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PERFIL

“Tata” Yofre, un camaleón menemista y eterno defensor de la teoría de los dos demonios que ahora juega para Milei

Juan Bautista Yofre, en el video del gobierno de Milei por el 24 de marzo.

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Juan Bautista Yofre reencarnó muchas veces sobre sí mismo. En esta vida, fue periodista político, consultor del grupo Bunge & Born, vocero de la campaña que llevó a Carlos Menem al poder, pieza clave en la recaudación de dicha campaña, jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), embajador en Panamá y Portugal, esposo de la vedette y actriz Adriana Brodsky, escritor best seller, detractor estrella de la política de derechos humanos del kirchnerismo, aliado de Javier Milei. Todavía hay más. 

El “Tata” Yofre, como se lo conoce, nació en Buenos Aires en diciembre de 1946. Sus allegados dicen que creció en el seno de una familia tradicional de Córdoba, es pariente de Ernesto “Che” Guevara y ex alumno del Colegio Militar, aunque no llegó a graduarse. Es, ante todo, “un animal de archivo”. A donde va, el Tata lo resalta, se enorgullece de serlo. “Yo escribo con documentos, conmigo no hay chiste, nada de que prendés un grabador y me contás, yo quiero un papel”. 

Esos documentos oficiales y extraoficiales, anotaciones, agendas, cartas personales y ajenas lo acompañan adonde va. Literalmente. Suele llevarlos consigo cada vez que considera necesario respaldar sus dichos, sus escritos. Tiene la costumbre de la minuta. Anota todo. Y lo resguarda del paso del tiempo. 

Esa ambición archivista y documental por lo público y privado le costó estar procesado por presunto espionaje ilegal y asociación ilícita durante ocho años (2008-2016) por el acceso y publicación de correos electrónicos de figuras públicas. Fue sobreseído por la Cámara Federal de Casación.  

Fue redactor de Los Principios de Córdoba, La Opinión, Clarín, Ámbito Financiero, Carta Política, Movimiento y Somos. Siempre cerca de los militares, entre 1969 y 1972 trabajó en el Palacio San Martín, durante la dictadura militar conocida como “Revolución Argentina”.

La noche del 23 de marzo de 1976, el hombre que apareció en el video del gobierno libertario defendiendo la teoría de los dos demonios y que pide que los condenados y acusados de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar regresen a sus casas para que el país “camine para adelante”, estaba cenando con el poder. Pero no con el de turno, sino con el de facto. El que siempre está. Yofre se considera algo así como un “conservador popular”.

En el formidable comedor de un empresario, rodeado de otros comensales acordes a la ocasión, Yofre se levantaba para atender el teléfono y anotaba en piezas de papel cada mensaje para el dueño de casa. Se estaba ejecutando el último golpe cívico-militar y Yofre tomaba nota de cada avance del Ejército. Se llevó los papeles consigo y armó dos carpetas: una sobre sus minutas y anotaciones previas al golpe; y una segunda, con todo lo que anotó después.

Ese testigo directo apareció este 24 de marzo en el video institucional del gobierno de Milei condenando el accionar de los grupos armados de la década de 1970, sin una sola mención al terrorismo de Estado que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983 y a la memoria de las víctimas de lesa humanidad. “Para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarles la memoria”, leyó Yofre, citando al escritor checoslovaco Milan Kundera en “Sobre la risa y el olvido”. El video se tituló “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia Completa” y sólo recordó a víctimas de los crímenes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Yofre considera que fue forzado al exilio durante la última dictadura debido a un entredicho con un integrante de la Armada, le dijo a la periodista Viviana Canosa en una entrevista televisiva. Sin embargo, lo hizo como funcionario de la propia dictadura. En 1979 se fue a vivir a Washington y se desempeñó en el Banco Interamericano de Desarrollo y en la Organización de los Estados Americanos como parte de la delegación argentina. Su hermano fue subsecretario general de la Presidencia durante el mandato de Jorge Rafael Videla. 

Bunge & Born y Menem

“Yo ayudé a que se fuera Alfonsín” antes de poder terminar su mandato, afirmó a los periodistas Santiago Fioriti y Nicolás Wiñazki en Todo Noticias (TN). Con sus dichos y acciones a favor de la campaña de Menem, aclaró después. “La democracia argentina tiene madre, no padre, y se llama Margaret Thatcher. A mí me lo dijo (el expresidente de facto Leopoldo Fortunato) Galtieri. Si hubiese ganado (la guerra de Malvinas) se quedaba” en el gobierno, aseguró Yofre.

