Análisis

Meloni ha arrasado, pero tiene muchos obstáculos por delante

Experto en ultraderecha europea —

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El primer líder de extrema derecha en la Europa Occidental de posguerra será una mujer: Giorgia Meloni. La llamada coalición de “centroderecha” liderada por la extrema derecha ha obtenido el 44% de los votos. La falta de proporcionalidad en el sistema y la ausencia de una coalición entre el Partido Democrático, de centroizquierda, y el reformado Movimiento Cinco Estrellas (M5S) le otorgarán una mayoría enorme en el Parlamento.

El cambio más importante se da en la dinámica de poder dentro del “bloque de la derecha”. Hasta 2018, la coalición estuvo liderada por Silvio Berlusconi, problemático desde todas las perspectivas posibles, pero no de extrema derecha. En 2018, la Liga de Matteo Salvini consiguió superar ligeramente a Forza Italia, pero ahora la fuerza dominante va a ser la de los “posfascistas” Hermanos de Italia de Meloni.

La inmensa victoria obtenida por este bloque alimentará aún más la histeria mediática en torno al ascenso de la extrema derecha en Europa. Pero este relato es, en gran medida, incorrecto y no tiene en cuenta la historia. En primer lugar, ignora las diversas derrotas electorales que los partidos de extrema derecha han sufrido en otras elecciones recientes, como las de Alemania, Noruega y Eslovenia. En segundo, los partidos de extrema derecha llevan desde principios del siglo XXI formando gobiernos y siendo parte de la vida política en Europa.

Si hay algo destacable en la victoria de Hermanos de Italia y en la de los Demócratas de Suecia dos semanas antes, es que tienen sus raíces ideológicas y organizativas en el (neo)fascismo. Pero ni siquiera en eso son únicos. También tenía ahí sus raíces Alianza Nacional, una formación predecesora de Hermanos de Italia que formó parte de los primeros gobiernos de Berlusconi antes de fusionarse con Forza Italia. Más importante aún: la ideología de Hermanos de Italia y de los Demócratas de Suecia no es ni más radical ni más moderada que la de otros partidos populistas de derecha radical como el Partido de la Libertad, en Austria, o como la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, en Francia.

Del mismo modo, la especulación de que el nuevo gobierno de extrema derecha va a tener un impacto significativo en la UE, así como las afirmación de que esto supone una victoria para Vladímir Putin no son solo ideas exageradas, sino erróneas. Es cierto que Meloni y Salvini han defendido a Putin durante mucho tiempo, pero los dos han bajado el tono de forma considerable desde que Rusia invadió Ucrania. Y lo que es más importante: la coalición está dominada por Meloni y Hermanos de Italia, que en el Parlamento Europeo se han alineado con el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, liderado por Ley y Justicia, el partido del Gobierno polaco y el más crítico con Putin.

Dependencia de Europa

Como Polonia y como Hungría, Italia depende en gran medida de la financiación europea, especialmente tras la pandemia de la COVID-19. El nuevo Gobierno tiene poco interés en arriesgar esos fondos, y menos aún en iniciar una salida de la UE. Dicho esto, es muy probable que el Gobierno italiano ahora se ponga del lado de Polonia en el Consejo Europeo, lo que hará a Varsovia menos dependiente de Viktor Orbán, el primer ministro húngaro con el que las relaciones se han estropeado desde el comienzo de la guerra.

A pesar de ello, hay buenas razones para confiar en que el nuevo Gobierno de Italia no será un actor especialmente relevante en la política europea. En primer lugar, el éxito de Hermanos de Italia se ha basado hasta ahora en mantener un perfil bajo, manteniéndose al margen de varios gobiernos italianos. A Meloni le benefició ser la anti-Salvini, un candidato relativamente tranquilo y predecible. Como señala Simon Kuper, si Berlusconi y Salvini representan el populismo de estilo trumpista al que le gusta el espectáculo, Meloni es más parecida a Orbán: más medidas y menos artimañas políticas.

En segundo lugar, Meloni es una líder relativamente inexperta que depende de dos políticos con experiencia, egos enormes y un ardiente deseo de ser el centro de atención y el poder. Aunque parece tener relativamente poco ego para estar en política, y ha sabido compartir el protagonismo con otros, Berlusconi y Salvini son los típicos 'machos': ¿serán de verdad capaces de quedar en un segundo plano con una mujer al frente?

En tercer lugar, el nuevo Gobierno llega al poder en el peor momento posible. Como el resto de Europa, Italia se enfrenta a una crisis por la inflación y por la energía que seguramente se agravará en invierno. Estas dos crisis ya eran peores que en la mayoría del resto de países: además de ser especialmente dependiente del gas y del petróleo de Rusia, Italia aún está sintiendo el efecto de la pandemia y de una recesión anterior. La coalición tiene una mayoría parlamentaria amplia capaz de encajar fácilmente deserciones individuales, pero en los próximos meses todos los partidos que la integran van a seguir y a estar muy atentos a las encuestas.

En resumen, las elecciones italianas han sido únicas y a la vez normales. Han sido únicas porque Meloni será la primera mujer en gobernar Italia y la primera líder de extrema derecha en liderar un país de la Europa Occidental contemporánea. Pero han sido normales en el sentido de que los partidos de extrema derecha (y sus ideas) llevan al menos dos décadas formando parte de la política europea. Lo más sorprendente y deprimente es que, al parecer, los partidos democráticos y progresistas aún no tienen ni idea de cómo afrontar esa realidad.

Traducción de Francisco de Zárate