Netanyahu ignora el sí de Hamas a una nueva propuesta de alto el fuego y ultima la invasión de Ciudad de Gaza

A pesar de las advertencias y las críticas internacionales, así como de las protestas multitudinarias en Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu sigue adelante con su plan para ocupar por completo Ciudad de Gaza. Medios israelíes informan que miles de gazatíes ya han huido de la ciudad ante la inminente operación israelí. Las perspectivas son catastróficas para los palestinos, que ya sufren el hambre y el desplazamiento masivos, por lo que los mediadores árabes están intentando negociar un alto el fuego que pare, de momento, esa operación y abra la puerta al final de la brutal ofensiva israelí contra la Franja –que ha matado a más de 62.000 personas–.
El grupo islamista Hamas ha dado su visto bueno a una nueva propuesta de acuerdo presentada por Egipto y Qatar, que incluye la liberación de una decena de los secuestrados el 7 de octubre de 2023 que aún están con vida y la retirada gradual de las tropas israelíes de Gaza. Pero Israel no ha aceptado aún negociar con base en esa propuesta y Netanyahu había dicho que solo aceptaría un acuerdo que supusiera la puesta en libertad de todos los rehenes (unos 50, de los cuales se cree que más de la mitad están muertos). El único comentario que ha hecho hasta ahora el primer ministro es que “Hamas está bajo una presión inmensa” y, por ello, ha aceptado la propuesta.
El Gobierno catarí, principal artífice de los acuerdos anteriores, ha afirmado este martes que la propuesta actual busca “alcanzar un acuerdo integral para acabar la guerra” y que es “casi idéntica” a la que elaboró el enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, hace meses. El portavoz del Ministerio de Exteriores catarí, Majed Al Ansari, ha declarado desde Doha que no puede ser “abiertamente optimista” porque aún no se han producido progresos, aunque ha señalado que el contenido de la propuesta que está sobre la mesa coincide con las condiciones que Tel Aviv aceptó en rondas de negociaciones anteriores.
La última concluyó hace aproximadamente un mes, cuando Witkoff y los negociadores israelíes se retiraron, responsabilizando a Hamas del fracaso de los contactos, que no han dado frutos desde el pasado marzo, cuando Israel rompió el acuerdo de alto el fuego y reanudó la ofensiva contra Gaza, expandiendo su presencia en la Franja hasta dominar el 75% del territorio.
El presidente Donald Trump, a través de su enviado, no ha vuelto a ejercer presión sobre Netanyahu para que acepte un acuerdo, tal y como hizo poco antes de llegar a la Casa Blanca, cuando forzó la firma de un alto el fuego entre Israel y Hamas que estuvo en vigor entre enero y marzo pasados. Es más, el principal aliado y apoyo del Gobierno israelí ha adoptado su tesis de que es necesario acabar con Hamas antes de poner fin a la guerra en Gaza, un objetivo que analistas y estrategas militares consideran inalcanzable.
Presión interna
El lunes, Trump recordaba que fue él quien “negoció y consiguió la liberación de cientos de rehenes” –aunque, entre mediados de enero y principios de marzo, quedaron en libertad poco más de 30 cautivas y cautivos israelíes (a cambio de unos 2.000 presos palestinos)–. En mayo, Hamas entregó al rehén israelí-estadounidense Edan Alexander como gesto de buena voluntad hacia EEUU, que negoció su liberación al margen de los demás rehenes.
En los últimos meses, Trump ha cargado en varias ocasiones contra los islamistas. “Solo vamos a ver la vuelta de los rehenes cuando confrontemos y destruyamos a Hamas!!! Cuanto antes ocurra, más posibilidades de éxito habrá”, escribió el republicano en su red social Truthsocial este lunes.
Tanto Trump como Netanyahu parecen ignorar el mensaje de las familias de los secuestrados y de muchos otros israelíes que, el pasado fin de semana, salieron en masa a la calle (más de 2 millones de personas, según los organizadores) para pedir el fin de la guerra mediante un acuerdo que traiga de vuelta a los rehenes. El Foro de las Familias de los Rehenes y los Desaparecidos ha convocado más movilizaciones para el miércoles, cerca de la frontera con Gaza.

