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Crónica

Historias de Gaza: se fue a buscar ayuda humanitaria y lo mataron

Ciudad de Gaza
El Ejército israelí mató este miércoles al menos a 26 gazatíes en la Franja de Gaza, entre ellos a tres niños, en ataques en el norte y sur del enclave.

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Hala Raheem, madre de cinco hijos en Gaza, se niega a que su marido vaya a los puntos de distribución de ayuda respaldados por Estados Unidos.

Tras oír hablar de los cientos de palestinos muertos a tiros allí, dice que prefiere “pasar hambre a quedarse viuda”.

“Desde que se puso en marcha este mecanismo israelí, he discutido muchas veces con mi marido porque quiere ir a recoger ayuda. Le repito que no quiero perderlo allí”, explica Raheem.

Cientos de personas han recibido disparos mientras intentaban recoger paquetes de comida. Conozco a mujeres que se han quedado viudas y a madres que han perdido a sus hijos tras enviarlos a los puntos de distribución.”

El 27 de mayo, Israel comenzó a aplicar un nuevo mecanismo de reparto en la franja de Gaza, tras casi tres meses de prohibición total de entrada de bienes y ayuda, un bloqueo que obligó a la ONU y a organizaciones internacionales de ayuda a suspender sus distribuciones en el empobrecido enclave.

El polémico mecanismo, gestionado por la estadounidense Gaza Humanitarian Foundation (GHF) bajo supervisión israelí en tres puntos de distribución del centro y sur de Gaza, provocó la muerte de más de 397 palestinos por fuego israelí desde su puesta en marcha, según organizaciones de derechos humanos.

Ayudas inalcanzables en Gaza

“Hay innumerables razones por las que no podemos llegar a la ayuda. En primer lugar, vivir en el norte de Gaza supone un agotador viaje de ida y vuelta de 20 kilómetros sólo para recoger un solo paquete lleno de alimentos básicos, apenas suficientes”, nos cuenta Raheem.

“En segundo lugar, estos lugares no son meros puntos de distribución de ayuda, son sitios de muerte. No puedo soportar la idea de perder a alguno de mis hijos o a mi marido sólo para conseguir una comida que durará sólo unos días.”

Raheem, cuyo marido trabajaba en la construcción antes del comienzo de la guerra de Israel contra Gaza en octubre de 2023, depende ahora casi por completo de la caridad para alimentar a sus hijos.

El trabajo de mi marido se interrumpió al comienzo de la guerra, y desde entonces no hemos tenido ninguna fuente de ingresos. En los meses anteriores a que la ocupación israelí sellara las fronteras, dependíamos en gran medida de la ayuda internacional distribuida por UNRWA y otras organizaciones humanitarias”, explicó.

“Esa ayuda era relativamente suficiente, incluía una variedad de alimentos, especialmente los adecuados para los niños, incluidos los que sufrían desnutrición. Pero ahora, por lo que he visto en las redes sociales, los paquetes distribuidos por la organización estadounidense sólo contienen los artículos más básicos, en su mayoría almidones.”

El viernes, Fares, el hijo mayor de Raheem, salió de casa por la mañana diciendo que iba a visitar a un amigo. Cuando no regresó a tiempo, Raheem lo llamó, sólo para enterarse de que había ido a recoger un paquete de comida a un punto de distribución de ayuda en el centro de Gaza.

“Cuando me dijo dónde estaba, casi me desmayo. Empecé a gritar y a llorar, rogándole que volviera. Le dije que no necesitábamos la comida, que sólo le necesitábamos vivo y a salvo”, recuerda.

“Me dijo que él y sus hermanos tenían hambre, que ya no podían más. Afortunadamente, consiguió volver a casa, pero con las manos vacías. Las fuerzas israelíes habían abierto fuego contra la multitud, y él escapó por poco. Prometió que nunca volvería allí después de lo que presenció”.

Pérdidas irremplazables

Raheem se considera “afortunada” por haber recuperado a su hijo con vida. Pero no todos fueron tan afortunados. Ramez Jendiya, un palestino desplazado de 32 años del barrio de Shijaiya, en el este de Gaza, murió en el acto por disparos cuando intentaba recoger ayuda.

En medio de un calor sofocante, Jendiya abandonó por última vez su tienda de campaña en el Estadio Palestino de la ciudad de Gaza.

No dijo mucho esa mañana, sólo que iba a intentar de nuevo llevar comida a su mujer y sus cinco hijos. No era su primer intento. Con la escasez de ayuda y las colas que se prolongaban durante horas, cada viaje conllevaba el riesgo cada vez mayor de no volver jamás.

Otros días, Jendiya había regresado tarde, con las manos vacías pero vivo. Esta vez, su mujer esperó hasta bien entrada la noche, con los ojos fijos en la abertura de la tienda y los oídos atentos a cualquier sonido que pudiera significar su regreso. Pero Jendiya no volvió.

“Ella intentó llamar a los hombres que normalmente iban con él, pero ninguno contestó. No pudo dormir en dos días, intentando desesperadamente localizarlo o averiguar algo sobre su suerte, sobre todo después de oír que habían matado a gente cerca del punto de distribución”, dijo Ahmed, su hermano.

Fueron los familiares de Jendiya quienes entraron en acción. El sábado por la noche viajaron al centro de Gaza, decididos a encontrarlo. Llevaban su foto en el teléfono, caminaban por las calles y paraban a desconocidos, preguntando si alguien había visto a un hombre con los ojos cansados y cinco bocas que alimentar.

Al final, alguien les indicó el puente del valle de Gaza. “Allí hay cadáveres”, les dijo un beduino. Pero nadie se atrevía a acercarse, era demasiado peligroso. Así que la familia le ofreció dinero para ayudar.

“Se desnudó hasta quedar en ropa interior, con la esperanza de que los francotiradores y los cuadricópteros que sobrevolaban la zona lo consideraran inofensivo. Consiguió recuperar el cuerpo”, añadió Ahmed.

El lado izquierdo de la cara de Ramez había desaparecido. Tenía una herida abierta en la nuca, creemos que fue alcanzado por un dron cuadricóptero, una bala, quizá dos, que puso fin a su desesperado viaje por un único paquete de comida que nunca recibió”.

De vuelta al estadio, cinco niños esperaban bajo una tienda de plástico. Su padre había salido para llevarles comida. En lugar de eso, volvió envuelto en una mortaja.

Contenido provisto por UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio, para elDiario.es

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