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Opinión

El Paraná, reprivatización y crisis climática: “El río no se vende, el río se defiende”

Los pueblos de la cuenca del Paraná le dicen no a la llamada Hidrovía

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A pesar de las denuncias penales, recursos de amparo, medidas cautelares y pedidos de información sin responder, el gobierno nacional avanza aceleradamente hacia la reprivatización del río Paraná y la Cuenca del Plata toda. Es la regresión de los derechos ambientales y constitucionales en estado puro.

Hace unos pocos meses, el mismo Estado (ex Ministerio de Ambiente) reconoció públicamente ante la Justicia Federal que “jamás intervino en ningún estudio de impacto ambiental” vinculado al proyecto de la red fluvial por el canal central del “pariente del mar”. Esto significa que no hay información seria, interdisciplinaria, acumulativa ni estratégica que tenga en cuenta la situación hídrica, la diversidad biológica y los riesgos vinculados al cambio climático, las quemas, la deforestación y la contaminación que amenazan y vienen castigando uno de los corredores bioculturales más importantes del Planeta.

En febrero de este año la licitación fracasó por las denuncias cruzadas de las empresas extranjeras que pulsan el negocio del balizamiento y dragado, acusando al proceso licitatorio de tener “direccionalidad”, con 12.000 millones de dólares en disputa. Finalmente se presentó una sola, la denunciante. Un papelón internacional.

Si esta licitación se concreta, la empresa ganadora podría profundizar el dragado de 34 a 44 pies, lo que en el contexto de la “policrisis” antes mencionada, provocaría un verdadero ecocidio. El ecocidio es la destrucción grave, extensa y duradera de los ecosistemas naturales, y puede definirse como “la destrucción del medio ambiente, en especial de forma intencionada” según el Diccionario de la Lengua Española. Aunque todavía no está universalmente reconocido como crimen internacional, hay un esfuerzo para que se convierta en el quinto crimen contra la paz.

El 1° de marzo de este año se puso en marcha la campaña “Remar contracorriente por el agua, la vida y la soberanía”, con el objetivo de advertir y denunciar los peligros inminentes en relación a la nueva licitación. Tres canoas: la Yaguarona, la del Zurdo y Salvemos el Paraná, secundadas por tres kayakistas, unieron Clorinda (Formosa) con Rosario (Santa Fe) a remo, llegando el 22 de marzo “Día Mundial del Agua”, donde fueron recibidos por una multitud.

El recorrido de la campaña Remar Contracorriente

El colectivo “Remar Contracorriente” se constituyó con más de 190 organizaciones ambientales, sociales, de pueblos originarios, religiosas, sindicales, académicas, políticas y artísticas de toda la cuenca y cuenta con el acompañamiento de la Red Eclesial Justicia y Paz en la Patria Grande.

Además de “remar” contra este modelo extractivista global y sus impactos socioambientales en los territorios y comunidades que lo habitan, la campaña puso el foco en la pérdida de la soberanía denunciando la reprivatización del río Paraná: La entrega de su gestión a intereses privados y extranjeros renuncia a la responsabilidad del Estado sobre un recurso estratégico y pone en riesgo la soberanía de nuestro país. El control sobre lo que se transporta y sucede en el río, quedaría en manos de empresas y del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense, decisión inaceptable cuando nuestro país puede hacerlo con su propia capacidad , como lo hizo más de 120 años. Es un escándalo político la entrega de la soberanía y la seguridad nacional a manos de empresas y estados extranjeros, como lo advierte hace años el Foro por la Recuperación del Paraná.

Convertir nuestros ríos en “autopistas líquidas” para que ingresen buques enormes, de hasta 80.000 TN, con el único objetivo de abaratar costos de flete de las empresas, es la institucionalización de la entrega de nuestros territorios y bienes comunes, consolidando el modelo que dispuso el Consenso de Washington a fines de los 80, que ubicó a la Argentina como simple proveedor de materias primas (commodities) exportables como la soja, el petróleo o los minerales. Somos zona de sacrificio de los países ricos.

