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OPINIÓN

¿Y ahora qué hacemos con los argentinos de mal?

Patricia Bullrich en el escenario de la Derecha Fest

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Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y flamante senadora nacional, participó este jueves en la Derecha Fest, un ritual de autoafirmación ideológica en el que el mileísmo celebró, entre vinos con lágrimas de zurdo y remeras negacionistas, su fe en los “argentinos de bien” .

elDiarioAR contó lo ocurrido en esta crónica (Falcon Verde, lágrimas de zurdo y homofobia, el mileísmo desplegó toda la liturgia ultra en la Derecha Fest), y allí se detalla que en el hall de entrada al auditorio se vendían remeras con la imagen de un Falcon Verden y la leyenda “Llegó tu Uber baby”.

Es de esperar que a la diputada Lilia Lemoine o al pseudo intelectual libertario Agustín Laje –ambos también presentes en el evento– no los inquiete el motivo de la remera. Toneladas de fallos, miles de testimonios no han podido hasta ahora hacerlos entender que es la justicia la que la ha comprobado y castigado las atrocidades cometidas durante la dictadura.

Sin embargo, sí resulta llamativo el caso de Patricia Bullrich. Más allá de la discusión de si tuvo o no participación en Montoneros y si se verdaderamente se arrepintió de su militancia en los años '70, sí es cierto que perteneció a la Juventud Peronista y que a causa de su actividad política tuvo que exiliarse. Su hermana Julieta, su cuñado, Rodol Galimberti, y el padre de su hijo, sí pertenecían a Motoneros. Entonces, en esos años, ¿cuántas veces la joven Patrica Bullrich sintió terror al ver un Falcon Verde? ¿Cuántas veces tuvo miedo porque alguno de los suyos acabara allí dentro?

La Libertad Avanza tenía mucho para festejar este jueves en la Derecha Fest. Javier Milei consiguió un triunfo aplastante en todo el país y dejó al peronismo, su principal rival, sin norte. Pero eligió aferrarse al discurso más ultra, el que cuestiona sin argumentos. Sobre el escenario sólo se vieron figuritas repetidas: desde el vino con las “lágrimas de zurdo” hasta Lilia Lemoine tirando piedras de cotillón.

Discutir el triunfo de Javier Milei es obtuso. El Presidente ratificó su proyecto en las urnas y se impuso con suficiente holgura como para empezar a construir una estructura política de alcance nacional.

Pero también es oportuno un análisis más amplio sobre los números que quedaron del domingo. Así vemos que una amplia mayoría de los argentinos que podría haber elegido la boleta violeta y optar por el discurso ultra del oficialismo, no lo hizo.

Veamos. De las casi 36 millones de personas habilitadas para votar el domingo pasado, 9,3 millones lo hicieron por La Libertad Avanza, mientras que 8 millones optaron por Fuerza Patria y alguna de las variantes del peronismo. Otros 6,3 millones votaron por otras fuerzas. A todos esos votos se suman el 1,2 millón en blanco o anulados.

Si sumamos las otras fuerzas, los votos en blanco y nulos, y quienes no fueron a votar, son más de 19 millones de votos, bastante más de la mitad del electorado, a los que el peronismo no puede dar respuestas y a los que Milei aún no logra representar.

Sin embargo, el dato más significativo, son los 11,7 millones de personas que no fueron a votar haciendo de estos comicios los de menor participación desde el regreso de la democracia. Comparado con los resultados de 2023, esa masa de gente es la que mas creció, más que ningúna otra fuerza –3,5 millones más que hace dos años–.

Si para el Presidente quienes siguen sus ideas son los “argentinos de bien”, estos números también son una buena oportunidad para empezar a mirar a los “de mal”.

MG

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