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Parte del establishment se cansa de un gobierno al que percibe errático y corrupto

Gustavo Weiss, Adelmo Gabbi, Alberto Grimoldi, Mario Grinman, Eduardo Eurnekian, Bettina y Alejandro Bulgheroni, en el Council of the Americas.

Alejandro Rebossio

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Hasta este miércoles la Cámara Argentina de Comercio (CAC) mandó mails vendiendo entradas de US$250 para asistir ayer jueves al evento anual en la Argentina del Council of the Americas, organización de empresas norteamericanas en el que suelen disertar el presidente y varios ministros del país anfitrión. En años anteriores no sucedía. Quizás porque no era tan habitual que los gobiernos kirchneristas hablaran tanto en jornadas del establishment y entonces el Council aparecía como una ocasión especial para escucharlos.

Con Javier Milei y sus ministros es distinto. Hablan en numerosos encuentros empresariales. También en los streamings en los que juegan de local. Los grandes empresarios ya conocen su pensamiento y en general están sorprendidamente satisfechos con el giro económico que tanto ansiaban. Sin embargo, muchos prefirieron faltar esta vez al Council. Y, de los que fueron, pocos acompañaron el discurso presidencial con aplausos efusivos como pasaba tal vez con Carlos Menem en los 90. Por supuesto que hay fanáticos como el presidente de la CAC, Mario Grinman, que planteó las próximas elecciones legislativas como un dilema entre “el bien y el mal”, o un Marcos Galperin, que no viene a estas citas y se reserva para el Foro Llao Llao cada abril en Bariloche y a puertas cerradas.

Pero parte del establishment está empezando a cansarse de un gobierno al que percibe errático y corrupto. El encuentro ocurrió un día después de que la hermana de Milei, Karina, la secretaria general de la Presidencia, y su asesor Eduardo Lule Menem -sobrino del expresidente- fueran denunciados ante la Justicia por el audio del despedido director de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, en el que la acusa de recibir coimas de la poderosa droguería Suizo Americana, propiedad de Jonathan Kovalivker. No es la primera vez que la apodada El Jefe aparece mencionada en un caso de presunta corrupción. Aparece como armadora de la promoción de la criptomoneda $LIBRA y se la menciona como facilitadora de reuniones de empresarios con su hermano a cambio de supuestos aportes.

El nuevo caso “se comentó en los corrillos del Council, no es gratis para el Gobierno, no tengo pruebas, pero tampoco dudas”, deslizó una de las contadas caras conocidas que asistieron este jueves a la cita en el hotel Alvear. “No sorprende, por algo vino Milei y medio gabinete, pero no Karina”, analizó otro participante del encuentro. Un tercero que no pudo asistir admitía que, así como este gobierno enamora a muchos empresarios que está haciendo buenos negocios pese a que se preocupan por las altas tasas de interés, a la vez reconocen que desde la hermana del Presidente hasta segundas y terceras líneas piden dinero con la misma voracidad del menemismo o del kirchnerismo.

Eso sí, más de uno aclara que hay otros funcionarios como Pablo Lavigne, secretario de Coordinación Productiva, que contrastan con sus antecesores, en este caso Matías Tombolini, porque no piden nada a cambio de facilitar trámites. Aunque tampoco Lavigne ventiló auditorías sobre la gestión pasada, como hizo la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, para demonizar a los movimientos sociales. Quizás pesó el supuesto pacto entre bambalinas entre Milei y el jefe político de Tombolini, Sergio Massa. El tigrense ayudó al libertario a superar a Juntos por el Cambio con la falsa idea de que podría derrotarlo con más facilidad en un balotaje que a la desaparecida alianza de centroderecha. El Presidente fue agradecido y excluyó de la motosierra a muchos massistas que trabajan en el Estado.

Pero más allá de la corrupción, con la que los empresarios argentinos están acostumbrados a lidiar, irrumpe la novedad del cansancio con Milei. “Partes del discurso era más para los jóvenes libertarios que para el círculo rojo”, se quejó uno. “Discursos repetidos, exagerados, poco auténticos, frases repetidas, resultados que no llegan o que se les están escapando”, comentó un consultor.

