Un ensayo para poblar la Corte con juegos sucios de Inteligencia como telón de fondo
En medio de un desbande en los servicios de espionaje que parece motorizar las decisiones del Gobierno de los hermanos Milei, se produjo un movimiento llamativo en torno a Comodoro Py, vecindario contiguo a la Inteligencia estatal y paraestatal.
El domingo, La Nación (diario) publicó que el Gobierno y San José 1111 estaban negociando dos nombres para ocupar las sillas vacantes de la Corte Suprema, y que los apuntados serían la senadora cristinista Anabel Fernández Sagasti y el camarista del fuero criminal federal de la Ciudad de Buenos Aires Mariano Llorens.
Al día siguiente, la desmentida llegaría en boca del periodista Luis Majul, en la pantalla de La Nación (TV):
“El propio presidente Javier Milei acaba de desmentir la información según la cual se está negociando con el peronismo por dos vacantes en la Corte Suprema de Justicia. Esta versión apareció en las últimas horas, fue reproducida por importantes portales y medios de comunicación. Desde lo más alto del poder, se desmiente”.
Majul agregó:
“Una aclaración muy importante. Mariano Llorens, no sé si es oficialista o no, creo que no. Lo que sí es un camarista muy respetado, muy prestigioso, e implacable e impecable desde el punto de vista técnico”.
La información publicada y desmentida en el mismo multimedios corrió como telón de fondo de una semana agitada, que incluyó una imputación pormenorizada a una quincena de empresarios, funcionarios y lobistas por las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), un informe que da cuenta del grado de involucramiento de Javier Milei en la estafa $LIBRA, una trifulca callejera en una vereda de San Isidro entre el titular de la Secretaría de Inteligencia y su segundo (revelada por este diario), y el eterno retorno de las dudas sobre cómo afrontará el país los pagos de la deuda externa en 2026, cuando se desvanecen algunas de las proclamas de decenas de miles de millones de dólares agitadas por la dupla Scott Bessent-Luis Caputo.
Un testimonio de una persona que conoce la intimidad de Olivos grafica la aflicción que atraviesa al funcionariado. En un encuentro casual con este cronista, la persona ensaya una defensa cerrada del Gobierno. Recita el repertorio conocido, contiene sus gestos, se deja hablar por su mirada, hasta que se confiesa abatido. Baja la voz. “Tenés que entender que si alguien me saca una foto hablando con vos, puedo tener problemas serios en mi vida personal y pública. Sé por qué te lo digo”.
La versión sobre las vacancias en la Corte encuentra al nombre de Fernández Sagasti como un distractivo, como lo interpretó la propia senadora por Mendoza, cuya terminal política explícita es San José 1111, domicilio en el que la expresidenta cumple prisión domiciliaria.
De buenos vínculos personales con las diferentes tribus de la bancada peronista de la Cámara Alta, Fernández Sagasti sabe que la rareza de que una senadora salte a la Corte encontraría, como mínimo, renuencia en una parte del bloque peronista y sería indigerible para las diferentes derechas. Los dos tercios necesarios requerirían alineamientos de legisladores del PRO, la UCR, La Libertad Avanza y/o algún provincial. Cuesta prever un escenario en que eso sea factible.
¿Y Llorens? ¿Quién está detrás de ese globo de ensayo, que encuentra promotores que prometen no rendirse fácilmente, pese la desmentida que Milei le transmitió a Majul?
Con todo el poder que acumuló Macri en sus primeros años en Casa Rosada, mientras unos cuantos diputados y senadores peronistas se mostraron ávidos por “darle las herramientas”, el Gobierno de Cambiemos tuvo más fuerza para desplazar jueces y fiscales indeseables que para nombrar a los propios con el procedimiento que marca la ley. En la Cámara Criminal Federal de la Ciudad de Buenos Aires (Comodoro Py), sólo lo logró una designación: Llorens. Las otras dos incorporaciones, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, ingresaron por la ventana, mediante un traslado ilegal desde otra jurisdicción, como determinó la Corte Suprema, pese al permiso especial para que siguieran en funciones.
