dando un giro más al peligro que supone esta ultraderecha para la democracia argentina. Habrá que pensar otros horizontes.

Si los vientos lo deciden, los barriletes provinciales volverán al mantra de 'darle las herramientas al Presidente'

Los expertos en opinión pública Gustavo Córdoba y Mario Riorda ponen énfasis en que se va conformando una identificación política “antimileísta” que es porcentualmente mayor a la “antikirchnerista”. La tendencia puede cobrar vuelo. La oposición a rajatabla al peronismo versión Kirchner aglutinó fuerzas como razón primaria de los armados electorales. El precio para muchos políticos de dejar expuestas sus contradicciones y el desdibujamiento de su perfil tuvo como premio algunas elecciones ganadas en nombre de lo anti-K. Para los analistas citados, ese clivaje podría estar girando hacia otro “anti”.

Kicillof, error en tres actos

Córdoba, director de Zuban Córdoba y Asociados, es uno de los consultores que, a poco de iniciado el Ejecutivo de LLA, reportó números desfavorables para Milei y hoy avizora una victoria de Fuerza Patria el 7 de septiembre como probable, con una ventaja del peronismo irremontable en la tercera sección (La Matanza, Lomas de Zamora), un hipotético triunfo en un marco parejo en la primera (Moreno, San Martín, Pilar, Vicente López), y una ventaja para el peronismo en la octava (La Plata). Esta última podría ser decisiva a la hora de declarar un ganador en toda la provincia.

Los funcionarios de Kicillof y voces del peronismo en general que reportan un escenario adverso en las legislativas locales del mes próximo, con una desventaja importante en la primera sección, se abren a una eventual victoria gestada en el tramo final. Esa hipótesis circulaba mucho menos un par de meses atrás, cuando el pesimismo real —no especulativo— prevalecía en medio de la interna entre el gobernador y el eje Instituto Patria-La Cámpora.

En su decisión estratégica de independizarse de los Kirchner, Kicillof cometió varios errores tácticos este año. Primero, dejó correr durante meses la disputa por la fecha de las elecciones, lo que le quitó autoridad. Segundo, replicó en la Provincia la anulación de las primarias obligatorias que Milei dispuso para la Nación. Con ello, el gobernador se privó de dirimir en las urnas y de esclarecer ante la población cuál es la naturaleza del conflicto con los Kirchner, y se colocó en la encerrona de negociar mano a mano con Máximo y Massa la composición de las listas de diputados y senadores provinciales, y de concejales municipales. Una pulseada de madrugada que se volvió traumática. A la hora del punteo, La Cámpora se llevó la mayoría de los cargos elegibles, aunque entregó cabezas de lista en tres secciones clave al Movimiento Derecho al Futuro que lidera el gobernador.

“Lo que ocurrió fue gravísimo. Fueron dos años de discusiones sin ningún sentido. Llevaron todo a un extremo y bloquearon lo que pudieron para limar a Axel, y acá estamos”, dice el protagonista de la elección del 7 de septiembre antes citado.

Son varios los intendentes y miembros del gabinete bonaerense que están convencidos hace tiempo de que la apuesta de Máximo Kirchner es a perder en septiembre. No es lo que opina Kicillof, indican cerca de su despacho.

No hace falta elucubrar demasiado. La expresidenta y su hijo vienen repitiendo que, a veces, una derrota vale más que una victoria a cualquier precio, y ponen como ejemplo a Néstor Kirchner en 2009, cuando el expresidente fue derrotado por dos puntos porcentuales ante el empresario Francisco de Narváez. Razonan que esa caída abrió las puertas a un período de “expansión de derechos”, como la AUH, el fin de la jubilación privada, el matrimonio igualitario y la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Son varios los intendentes y miembros del gabinete bonaerense que están convencidos hace tiempo de que la apuesta de Máximo Kirchner es a perder en septiembre. No es lo que opina Kicillof, indican cerca de su despacho.

Desprovista de contexto, la comparación carece absolutamente de sentido. Nadie encara una elección con la elaboración diletante sobre los beneficios de perder. Si la derrota ocurre, no se tiene la misma capacidad de respuesta al mando del Poder Ejecutivo, como en 2009, que en una minoría con un liderazgo en disputa y fragmentación geográfica ante un Gobierno de ultraderecha que convoca al voto para que sus reformas de matriz económica pinochetista no tengan vuelta atrás.

El presente de los Kirchner apunta más bien a otra cosa. Hace años que los movimientos del eje Cámpora-Patria se orientan a cristalizar una versión lineal del ciclo 2003-2015 y a obturar cualquier esbozo de vuelta de página a un esquema político que acumula muchas más derrotas que victoria en la última década. La estrategia defensiva para preservar una mesa ínfima que integran la madre, el hijo y un par de colaboradores sin voto llevó a la exmandataria a pelear por la presidencia del Partido Justicialista en 2024 —un cargo al que había despreciado toda su vida política— y a anunciar meses atrás, antes de ser proscripta por la Corte Suprema, que pelearía por una banca legislativa provincial por la tercera sección electoral.