El Tata cumplió un rol clave en la llegada de Menem al poder y en la instalación del neoliberalismo en su gobierno, según él mismo se ha encargado de dejar en claro. Fue uno de los salvoconductos entre el riojano y el grupo económico Bunge & Born, con el que Yofre mantenía vínculos desde hacía años, dando charlas políticas a los ejecutivos del holding. 

El periodista pasó de cubrir la campaña a convertirse en vocero oficial de la campaña. Estuvo durante ese momento embrionario muy cerca del candidato. Fue quien le comunicó a Menem que un grupo armado había tomado el regimiento de La Tablada mientras el riojano jugaba al tenis en Mar del Plata, por ejemplo.

En “Robo para la corona”, el periodista Horacio Verbitsky le atribuye ser quien presentó a Menem con el vicepresidente de Bunge & Born Néstor Rapanelli, hombre fuerte del grupo económico. El propio Yofre acompañó en enero de 1989 a Rapanelli y al encargado de negocios petroleros de Pérez Companc, Oscar Vicente, en un vuelo privado a La Rioja. Fue el “operativo de cooptación de Menem” para imponerle un plan económico, aquel que tiró por la borda la “revolución productiva” y el “salariazo” prometidos en campaña. 

A cambio de aceptar la cooptación, los ejecutivos ofrecieron aportes de campaña. Yofre sería señalado más tarde por otros aliados de Menem como quien “cortó” las líneas de financiamiento establecidas hasta el momento y generó un canal “directo” entre el candidato y los grupos empresarios. “Cortó el chorro”. O el choreo, se ha jactado Yofre.

En el libro “Galimberti”, Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, también le atribuyen la presentación en sociedad a Yofre junto a Julio Mera Figueroa y el viaje a La Rioja, pero unos meses después, alrededor de abril de 1989.

“Milei tiene una preparación económica que Menem no tenía”. Menem no tenía un plan económico, dijo Yofre en la entrevista con TN.

Inteligencia

En julio de 1989, apenas asumido, Menem lo nombró secretario de la SIDE, guardián de sus secretos y administrador de los ajenos. Yofre tuvo un corto pero intenso paso por el organismo de inteligencia del Estado. Duró un año. Allí, su mano más derecha fue el coronel de Inteligencia Pascual Guerrieri, jefe del grupo comando que viajó a México en 1978 con el objetivo de matar a Mario Firmenich y Roberto Perdía, líderes montoneros. Guerrieri sería condenado por delitos de lesa humanidad cometidos en el país durante la última dictadura.

Patricia Bullrich llegó al edificio de 25 de Mayo y Rivadavia, donde Yofre tenía su despacho oficial. La entonces militante peronista iba a ver al Tata en nombre de su cuñado, Rodolfo Galimberti, junto a Daniel Zverko, colaborador del ex integrante de Montoneros que participó del secuestro y asesinato del almirante Pedro Eugenio Aramburu. Galimberti temía ir preso por los delitos cometidos por la guerrilla en la década de 1970 y buscaba llegar a Menem a través de Yofre. Pero el funcionario no simpatizaba con él y fantaseaba con verlo en la cárcel, escribieron Larraquy y Caballero en la emblemática biografía de “Galimba”. “Para demostrar autoridad en el cargo y dar una señal clara a los sectores díscolos que el propio menemismo había reclutado para erosionar a Alfonsín”. “Yofre no quería que hicieran lo mismo con Menem”, explicaron los autores.

Yofre tenía un plan. Ambicioso, para variar. Bullrich le trajo la pieza que faltaba. “Tata, Galimba es peronista. Cada día de persecución que pasa bajo este gobierno es una afrenta a su dignidad. Vos sabés que él es leal a Menem”, le dijo “la Piba”. Yofre encendió un grabador oculto y registró la conversación.