El artículo 124 de la Constitución Nacional Argentina establece que el dominio originario de los recursos naturales en el territorio de las provincias corresponde a éstas. Sin embargo las provincias no han participado de las decisiones. El gobierno de Entre Ríos, alineado al gobierno nacional, celebra su inclusión en el proyecto a través del dragado de los ríos Paraná Bravo y Paraná Guazú, con la promesa del desarrollo de nuevos puertos privados y el aumento de la competitividad logística de la provincia. Todo esto sin estudios de impacto ambiental, profundizando un modelo que favorece el sistema agroexportador que concentra las riquezas y genera pocas oportunidades de desarrollo local.

De seguir profundizando el Río Paraná, el corredor de humedales e islas del delta se verían amenazados de muerte. Por eso, la resistencia.

En este marco, a través de un proyecto de ley, nuestra diputada entrerriana Blanca Osuna propuso la creación de una comisión administradora del río Paraná. La norma tendrá por objetivo institucionalizar un ámbito interjurisdiccional de coordinación, promoción y ejecución de políticas públicas ambientales, económicas y sociales para el óptimo cuidado y aprovechamiento racional del río Paraná y región adyacente. Establece, además, que la comisión tendrá competencia en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Santa Fe y Buenos Aires. Es fundamental recuperar nuestro protagonismo, autonomía federal y responsabilidad política con las generaciones futuras.

El pasado lunes 3 de noviembre se realizó una audiencia pública sobre el futuro del Río Paraná, en la que se evidenció un contundente rechazo a seguir profundizándolo. Más del 90 % de los participantes dijo NO argumentando, además del desastre ecológico, social y económico, que la información no fue clara, ni accesible, ni difundida en forma efectiva, violando el Acuerdo de Escazú. Lo que se expresó en una jornada extensa, fue una oposición transversal, masiva y  argumentada, que dejó en evidencia el enérgico rechazo a este modelo extractivo.

La Cuenca del Plata, al igual que otras cuencas hídricas del continente, viene sufriendo una notable disminución de sus caudales; la deforestación y el aumento de la temperatura global están afectando los regímenes de lluvias (ríos voladores), con un impacto directo en el sistema de humedales más extenso del planeta, desde el Pantanal hasta la desembocadura en el Río de la Plata.

El proyecto de "Hidrovía" abarca a los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay

De seguir profundizando el Río Paraná, el corredor de humedales e islas del delta se verían amenazados de muerte porque el agua fluiría hacia el canal o vía troncal, secando estos ecosistemas fundamentales para la mitigación, adaptación y resiliencia frente al cambio climático. El derecho humano al agua estaría en grave riesgo, tal como lo vivió la localidad de Victoria (45.000 habitantes, Entre Ríos) que podría quedar sin acceso al líquido vital. También la Ciudad de Buenos Aires se vería directamente afectada por la destrucción de los humedales, considerados los riñones del planeta, que aseguran la calidad del agua filtrando sus contaminantes.

Desde el Colectivo Remar Contracorriente, además de rechazar la reprivatización de nuestro río y exigir que se cumpla con la Constitución Nacional, los principios de la Ley General del Ambiente  y el Acuerdo de Escazú (estudio y evaluación del impacto ambiental + participación “real” de las provincias y comunidades) estamos promoviendo la creación de los Comités Populares de Cuenca para lograr un “multilateralismo desde abajo” como lo propuso el Papa Francisco en Laudate Deum: “… A mediano plazo, la globalización favorece intercambios culturales espontáneos, mayor conocimiento mutuo y caminos de integración de las poblaciones que terminen provocando un multilateralismo ”desde abajo“ y no simplemente decidido por las élites del poder. Las exigencias que brotan desde abajo en todo el mundo, donde luchadores de los más diversos países se ayudan y se acompañan, pueden terminar presionando a los factores de poder. Es de esperar que esto ocurra con respecto a la crisis climática…”

Por estas horas, habiendo finalizado la COP 30 en Brasil, una vez más con sabor a poco frente al colapso y la injusticia climática, la humanidad inmersa en una crisis civilizatoria, una crisis de valores profunda se pregunta: ¿hacia dónde vamos?

Nosotros los pueblos de la Cuenca, los que habitamos estos territorios de agua, invocando la ancestralidad de quienes nos precedieron, poniéndole voz a nuestros bienes comunes decimos bien fuerte: “El río no se vende, el río se defiende”.

*Horacio Enríquez forma parte de Fundación Eco Urbano / Cuidadores de la Casa Común y Colectivo Remar Contracorriente por el agua, la vida y la soberanía

www.remarcontracorriente.org

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