Medio Oriente

Israel y Hamas culminan la primera fase del acuerdo en Gaza sin saber cuáles serán los próximos pasos

Francesca Cicardi

Ramalá/Jerusalén —

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Este lunes era un día clave para la aplicación del acuerdo de alto el fuego en Gaza y todo salió como estaba previsto, salvo algunos retrasos y cambios de última hora. Pasadas las 08.00 horas en Gaza , Hamas entregaba los primeros siete rehenes y, unas dos horas más tarde, los otros 13 del grupo de 20 cautivos israelíes que seguían vivos desde su secuestro el 7 de octubre de 2023.

Esa fecha marcó un antes y un después para todos, tanto israelíes como palestinos, pero ante todo para los gazatíes, que sufrieron en sus carnes el brutal castigo militar de Israel por los ataques de Hamas: más de 67.000 fueron asesinados en los pasados dos años de bombardeos, desplazamiento y hambre. Desde el viernes, los ataques israelíes sobre la Franja cesaron y —según estipulaba el acuerdo entre Israel y Hamas mediado por EEUU, Egipto, Qatar y Turquía— los últimos rehenes volvieron a casa en un plazo de 72 horas desde la entrada en vigor del cese del fuego.

Tras la puesta en libertad de los 20 rehenes israelíes, al mediodía empezaron a salir de las cárceles israelíes los presos palestinos: más de 1.700 gazatíes detenidos en la Franja durante la guerra, que estaban retenidos sin cargos, pudieron regresar al enclave palestino; otros 250 prisioneros que cumplían largas condenas en Israel fueron puestos en libertad en diferentes puntos, con base en su destino final —incluidos 154 que fueron deportados fuera de Palestina—.

Más de 20 años en cárceles de Israel

Sayed Al Eid es uno de ellos: fue condenado a cadena perpetua y salió este lunes en libertad después de 21 años. “Estoy feliz de estar aquí con mis seres queridos, doy gracias a Alá”, declaraba. Con voz leve y aturdido en medio de la gente, Sayed explicó que las condiciones en la cárcel eran muy malas y difíciles: “No hay comida, no hay medicamentos, nos tratan de forma inhumana”. “Si necesitás tratamiento médico, sólo te dan un analgésico”, agregó el exprisionero, muy delgado y con aspecto enfermizo.

Sayed tiene menos de 50 años pero parece un anciano después de haber pasado su juventud encarcelado. “Extrañé a toda mi familia, a todos ellos durante estos años”, señaló el hombre originario de la localidad de Tulkarem, en el norte de la Cisjordania ocupada. Su hermano Hussein fue a recibirlo y declaró que solo desea que todos los presos sean liberados. “No sé si este acuerdo es un buen acuerdo, sólo sé que liberaron a presos, incluido a mi hermano”, dijo. “Espero que terminen los problemas en Cisjordania, en Gaza y en toda Palestina, y que haya seguridad y paz para todos”, agregó.

Muchos familiares de los presos recién liberados no quisieron hacer declaraciones porque tienen miedo a las represalias. Saben que están bajo el escrutinio de las autoridades israelíes, que ya les advirtieron que no hagan celebraciones públicas con motivo de la liberación de sus seres queridos. Unos 80 presos llegaron al Palacio de Cultura de Ramalá en dos autobuses de la Cruz Roja, entre gritos de alegría después de horas de nerviosismo e impaciencia.

Los presos, la mayoría con aspecto demacrado, fueron recibidos por la muchedumbre y un potente despliegue de seguridad de las fuerzas palestinas. Algunos sonreían o lloraban de alegría, otros levantaban los dedos haciendo el símbolo de la victoria, todos con una kufiya en los hombros como símbolo de su resistencia y supervivencia al duro sistema penitenciario del ocupante. Algunos fueron llevados en volandas y los más mayores y en condiciones de salud peores, en sillas de ruedas.

Los parientes buscaban ansiosos a sus seres queridos entre los que bajaban de los autobuses, después de una o dos décadas sin poder abrazarlos. Pero algunas familias no pudieron reunirse con ellos porque finalmente no estaban entre los presos liberados o habían sido deportados directamente a Egipto. Un total de 154 hombres fueron deportados porque son considerados “terroristas peligrosos” por Israel. La mayoría participaron en la Segunda Intifada palestina y fueron condenados por su papel en ataques contra israelíes durante el levantamiento popular en los primeros años 2000.

Mientras la liberación de los rehenes israelíes fue muy organizada y difundida por los medios a cada paso, la de los presos palestinos fue más caótica, secretiva y llena de incertidumbre hasta el último momento, lo cual supuso un sufrimiento añadido para las familias. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, encargado del intercambio entre Israel y Hamas, un total de 1.969 presos fueron excarcelados.

