Opinión

La historia de la megaminería en Chubut, atravesada por una crisis democrática

Jóvenes por el Clima —

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 Hace dos semanas estábamos junto a miles de personas en plena marcha en Esquel. En la movilización, que se hace todos los días 4 de cada mes, había gente de todas las edades y se escuchaba con mucha fuerza  “El agua es para el pueblo, mineras no. Jamás podrán, el pueblo está en la calle no pasarán”. 

A pesar de que la lucha en Chubut lleva casi 20 años, ayer en menos de 1 hora, en una sesión sorpresa y sobre tablas, la legislatura de Chubut aprobó la ley de zonificación minera que habilita la megaminería en la provincia. 

Ni bien se supo de la noticia, vecinos de toda la provincia fueron a la Legislatura en Rawson, donde hubo represión con balas de goma y gases lacrimógenos, resultando heridos más de 20 asambleístas. La lucha de Chubut lleva 19 años, y la historia definitivamente podría ser comprada por Netflix para hacer una serie en la que la adrenalina, acción y tensión no faltarían.

Los vecinos y vecinas de la provincia desde el 2002 con la primera embestida minera, no frenaron su lucha. En 2003 en Esquel, donde se pretendía desarrollar el proyecto “Suyai” en manos de Meridian Gold, el pueblo comenzó a informarse, e informar sobre las  consecuencias que traería este proyecto, logrando así que se convoque a un plebiscito, para que los ciudadanos decidan el futuro de la ciudad. Con más del 81% ganó el rechazo al emprendimiento minero. Y ahí comenzó a gestarse esta resistencia, que se incrementa con los años convirtiéndo así a Chubut en un ejemplo de lucha socioambiental para todo Latinoamérica. 

Esquel sin dudas puso el tema en discusión en la provincia, lo que generó la creación de la ley 5001 que prohíbe la explotación minera, y la organización de todas las asambleas chubutenses, que resisten hasta el dia de hoy a las multinacionales, y al gobierno que actúa en contra de la voluntad popular.

En 2014, se presentó la primera iniciativa popular para prohibir en su totalidad la explotación minera, esta iniciativa fue ninguneo por la legislatura, siendo un acto bochornoso donde se fotografió al diputado Muñiz recibiendo instrucciones de un gerente de la minera. En 2020 la unión de asambleas de comunidades chubutenses presentó nuevamente una  iniciativa popular, juntando en plena pandemia 30.916 firmas, la historia se repitió y la legislatura rechazó de forma express nuevamente la voluntad del miles de vecinos.

Crisis democrática

La historia de la megaminería en Chubut se caracteriza por estar atravesada por una crisis democrática. Los ejemplos, sobran. En 2017, al hacer campaña para ser diputado nacional, centró uno de sus spots sobre su postura de  “NO a la megaminería que le quieren imponer desde Buenos Aires”. No solo eso, sino que en reiteradas entrevistas durante ese tiempo reafirmó que estaba muy en contra de instalar proyectos mineros en la provincia. Sin embargo, pasó de hacer campaña oponiéndose a la megaminería a ser el mayor propulsor de instalar un proyecto de este tipo. De hecho, el proyecto de zonificación  fue presentado por el mismo gobernador, que meses atrás había sido electo por decir algo distinto. 

Otro ejemplo es el video que se filtró hace un año del legislador del PRO Sebastián López pidiendo 100 lucas a cambio de votar a favor de esta ley. Hace dos semanas, Nahuel, un vecino de la asamblea, fue amenazado por la legisladora Tatiana Goic en plena sesión parlamentaria. 

Para completar esta escena antidemocrática, el gobierno provincial hace años que no duda en responder a la voluntad popular con violencia institucional.

Se están realizando movilizaciones en todo el país para pedir la derogación de esta ley y la intervención de la justicia federal. 

A pesar de que lo que sucedió ayer es uno de los capítulos más tristes, estamos seguras que este no es el final. La lucha sigue hoy más que nunca y el pueblo seguirá haciendo historia, resistiendo a la embestida minera.

NB/LAG