“Antes del amanecer” se estrenó en 1995: se cumplen 30 años del encuentro de Jesse y Céline en Viena

Durante este año 2025 se cumplen 30 años del estreno de Antes del amanecer (Before Sunrise), una película que, lanzada en 1995, sigue resonando como un hito del cine romántico. Dirigida por Richard Linklater, esta obra no se encuadra como una comedia romántica convencional, sino como una exploración pura y encantadora del romance y un encuentro fugaz que desafía las convenciones. Su impacto y la forma en que cautivó a generaciones de espectadores la consolidaron como una película de culto. Un gran éxito que empujó a sus responsables a acometer el proyecto de dos secuelas más de la primera parte de la trilogía.
La premisa de Antes del amanecer parece a priori muy sencilla pero es profundamente cautivadora. La historia comienza con Céline (Julie Delpy), una estudiante francesa, y Jesse (Ethan Hawke), un joven estadounidense que viaja por Europa tras una ruptura amorosa, quienes se conocen fortuitamente en un tren con destino a París. Al llegar a Viena, donde Jesse debe bajar para regresar a su país al día siguiente, él logra convencer a Céline para que pase la noche con él en la ciudad. Durante esa única noche, la pareja se sumerge en una serie de conversaciones íntimas, explorando temas profundos como la vida, la muerte y el sexo, mientras deambulan por las calles vienesas.
El contexto de 1995 es crucial para entender la dinámica de la película. A diferencia de hoy, los teléfonos celulares eran apenas incipientes, Google no existía en su concepción actual y las redes sociales eran inimaginables. Esta ausencia de distracciones digitales permitió que la interacción entre Jesse y Céline floreciera de manera orgánica, propiciando un “milagro momento a momento” de conexión sin la interrupción constante de pantallas o selfies de Instagram. Aunque Céline no era una estudiante Erasmus, ni Jesse europeo, la película se inserta en una Europa en expansión y el optimismo de los programas de movilidad juvenil, como el programa Erasmus, que ya existía desde 1987.
Viena emerge como un personaje esencial en la narrativa de la película, más allá de ser un mero telón de fondo. Rodada con un estilo directo y realista, la elección de la capital austriaca para la filmación fue inicialmente por motivos económicos, tras la financiación obtenida del Vienna Film Financing Fund. Sin embargo, la ciudad se integra narrativamente a la historia, invocando un pasado nostálgico del Imperio austrohúngaro con localizaciones como el Monumento a María Teresa, el Museo de Historia del Arte y la vuelta al mundo del Prater. Incluso se rinde homenaje a la cinematografía con un paseo por Schreyvogelgasse, la calle donde Harry Lime aparece en El tercer hombre, aunque la Viena de la película de Linklater se desmarca de la Viena de posguerra de aquel filme.

El encanto perdurable de Antes del amanecer radica en su exquisito diálogo y la maestría con la que maneja la tensión romántica no resuelta. Linklater evita las trampas comunes de los dramas románticos, prescindiendo de peleas dramáticas, revelaciones catárticas o mentiras que necesiten perdón. En cambio, la película se deleita en la conversación ininterrumpida y las sutilezas de una atracción floreciente, como se evidencia en la escena de la cabina de la tienda de discos o en la vuelta al mundo, donde un beso sella su conexión, pero la tensión sexual sigue elevándose con elegancia. Es una celebración “encantadora y nostálgica de la juventud, el tiempo y los momentos de conexión”.
Esta película no es solo una historia de amor en una noche, sino la primera piedra de una trilogía cinematográfica única e imprescindible: la “Trilogía Before”. Continuada por Antes del atardecer (2004) y Antes del anochecer (2013), la saga se distingue por su innovador enfoque de seguir a los personajes en tiempo real, con intervalos de nueve y dieciocho años entre cada entrega. Esta progresión permite al espectador crecer y evolucionar junto con Jesse y Céline, presenciando la maduración de su amor y las complejidades de su relación a lo largo de décadas.
El poder de los diálogos
Un análisis más profundo de la trilogía, y en particular de Antes del amanecer, revela una estructura que se alinea con la dialéctica hegeliana de tesis, antítesis y síntesis aplicada a las relaciones. La primera película, con el enamoramiento y la “unidad indiferenciada” de Jesse y Céline, representa la tesis. La separación de nueve años y el posterior reencuentro en Antes del atardecer, donde se explora la “desunión diferenciada”, actúa como la antítesis, reflejando la recuperación de la autonomía individual. La “unidad diferenciada”, alcanzada al final de la segunda película, representa la síntesis, donde la pareja encuentra un equilibrio a través del respeto y el aprendizaje, aunque la dialéctica es un proceso circular y en constante evolución.
Tras tres décadas de su lanzamiento, Antes del amanecer trasciende su momento histórico y cultural. Su legado radica en ser un romance fugaz, una exploración de la libertad y el equilibrio en el amor, y una demostración del poder del diálogo y la actuación. Con Richard Linklater en la dirección y las brillantes interpretaciones de Julie Delpy y Ethan Hawke, la película se ganó un lugar especial en la historia del cine, no solo por su belleza y profundidad, sino por ser el inicio de una trilogía que filma la evolución del amor en tiempo real, manteniendo su fuerza y atractivo a pesar del paso del tiempo y los profundos cambios en el mundo.
0