Exsecretario de un tribunal del fuero penal ordinario de Capital Federal, “El Huevo” Llorens—así le dicen sus amigos— participó de un concurso eterno para convertirse en camarista, abierto en 2008. El trámite tuvo alzas y bajas, cambios en el orden de mérito, anulaciones y misteriosos desistimientos. En febrero de 2018, Macri lo rescató en una terna elevada por el Consejo de la Magistratura y rápidamente logró el aval del Senado, con el voto de oficialistas y peronistas.
Una fuente al tanto de ese concurso explica el consenso en 2018, cuando el Gobierno de Macri ya empezaba a tambalear: “era el candidato de la SIDE, y no sólo del sector de Macri”. En los pasillos del edificio de Retiro, el trazo que une a Llorens con los servicios es mencionado una y otra vez, con una atribución específica a la escudería de Antonio Jaime Stiusso, el histórico que se avanzó en la Casa durante la dictadura, acumuló un poder absoluto con los Kirchner, hasta que se convirtió en su peor enemigo en 2014 y pasó a actuar como un aliado táctico, primero de Sergio Massa y luego de Macri.
'El Huevo' llegó a pedir la detención de Cristina en 2022, en el marco de una causa por el traslado de muebles al Calafate. Pero hay límites. Su parentesco con Rafael Llorens le permitió apartarse en causas sensibles al mundo De Vido
Entre la mesa judicial que coordinaban el ministro Germán Garavano y Fabián “Pepín” Rodríguez Simón —ambos abogados de Macri—, el lobista y binguero Daniel Angelici, las terminales de la SIDE y el vínculo con su primo, Rafael Llorens, exsubsecretario legal del Ministerio de Planificación, de máxima confianza de Julio De Vido, la postulación avanzó en el Senado sin ninguna impugnación en su contra. Los puentes con un sector del kirchnerismo fueron evidentes.
En junio de 2018, Llorens pasó a ocupar la anhelada silla de la Cámara Federal por la que pasan todas las causas de corrupción que atañen a integrantes del Poder Ejecutivo. Muestra desde entonces una coherencia “implacable”, por utilizar un adjetivo de Majul. Sus votos han sido siempre a favor de los intereses de Macri y en contra de los de Cristina.
“El Huevo” llegó a pedir la unificación de todas las causas contra la expresidenta porque así corresponde hacerlo ante “el crimen organizado”, y propuso su juicio político y detención en 2022, en el marco de una causa por el traslado de muebles al Calafate en aviones oficiales. Pero hay límites. Su parentesco con Rafael Llorens le permitió apartarse en causas sensibles al mundo De Vido; por ejemplo, los Cuadernos de Centeno.
El camarista quedó en un lugar incómodo cuando pareció que se había dejado hacer un gol en un tiro libre pateado por Mauricio Macri en la quinta “Los Abrojos”. El registro, salido a la luz en 2022, mostró a Llorens en su papel de arquero del equipo Liverpool, escudería que también integraban un juez y un fiscal que participaron del juicio oral contra la expresidenta en la causa Vialidad. Otra historia de los republicanos argentinos.
Rebotes en el medio
El discreto silencio del sistema de poder en torno a la postulación de Llorens para la Corte contrasta con la munición gruesa disparada contra Ariel Lijo, candidato a ocupar el mismo puesto meses atrás, hasta que fue rechazado en el Senado. El histórico juez que sobrelleva un cúmulo de irregularidades a cargo del juzgado 4 de Comodoro Py cosechó apoyos interpartidarios y económicos, varios inconfesables, pero también una resistencia extraordinaria entre factores de poder, en un rango que fue desde la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense, los estudios de abogados tradicionales y antiguas facciones de la SIDE y sus terminales mediáticas que rivalizaban con la de Stiusso. Algo hay en Llorens que calma la tirria que despertaba Lijo.
El reciente impulso a Llorens encuentra dos nombres ineludibles: Lucas Nejamkis y Julián Leunda. La dupla surge de fuentes con conocimiento de conversaciones en curso, cuyo alcance se parece más a un primer paso para vencer resistencias y empezar a negociar antes que un acuerdo entre quienes en público se dan el trato de enemigos, como Milei y Cristina.