La madre de Matan Zangauker, uno de los rehenes, ha dicho este martes en una rueda de prensa que no permitirán que Netanyahu sabotee otra vez la posibilidad de un acuerdo. “Todo el pueblo de Israel no le permitirá perder la última oportunidad de traer de vuelta a mi Matan y a todos los rehenes, vivos y muertos”, ha asegurado Einav Zangauker.
El coordinador del Gobierno para los rehenes y los desaparecidos, Gal Hirsch, ha dicho a los parientes que todas las consultas “se llevan a cabo las 24 horas del día, bajo un silencio mediático absoluto”. “En general, y especialmente en un momento como este, es mejor que así sea”, ha afirmado, disculpándose por no poder compartir información, según el periódico israelí Haaretz. Otros medios de comunicación hebreos han señalado que el Ejecutivo rechazará la propuesta.
Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, los socios más radicales de la coalición de Gobierno encabezada por Netanyahu se oponen en principio a cualquier acuerdo con Hamas, porque su objetivo declarado es la ocupación de la Franja y restablecer allí asentamientos judíos (que Israel desmanteló en 2005).
Ataques y desplazamiento forzoso
Sobre el terreno, el Ejército israelí continúa los preparativos para poner en práctica las directrices del Gobierno para tomar toda Ciudad de Gaza, la principal urbe de la Franja y que actualmente acoge casi un millón de personas –muchas de ellas desplazadas del norte de Gaza, que ha sido arrasado y vaciado por Israel en los pasados meses–.
El jefe del Estado Mayor de la Defensa se reunió con los comandantes militares el lunes y les dio instrucciones para “continuar la campaña, con especial énfasis en aumentar los ataques contra Hamas en Ciudad de Gaza”. “Estamos preparando y aprobando planes”, aseguró Eyal Zamir, pidiendo a todas las formaciones que estén listas para continuar las operaciones militares en la Franja. “Continuaremos operando y creando las condiciones para la liberación de nuestros rehenes”, afirmó en un comunicado Zamir, quien se había opuesto a los planes del Ejecutivo para ocupar toda la Franja y ampliar la presencia de los soldados en el enclave por el riesgo que supone para sus hombres y para los secuestrados.
Los ataques israelíes contra Ciudad de Gaza y la actividad militar en las áreas orientales que ya han sido evacuadas en las pasadas semanas han aumentado desde que el gabinete de seguridad de Israel aprobara los planes para su ocupación el día 8 de agosto. Los tanques han tomado el control del suburbio oriental de Al Zeitun y no han cesado de disparar contra el barrio de Sabra, donde han matado a tres personas, según la agencia de noticias Reuters.
“Ha sido una de las peores noches en Sabra y Ciudad de Gaza, con explosiones que se escuchan por toda la ciudad”, ha contado a Reuters Nasra Ali, de 54 años, madre de cinco hijos y residente de Sabra. “Pensaba irme de mi casa cuando oí que había un posible alto el fuego. Quizás me quede un día o dos y, si no pasa nada, me marcharé con mis hijos”, ha dicho la mujer desde Sabra.
El pasado fin de semana, el Ejército anunció que se estaba preparando para “mover a los civiles de las zonas de combate” –esto es, expulsar– hacia el sur de la Franja de Gaza y, con ese fin, a partir del domingo permitiría la entrada en el enclave de “materiales de refugio” (tiendas de campaña, colchones, mantas, utensilios de cocina, etc.).
Las agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias han alertado de lo que puede suponer el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas desde Ciudad de Gaza hacia las zonas costeras del sur, donde los campamentos de desplazados ya están saturados porque Israel ha enviado allí a los habitantes de muchas de las localidades que ha ido ocupando y vaciando desde el comienzo de la guerra (incluidas las ciudades de Rafah y Jan Yunis, las más pobladas del sur).

La ONU ha calificado en un comunicado de “avance positivo” el hecho de que Israel vaya a permitir introducir algunos materiales que había vetado desde marzo, “ya que la necesidad de refugios y artículos para el hogar ha aumentado”. “Sin embargo, resulta preocupante que el anuncio de las autoridades israelíes se relacione con la inminente expansión de las operaciones militares en Ciudad de Gaza. Esto desplazaría a miles de personas, una vez más, a una zona superpoblada en el sur de la Franja, prácticamente desprovista de infraestructura y servicios básicos, como agua, alimentos y atención médica”, ha lamentado.
Naciones Unidas y las organizaciones con las que trabaja en Gaza calculan que 1,35 millones de personas necesitan un alojamiento urgente y 1,4 millones carecen de utensilios domésticos básicos. Desde que Israel impuso un bloqueo total de la ayuda humanitaria el pasado marzo –que levantó parcialmente a finales de mayo–, casi 800.000 personas se han visto desplazadas de nuevo y necesitan un refugio, porque han tenido que dejar atrás el que tenían o este se ha deteriorado.

“El plan israelí de intensificar las operaciones militares en la Ciudad de Gaza tendrá un terrible impacto humanitario en las personas que ya se encuentran agotadas, desnutridas, desconsoladas, desplazadas y privadas de lo básico para sobrevivir. Obligar a cientos de miles de personas a desplazarse hacia el sur es una fórmula para un mayor desastre y podría equivaler a un traslado forzoso”, ha denunciado la ONU. Más de 200 ONG internacionales y locales han exigido que se les permita introducir en Gaza todo tipo de material de refugio y otra ayuda, en grandes cantidades, para poder hacer frente a las necesidades de los más de 2 millones de gazatíes.
Uno de los puntos destacados del acuerdo de alto el fuego es la entrada de más ayuda humanitaria a la Franja, donde prácticamente toda la población pasa hambre y más de 260 personas han fallecido a causa de la desnutrición, incluidos 112 niños y niñas, según datos del Ministerio de Sanidad.
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