Los talibanes negocian un gobierno de transición, amenazados por la quiebra y las protestas

Peter Beaumont / elDiario.es

The Guardian —

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Los talibanes negocian “una transición” con políticos del Gobierno afgano y dirigentes veteranos como el expresidente Hamid Karzai, mientras crecen sus dificultades para gobernar entre la crisis de liquidez, el caos en las vías de salida del país y las crecientes protestas ciudadanas. Aseguran que crearán un régimen “inclusivo”, pero ya han dejado claro que “no será una democracia”.

Una fuente con conocimiento de las negociaciones aseguró a elDiario.es que “hay muchas posibilidades de que haya un acuerdo de transición”.

Un dirigente de los talibanes dijo a Reuters que “Afganistán podría ser gobernado por un consejo de Gobierno” y que “el líder supremo del movimiento militante islamista, Haibatullah Akhundzada, probablemente seguirá al mando”. El miembro del grupo fundamentalista Waheedullah Hashimi dijo que faltan muchas cuestiones por concretar, pero recalcó que Afganistán “no será una democracia”. “No habrá ningún sistema democrático porque no tiene ninguna base en nuestro país y tampoco discutiremos qué tipo de sistema político debería aplicarse en Afganistán, porque la respuesta ya es obvia, es la ley sharía”, dijo Hashimi.

Entretanto, las protestas de la población han aumentado. Tienen más participantes que las de las primeras horas, tras el asalto de Kabul, y se están produciendo en varias ciudades del país. Los talibanes disolvieron con violencia una protesta de unas 200 personas cerca del palacio presidencial en la capital.

Los medios locales informaron de varios muertos en estas protestas. Los talibanes reconocieron que ha habido al menos 12 en el caótico acceso al aeropuerto de Kabul. Su agresividad para impedir que civiles entren en el aeropuerto la han sufrido también trabajadores de la embajada española en Kabul, entre ellos un conductor que fue herido este miércoles cuando intentaba acudir a la convocatoria del Ministerio de Exteriores para ser evacuado.

Falta de liquidez

La resistencia de la población puede ser uno de los problemas de los talibanes para gobernar.

El más urgente puede ser la falta de liquidez para administrar las instituciones construidas en los últimos 20 años en el país. En gran medida, no pueden acceder a sus reservas de divisas y los donantes occidentales, que hasta ahora han financiado las instituciones afganas en un porcentaje cercano al 75%, han interrumpido los pagos o amenazan con hacerlo.

En los últimos años, el grupo islamista radical ha ganado independencia en relación a la ayuda que recibe de aliados que los han financiado como Irán, Pakistán y los donantes ricos del Golfo. Pero sus flujos financieros del año pasado, en torno a los 1.600 millones de dólares (unos 1.370 millones de euros), están muy por debajo de lo que necesitarán para gobernar.

Ajmal Ahmady, que fue gobernador del Banco Central de Afganistán hasta el regreso de los talibanes al poder, dijo este miércoles que el país tiene 9.000 millones de dólares en reservas en el extranjero (unos 7.700 millones de euros), pero no en billetes dentro de sus fronteras. También, que la Administración Biden congeló el domingo el envío de las reservas afganas depositadas en cuentas bancarias estadounidenses. Y el Fondo Monetario Internacional confirmó este miércoles que mantiene congelado el acceso de los talibanes a las reservas mientras no haya claridad sobre el futuro Gobierno.

Unos 7.000 de esos 9.000 millones de dólares, según publicó Ahmady el miércoles en Twitter, no son billetes de dólares sino bonos, activos y oro de la Reserva Federal de EEUU. También escribió que las tenencias de dólares del país eran “casi nulas”, porque durante la ofensiva talibán que la semana pasada arrasó el país no se recibió un envío de efectivo programado para esas fechas. “El siguiente envío nunca llegó”, asegura. “Parece que nuestros socios tenían buena información sobre lo que iba a ocurrir”.

Según Ahmady, es posible que la falta de dólares estadounidenses produzca una depreciación del afgani, la moneda local, y un aumento en la inflación que perjudicará especialmente a los pobres. Lo más probable es que acceder a esas reservas no sea tarea fácil ahora que el Gobierno estadounidense está considerando incluir a los talibanes dentro de los grupos oficialmente calificados como terroristas. “Los talibanes ganaron militarmente, pero ahora tienen que gobernar”, recuerda el gobernador. “No es fácil”.

Ventas de opio

Los talibanes llevan tiempo sometidos a sanciones internacionales y en los últimos cinco años se han servido del aumento gigantesco en sus ventas de opio para financiarse. Según algunos expertos, hasta han introducido una nueva variedad de amapola para tener tres cosechas al año en lugar de dos.

Hace dos años, un informe confidencial elaborado por la OTAN los describía como un movimiento que ha “alcanzado, o está a punto de alcanzar, la independencia financiera y militar”. Según el informe, lograrla permitirá “a los talibanes afganos autofinanciar su insurgencia sin necesidad del apoyo de gobiernos o ciudadanos de otros países”.

Eso sirve para explicar sus recientes éxitos, pero la enorme diferencia entre el dinero que tuvieron disponible para su campaña militar y el que necesitarán para gobernar es uno de los principales motivos por los que se dice que los talibanes tendrán que poner una cara más amable frente al mundo para conseguir apoyos.

Como dijo hace unos meses John Sopko, inspector general especial de EEUU para la reconstrucción de Afganistán, “parece que hasta los talibanes comprenden la extrema necesidad de ayuda exterior que tiene Afganistán”.

En la primera conferencia de prensa que dio el grupo talibán el miércoles en Kabul prometieron detener la exportación de narcóticos desde Afganistán hasta llevarla “a cero”. Pero, según el Informe Mundial sobre Drogas de la ONU, el 84% de la producción mundial de opio en 2020 se cultivó en el país. La mayor parte de esa producción tuvo lugar en zonas controladas por los talibanes y el grupo se benefició de ella con un impuesto del 10% sobre la producción.

De acuerdo con las estimaciones de la ONU, los niveles más altos de producción de opio en Afganistán se dieron en tres de los últimos cuatro años. En 2020, el cultivo de amapolas se disparó un 37%.

Exportaciones mineras

En los informes elaborados para la ONU, la OTAN y la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, aparece otro componente en la financiación de los talibanes: los impuestos a las exportaciones mineras, que representan casi un tercio de sus ingresos. También reciben impuestos de los afganos que viven en las zonas bajo su dominio.

Los análisis demuestran que los talibanes han seguido figurando entre los principales beneficiarios de las donaciones de millonarios del Golfo, con una cantidad superior a 240 millones de dólares (unos 205 millones de euros). También han recibido el apoyo de Irán.

Para los talibanes, las cosas se complican aún más con las amenazas de cortar las ayudas que durante mucho tiempo han sostenido al Gobierno de Afganistán (y que representan el 42,9% del PIB).

Alemania, uno de los principales donantes del país, ha anunciado su decisión de interrumpir sus fondos para el desarrollo de Afganistán. Berlín tenía previsto aportar este año 430 millones de euros en ayudas. Otros amenazan con seguir el mismo camino.

Traducido por Francisco de Zárate.