Nejamkis, exfuncionario de los Kirchner y antigua mano derecha de Juan Manuel Abal Medina, se presenta como gestor de la “consultoría de crisis” que encabeza Stiusso.
Espías, entornistas y funcionarios no se ponen de acuerdo sobre la vigencia de “Jaime”, y hasta qué punto Nejamkis es su colaborador o su heredero. Algunos describen a Stiusso como un espía jubilado que se aprovecha de contingencias que habilita el desbande de la SIDE actual, sometida a una disputa paralizante entre Santiago Caputo y los Menem. Cuando ve una hendija, Stiusso actúa, ofreciendo hasta lo que no tiene. Otros, en cambio, narran un poder articulado y vigente, que mueve las fichas y encuentra actores que le obedecen en terrenos contradictorios de la política, el periodismo y los negocios.
La trayectoria del chubutense Leunda habla por sí sola. Llegó joven, hace unos diez años, al Grupo Indalo. Cuando Cristóbal López y Fabián de Souza estuvieron detenidos por la ofensiva del macrismo (2017-2019) y el conglomerado económico se resquebrajaba, Leunda actuó como ejecutor de las directivas del segundo. Aquellas visitas a la cárcel de Ezeiza sellaron una relación de largo aliento.
Con la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada, Leunda pasó a ser vice y luego jefe de Asesores de la Presidencia. Entabló una relación de confianza con Fernández, al punto de que se transformó en su compañero de almuerzos en Casa Rosada varios días por semana. Un síntoma de la intrepidez de Leunda y la soledad de Alberto.
La carrera política del jefe de Asesores llegó a su fin en diciembre de 2022. Ese mes salió a la luz el viaje de lujo al paraíso de Lago Escondido en la Patagonia, organizado por el Grupo Clarín para jueces, fiscales, agentes de Inteligencia y funcionarios de Horacio Rodríguez Larreta, entonces principal presidenciable.
En un sector del kirchnerismo, incluidas terminales empresariales y mediáticas, anida la idea de que hay que hacer las paces con Comodoro Py, el Grupo Clarín y los servicios, porque es una pelea que se perdió
Tras el impacto de la difusión del viaje, se conocieron chats del Telegram grupal para ocultar la excursión y articular la venganza. En los intercambios, el ejecutivo de Clarín Pablo Casey, el juez federal de Casación Carlos Mahiques y el entonces ministro de Seguridad de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro, narraron que los había llamado Leunda para garantizarles que la noticia de Lago Escondido no saldría en los medios de Indalo: C5N, Radio 10 y Ámbito Financiero. La oferta se hizo pública y, sin margen para otra cosa, Leunda renunció al Gobierno.
La fallida jugada, si bien temeraria, no fue un arrebato personal. En un sector del kirchnerismo y el peronismo, incluidas terminales empresariales y mediáticas, anida la idea de que hay que hacer las paces con Comodoro Py, el Grupo Clarín y los servicios, porque es una pelea que se perdió. Voces que incluso transitan el Instituto Patria y visitan a Cristina sostienen que un exceso de ideología y de intransigencia personal llevó a la expresidenta a entablar una guerra que le costó caro a ella misma y a todo su movimiento político. “Dinamitó todos los puentes y rompió a demasiada gente”, es el reproche habitual.
Tras la salida del Gobierno de Alberto, Leunda volvió a su función formal como alfil de De Souza en Indalo, tarea que acaso compartía con la función pública. En mayo pasado, Cristóbal López se hizo cargo de los medios del conglomerado, desplazó a De Souza y a sus ejecutivos principales, Leunda e Ignacio Vivas.
Por esas vueltas de la vida, quien reemplaza a Leunda en Indalo Medios es D’Alessandro, el exministro de Larreta que integró la comitiva a Lago Escondido y recibió aquel mensaje para acallar las repercusiones que pretendía ser tranquilizador.
Con todo lo que asoma en contra, una voz que conoce los diálogos preliminares para ascender a Llorens hasta la Corte ve un camino posible. “Tiene chances el Huevo. Las resistencias con él son menores que con Ariel (Lijo)”.
