Los relojes de agua, los sistemas de canalización subterránea o los sismógrafos no fueron inventos modernos ni europeos. En China ya existían siglos antes. La fabricación de papel, el uso del compás y el desarrollo de la imprenta fueron procesos que también se anticiparon en ese territorio, con métodos que luego inspirarían a otras civilizaciones. Mientras el resto del mundo apenas comenzaba a registrar ciertos avances, en la antigua China ya se documentaban conceptos técnicos complejos, organizados con rigor y pensados para ser transmitidos. Uno de los mejores ejemplos de esta capacidad de adelantarse está en un descubrimiento que salió a la luz en una tumba sellada hace más de 2.000 años.
Los rollos de seda revelan el primer atlas anatómico completo que se conserva hasta hoy
El hallazgo se produjo en el yacimiento de Mawangdui, en la región de Hunan, al sur del país. Allí se encontraban los restos de la familia del marqués de Dai, incluido el cadáver perfectamente conservado de su esposa Xin Zhui. Pero lo más relevante no estaba en el estado de los cuerpos, sino en el contenido que custodiaban. Dentro de la tumba, los arqueólogos encontraron una serie de manuscritos escritos en seda, conocidos como los textos médicos de Mawangdui. Varios de ellos recogían descripciones detalladas del cuerpo humano, con una estructura y un orden que han llevado a los expertos a considerarlos como el atlas anatómico más antiguo del que se tiene constancia.
Los textos fueron analizados por un equipo internacional dirigido por Vivien Shaw, profesora de anatomía en la Universidad de Bangor, cuya investigación se publicó en The Anatomical Record en 2020. La tarea no fue sencilla: el contenido estaba redactado en caracteres antiguos, sobre un soporte extremadamente delicado y con una terminología médica que requería una doble interpretación.
Shaw señala en el artículo que “las habilidades necesarias para interpretarlos son diversas, ya que el investigador debe leer el chino original y realizar estudios anatómicos que permitan reinterpretar las estructuras a las que se refieren los textos”.
Uno de los términos que aparece de forma constante es meridiano, un concepto asociado hoy a la acupuntura pero que en este caso se interpreta como una alusión directa a vasos sanguíneos. En el caso de una línea descrita como “en el centro de la palma, va por el antebrazo entre los dos huesos siguiendo recto a lo largo de los tendones, atraviesa debajo del tendón hasta el bíceps, llega a la axila y conecta con el corazón”, el equipo concluye que se refiere con exactitud al recorrido de la arteria cubital.
Otra sección, también traducida por el equipo, indica que hay un meridiano que “comienza en el dedo gordo del pie y discurre por la cara interna de la pierna y el muslo. Se une al tobillo, la rodilla y el muslo. Recorre los aductores del muslo y cubre el abdomen”. Esta descripción coincide con el trayecto de la vena safena.
La datación de los manuscritos, que se remontan a la dinastía Han (206 a.C.–220 d.C.), coloca estos documentos varios siglos antes de los tratados médicos atribuidos a figuras como Herófilo o Erasístrato en la antigua Grecia. Sin embargo, a diferencia de los textos griegos, de los que solo han sobrevivido referencias indirectas, los rollos de Mawangdui se conservan de forma íntegra.
Detrás de algunas observaciones tan exactas podría haber prácticas médicas poco comunes
El estudio también plantea hipótesis sobre cómo se obtuvieron los conocimientos que aparecen reflejados. A pesar de que la integridad física del cuerpo era considerada sagrada en esa época, hay registros como el del Libro de Han que relatan la disección de un reo llamado Wang Sun-Qing en el año 16 d.C. Esa práctica excepcional podría explicar cómo se lograron observaciones tan exactas. La investigadora Vivienne Lo, de la University College London, subraya que “algunos de los hallazgos ya habían sido publicados antes por otros investigadores”, lo que refuerza la validez del análisis.
Más allá del valor arqueológico, el descubrimiento cuestiona un enfoque muy extendido. Como recuerda el estudio, “la información recuperada también muestra la perspectiva eurocentrista en la medicina”. Hasta ahora, se habían dejado de lado numerosos sistemas de conocimiento por no haber surgido en Europa. Este hallazgo obliga a reconsiderar esa mirada y a reconocer que, en materia de anatomía médica, China ya se había adelantado siglos antes.