“¿Sabés qué pasa? Yo soy amigo de Marito Montoto y de Firmenich. A mí a Galimba me gustaría verlo en cana”, le respondió el jefe de la SIDE. Bullrich imploró por su cuñado. “Mirá, yo recuerdo que una vez dijo que Menem no podía ser presidente ni de Costa Rica”, remató Yofre. “Fue un error de apreciación”, le respondió ella. “Yo sólo cumplo órdenes de Menem. Voy a ponerlo al tanto de lo que ustedes me dicen. Él sabrá qué se hace con Galimberti”, se abrió Yofre, quien estaba convencido de que Galimba estaba con los carapintadas.

En aquella reunión, Yofre gestó la foto de la “reconciliación nacional”: la exhibición de un abrazo entre Galimberti y Jorge Born (del grupo Bunge & Born), su antiguo secuestrado, por el que se pagó un rescate de US$60 millones, sobre los que muchos aún se preguntan, buscan su rastro.

El 8 de octubre de 1989, Menem firmó el indulto a Galimberti por los crímenes que se le atribuían durante los años de la guerrilla. Galimberti llamó a Yofre. Temía que fuera un indulto parcial. Yofre le garantizó que era total. “Lo más importante en la vida es ser una persona agradecida”, le espetó al ex guerrillero, según la biografía de Larraquy y Caballero.

Best seller anti-K 

Cuando renunció a la SIDE, Menem lo nombró embajador en Panamá, en junio de 1990, donde ejerció durante los años de la venta ilegal de armas por parte del gobierno argentino a Ecuador y Croacia. “Los cañones italianos Oto Melara y Citer 155 de Fabricaciones Militares, pistolas 9 mm, fusiles FAL, misiles antitanque, lanzagranadas, morteros, cohetes Pampero y munición con presunto destino Panamá fueron a parar a Croacia”, publicó Página/12.

En 1992, Yofre cambió de destino y presentó cartas diplomáticas ante Portugal. En junio de 1993, regresó al país y Menem lo designó como su asesor presidencial, con rango de secretario de Estado. Renunció en febrero de 1998.

Años después, su vocación archivista lo camaleó en escritor. En 2002, publicó Misión Argentina en Chile (1970-1973), su primer libro. Su gran éxito sería Nadie fue, que tuvo su recorrido antes de jugar en primera.

El libro retrata la historia de 1975, año de la violencia paraestatal y guerrillera previa al golpe de Estado del 24 de marzo. “Un año que se parecía mucho a la dictadura y había sido borrado de la historia por el kirchnerismo porque incomodaba”, explicó un hombre que lo conoce.

Nadie fue nació como una serie de suplementos por los 30 años del golpe en Ámbito Financiero, una entrega en serie a la que apostó su director, Roberto García. 

En 2006, Yofre editó la primera versión del libro en una pequeña editorial, gracias a una colecta entre conocidos. Fue un éxito silencioso. La editorial Sudamericana (Penguin Random House) lo detectó y contrató al Tata. Fue un best seller. Luego, publicó una decena de libros: Fuimos todos (2007, también best seller), Volver a matar (2009), El escarmiento (2010), 1982 (2011), La trama de Madrid (2013), Fue Cuba (2014), Puerta de Hierro (2015), 1976. La conspiración (2016), Entre Hitler y Perón (2016) y Dios y la patria se lo demanden (2019).

Se convirtió así en un exponencial detractor de la política kirchnerista de los derechos humanos. 

Libertario

“Ellos me deben tener algún tipo de respeto”, respondió en una entrevista en LN+ sobre la razón de su convocatoria a encabezar el video de la “memoria completa” del gobierno de Milei. En su entorno dicen que no cobró un peso.

En el canal de La Nación, Yofre pidió “terminar con esta discusión de una vez por todas”. Su propuesta: “Pueden terminar reconociendo los jefes del terrorismo sus graves errores; admitir desde las fuerzas armadas sus graves errores; y caminar para adelante”. Remató la respuesta con un pedido de impunidad: “Los que están presos, vayanse a su casa”. 

Su enamoramiento político con Milei comenzó en 2021, por presión de su actual esposa, Carolina, y uno de sus hijos, afirmó. “El mayor regaló que me hicieron estas dos personas y Milei, es que me siguen más de 60.000 jóvenes. Me di cuenta cuando fui al bunker, el otro día. Todos se querían sacar una foto conmigo. Se me acercó el presidente del partido libertario y me agradeció por todas las cosas que yo les había enseñado en mis libros”.

Nota: este artículo se corrigió el 26 de marzo a las 22:42. Adriana Brodsky es vedette y actriz.

ED/DTC

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