Trump celebra su “paz”

En la plaza de los rehenes de Tel Aviv también se vivieron escenas de júbilo desde el lunes al amanecer, a la espera de la liberación de los rehenes y también de la llegada de Donald Trump a Israel. El mandatario aterrizó en Tel Aviv cuando ya habían sido liberados los rehenes, se reunió con familiares de estos y se dirigió al Parlamento israelí en Jerusalén para ofrecer un discurso sobre su plan de 20 puntos en el cual se basa el actual acuerdo y con el que la Administración estadounidense espera llevar la paz a Medio Oriente.

“Israel, con ayuda de EEUU, ganó todo lo que se puede lograr por la fuerza de las armas. Ahora es el momento de transformar estas victorias contra los terroristas en paz y prosperidad para todo Oriente Medio”, dijo Trump triunfante ante la Knéset o Parlamento.

Durante su discurso volvió a demostrar su gran amistad y afinidad con el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien tras haber aceptado el plan de Trump para poner fin a la guerra en Gaza está menos presionado, tanto por la comunidad internacional como por los ciudadanos israelíes que exigían un acuerdo que permitiera la vuelta a casa de los rehenes y los soldados. No parece que Netanyahu vaya a rendir cuentas por los crímenes cometidos en los pasados dos años contra los palestinos y su aliado estadounidense, incluso, instó al jefe de Estado israelí a que le conceda el indulto en los casos contra Netanyahu por fraude, abuso de confianza y soborno.

El presidente de EEUU fue recibido como un héroe en Israel, donde estuvo pocas horas, hasta volar a la localidad egipcia de Sharm el Sheij para seguir con la escenificación del triunfo de su pax americana. En Egipto, Trump participó en una “cumbre de paz” organizada por el presidente Abdelfattah Al Sisi para la firma oficial del acuerdo alcanzado la semana pasada en esta localidad a orillas del mar Rojo. Trump y los representantes de los países mediadores –Turquía, Qatar y Egipto– firmaron en una ceremonia unos documentos cuyo contenido no se hizo público. Después, el estadounidense afirmó, en su habitual tono triunfal e hiperbólico: “Hicieron falta 3.000 años para llegar a este punto [de paz], ¿pueden creerlo? Y además va a durar”.

Trump volvió a elogiar a los países del golfo Pérsico, en los que confía para que financien la reconstrucción de Gaza, para la que serán necesarias cantidades ingentes de dinero y tiempo. En Sharm el Sheij, “están las naciones más ricas, algunas de las más ricas del mundo. Todos los líderes, los grandes líderes, están aquí: los emires, los reyes y todos. Es un grupo muy interesante”, señaló.

¿La segunda fase del plan?

Con el intercambio de los rehenes vivos por los cerca de 2.000 presos palestinos se cumplieron los puntos principales de la primera fase del acuerdo. Sin embargo, Hamas todavía tiene que devolver 24 cadáveres de los rehenes fallecidos: este lunes sólo entregó cuatro cuerpos, según informó el Ejército, que los trasladó de Gaza a Israel, donde serán identificados en el Centro Nacional de Medicina Forense.

El grupo islamista ya había advertido de que no sería fácil localizar los cuerpos de los fallecidos en medio de las ruinas de Gaza y que llevaría un tiempo, y el Gobierno israelí pareció asumir este retraso. Pero los familiares de los rehenes denunciaron que esto representa una violación del acuerdo y exigieron suspender su aplicación hasta que los cuerpos de los 28 fallecidos sean entregados.

Por el momento, todo indica que el alto el fuego en Gaza no está en peligro, sobre todo porque Trump no va a permitir que le arruinen su plan. A pesar de que no están claros cuáles serán los próximos pasos ni fueron negociados los detalles por parte de los mediadores, el estadounidense dijo este lunes de forma confusa que “ya empezó la fase dos”. Pero admitió que “las fases están un poco mezcladas entre sí”, ya que su plan es más un conjunto de ideas vagas que una hoja de ruta clara.

“Una vez que todos los rehenes hayan sido devueltos, se concederá la amnistía a los miembros de Hamas que se comprometan a la coexistencia pacífica y al desmantelamiento de sus armas”, reza uno de los puntos, posterior a los que fueron aplicados hasta el momento. Pero desde el alto el fuego en Gaza, el movimiento islamista volvió a tomar el control de las zonas de Franja de las que se retiraron las tropas israelíes y volvió a ejercer, dentro de sus capacidades mermadas, de administrador y guardián.

Según Trump, los islamistas seguirán al mando, por el momento: “Les dimos la aprobación por un tiempo (…). Tendremos que vigilar que no haya grandes problemas. Creo que todo irá bien”, declaró a bordo del Air Force One, en el vuelo de Washington a Tel Aviv.