Neiffert se muestra
Fue una semana caótica en los servicios. Alejandro Rebossio y Pedro Lacour agitaron el avispero desde este diario al informar la trifulca entre el titular de la SIDE, Sergio Neiffert, y su segundo, José Lago Rodríguez, cuando éste se acercó hasta San Isidro para pedirle la renuncia en nombre de Santiago Caputo, el 7 de noviembre pasado.
Neiffert se apartó de la esfera de Santiago, promotor de su designación gracias a una antigua relación del padre de éste con el peronista PRO de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino, a quien sirvió en el sentido amplio el hoy titular de la SIDE. En el marco del distanciamiento con Caputo, Neiffert se reservó para sí la firma de las partidas presupuestarias, lo que dejó a Lago Rodríguez con las manos atadas para soltar pagos. A Lago y a Ignacio “Nacho” González, otro caputista de la SIDE señalado como presente en el apriete a Neiffert, les atribuyen el mote de Peaky Blinders, aunque al segundo le asignan una brusquedad más criolla.
El titular de la SIDE quedó en una posición similar a la del ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona. El eje Karina-Eduardo “Lule” Menem no lo considera propio, pero en este momento, el statu quo resulta útil para frenar a los hombres de Santiago y terminar de oxidarle la botonera.
Neiffert siente la necesidad de que lo vean. El martes, se mostró en la fiesta anual de la Embajada británica por el cumpleaños del rey Carlos, uno de los cinco eventos diplomáticos más concurridos, al que asisten ministros, jueces, fiscales, legisladores, lobistas, periodistas, figurones y figurettis. Que un jefe de espías concurra a una celebración de una embajada extranjera ya es de por sí inusual. Que circule entre personas que dialogan copa en mano acompañado de dos guardaespaldas ampulosos transmite un mensaje adicional.
Así las cosas, sin ley, inorgánicos y cuentapropistas de la SIDE hacen de las suyas.
A los tumbos
El Gobierno actúa a los tumbos en las tres causas que apuntan una corrupción sistemática y a gran escala: $LIBRA, ANDIS y los aportes de Federico Machado a José Luis Espert. Las sospechas se interrelacionan con la repetición de lobistas y vehículos de la corrupción en todos los casos, como si hubiera una subtrama que conduce a la política argentina y al Gobierno ultra en particular.
La prensa oficialista hace malabares para torcer el rumbo de $LIBRA y ANDIS. Si en efecto hubo corrupción en la criptomoneda lanzada por la gavilla que visitaba Casa Rosada y en las licitaciones de medicamentos para discapacitados, la responsabilidad final conduce a los hermanos Milei. Ni las presuntas coimas de ANDIS ni la estafa $LIBRA podrían haber existido sin la anuencia de la dupla gobernante.
Cabe prestar atención a los esbozos de periodistas y panelistas de Inteligencia.
Estos días, se los vio arrojar el nombre de Melody Rakauskas, una modelo que lleva la marca de la extorsión en cada uno de sus pasos, para mezclarla con las coimas de ANDIS, porque dijo haber estado en la casa de la calle Defensa, en San Telmo, en la que el lobista Miguel Ángel Calvete entregaba y recibía presuntas coimas. Un dato, que, si es cierto, ocurrió años atrás, y si da la pauta de otros delitos, son irrelevantes para las coimas en la Agencia Nacional de la Discapacidad (ANDIS).
Una fuente con conocimiento del expediente ve un intento de manual: introducir nombres de impacto mediático para desviar el eje.
Tiempo atrás, ese segmento de la comunicación se dedicaba a difundir presuntos fraudes en el otorgamiento de pensiones y beneficios para discapacitados, mientras los funcionarios de Milei perpetraban actos vandálicos que ahora quedan evidenciados.
No hay que perder de vista lo importante: un presunto esquema de coimas sistematizadas en el que intervinieron droguerías y laboratorios nacionales y extranjeros, una burocracia alquilada al macrismo y un arribista designado al frente de la ANDIS, Diego Spagnuolo, por ser el mejor amigo de Javier Milei. Irritado porque los Menem y Karina se querían quedar con todas las coimas, le avisó al Presidente, y éste no hizo nada, según el audio con su voz que dejó absorto al Gobierno.
SL
slacunza@eldiarioar.com
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