La meta recargada de este año es deslindar a Cristina de toda responsabilidad por el Gobierno del Frente de Todos, a cuyo Presidente inventó como candidato y cuyos presupuestos principales (ANSES, PAMI, subsidios de Energía, YPF, fondos a provincias) manejó La Cámpora.

“Hubo una intención de algunos sectores de achacarle los errores de Alberto que Cristina señaló en vivo. No quiso hacer ni una autopsia ni una exhumación, quiso salvarlo”, dijo Máximo el viernes pasado, en un compendio de advertencias y reproches cifrados para Kicillof y cualquier disidente. Así, con una simple frase de su hijo, la ex vicepresidenta recupera su lugar de víctima de los desagradecidos.

Mientras el diputado hablaba en AM 530 Radio de las Madres, intendentes camporistas y aledaños lanzaban en redes sociales un operativo clamor para que Máximo encabece la lista de diputados nacionales de Fuerza Patria el 26 de octubre. La rareza de que el diputado, con mandato hasta 2027, debería renunciar a su banca para ser electo en el puesto, sin que exista necesidad y urgencia visible para semejante movida, entra en el manual de lo admitido del eje Cámpora-Patria, hasta nuevo aviso.

Dream team del peronismo 2025. Guillermo Moreno y Máximo Kirchner, en un plenario de La Cámpora y afines en Hurlingham, el 26 de julio de 2025

Ese acto por parte de intendentes que no designan ni a un subsecretario pasible de ser vetado por el jefe de la Cámpora sería la forma, en el lenguaje de Máximo, de “despojarse de intereses individuales y actuar en conjunto, dialogando con las compañeras y los compañeros”.

Sería toda una novedad que protagonice una elección uno de los políticos con mayor índice de rechazo —según la unanimidad de los sondeos—, quien nunca participó de comicios en los que él fuera el principal candidato. En su historia como postulante, concurrió en listas sábanas en turnos presidenciales o fue segundo en boletas para la Cámara de Diputados. Incluso padeció corte de boleta en contra y perdió en Santa Cruz.

No obstante, el diputado dijo que el clamor de sus compañeros no es determinante. Falta algo más: “Si salgo de acá y Cristina me dice ‘no importa, pase lo que pase hay que ir’, bueno, ya cambia. Y también se discute con todo el espacio político”.

¿Hará su madre tan decisiva llamada?

Aquí Kicillof se encuentra con el tercero de sus errores de procedimiento.

La inscripción de candidaturas para la Cámara de Diputados y el Senado de la Nación culmina el 17 de agosto, domingo próximo, cuando faltarán tres semanas para los comicios provinciales.

Fue tan desgastante el proceso de conformación de listas para el 7 de septiembre, que Kicillof se quedó sin nombres ni capital político para proponer en octubre. Su sector pide que sean cubiertos los casilleros que dejan diputados salientes que hoy integran el Movimiento Derecho al Futuro, como el varelense Julio Pereyra y el sindicalista de la CTA Hugo Yasky, pero está lejos de dar pelea renglón por renglón, y mucho más de pulsear por la primera candidatura.

Tanto en el kicillofismo como en el Frente Renovador de Massa —muy distantes en el último año— observan que el operativo clamor de los intendentes no tiene la intención real de postular a Máximo, sino de fortalecer los lugares entrables para La Cámpora. Se repetiría la dinámica de la discusión provincial: presentar la propuesta más divisiva (Mayra Mendoza en la lista provincial, Máximo en la nacional), para bajar umbrales de resistencia ante opciones menos osadas. Habrá que ver.

Si luego de recibir el llamado de su madre y consultar con todo el espacio, Máximo aceptare la oferta de ser candidato, cabe esperar que la centralidad de la discusión apuntará a su propia figura y la disputa por la legislatura bonaerense quedará en segundo plano. La de por sí poco exigente expectativa de Kicillof de que el 7 de septiembre sea un plebiscito de su gestión que lo distinga de la deriva de los Kirchner asomaría imposible.

Llegado el caso, Comodoro Py y el Grupo Clarín podrían entrar en acción con alguno de los expedientes derivados del vínculo comercial entre la familia Kirchner y el contratista Lázaro Báez. El accionar de los tribunales federales en esas causas, incluida la que condenó a Cristina, fue espurio, pero las compraventas de propiedades que llevan la firma de Máximo existieron y despiertan interés público.

Así podría darse un dos por uno. No sólo perder en la elección nacional de octubre, sino también en la provincial de septiembre.

SL

slacunza@eldiarioar.com

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