Entre los industriales están los más críticos, en el menemismo y ahora, porque son víctimas de la importación, aunque también ellos se reconvierten en importadores y los que peor la pasan son sus empleados despedidos. “La gente se aburre del 'riesgo kuka, riesgo kuka'. Están hace casi dos años y hay un quilombo que están cerrando las empresas -más de 15.000, según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo-, hay desempleo, inflación en dólares, economías regionales hechas mierda. La gente está dándose cuenta de que el sacrificio no rinde. Cuando dicen que la economía sube como pedo de buzo y que el dólar bajará a $1.000, y no pasa, la gente se empieza a preguntar si Milei es tan sabio como se cree cuando cita a Hayek, Mises y Rothbard”, cita un industrial sobre los tres pensadores de la escuela de economía ultraliberal austríaca.

Susan Segal, líder del Council of the Americas, con Milei y Grinman.

Entre el público del Council destacaron Eduardo Eurnekian y Alejandro Bulgheroni -con su esposa Bettina, nombrada por Karina Milei como embajadora de la marca país-, que crecen en los negocios minero y gasífero, respectivamente. El exempleador de Milei zafó de que la desregulación tocara sus aeropuertos. También estuvo Federico Braun (supermercados La Anónima y Grupo Financiero Galicia), Martín Rappallini (Unión Industrial Argentina) y Gustavo Weiss (Cámara de la Construcción), de sectores no tan venturosos en esta etapa.

En la cena de recaudación de campaña de la Fundación Faro, que dirige Agustín Laje, se congregaron hace dos semanas algún miembro de la familia Bulgheroni, Claudio Belocopitt (Swiss Medical), el agropecuario Enrique Duhau y el desarrollador inmobiliario Jorge O'Reilly. Los hermanos Juan y Patricio Neuss, amigos del asesor presidencial Santiago Caputo, organizan estos encuentros de la fundación en su Yacht Club Puerto Madero. Compiten con Galperin por liderar el club de fans del presidente.

Otro que no se queda atrás es Eduardo Elsztain, que también progresa en las actividades inmobiliaria y minera. Hace cuatro semanas publicó en su perfil de LinkedIn a propósito un reciente viaje a EE UU: “En Nueva York muchos me preguntaban por Argentina. No es la primera vez que me pasa, y creo que nos pasa a muchos que viajamos por trabajo. Es emocionante, cada vez que uno va a otro país, escuchar comentarios positivos y dar cuenta de las expectativas de los otros”.

Milei, en la última cena de la Fundación Faro.

Pero cada vez son más los que piensan como el sojero retirado Gustavo Grobocopatel, en una reciente entrevista con Martín Sivak en el diario español El País: “Ayudemos a Milei y luego que venga un presidente que nos guste más”. Son los que reconocen que el país se hundía en el final de la gestión de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Massa, celebran que ahora están mejor con el libertario, pero preferirían otro en la Casa Rosada en 2027.

Claro que por ahora no hay alternativa a la dicotomía entre La Libertad Avanza y el peronismo. Por eso, en los comicios legislativos de dentro de dos semanas en la provincia de Buenos Aires apuestan por los primeros. “Esta elección es el último helicóptero que sale de Saigón. Si no, viene el Vietcong”, recurre a la metáfora un empresario que compara la batalla electoral con la guerra de Vietnam entre EE.UU. y el comunismo. Se resigna a apoyar a Milei y espera que venza. O al menos que no pierda por más de 5 puntos porcentuales. Lo mismo opina un banquero.

Si el gobernador Axel Kicillof consigue vencer por más de eso, creen que se pondría en jaque el método rústico del Presidente de frenar el dólar sacando de la plaza todo peso que circule y pateando las tasas bien arriba como si aún fuera el arquero de Chacarita. Se complicaría la doma del dólar. Esa rusticidad ideológica de Milei también se percibió en los bancos el mes pasado cuando quiso eliminar las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), herederas de la deuda del Banco Central, con la idea de sostener el rebote económico, pero acabó teniendo que recular elevando las tasas y frenando el flato de buzo.

No hay grandes empresarios que apuesten por Kicillof, denigrado por Grinman en su discurso de este jueves en el Council. Pero también hay una realidad estructural que empujaría el dólar hacia arriba: el tipo de cambio atrasado y las reservas bajas.

En el peronismo, a su vez, hay quienes sostiene que Massa sigue concitando apoyos del establishment, desde Francisco de Narváez hasta José Luis Manzano -pese a sus elogios públicos a Milei-, desde su socio Daniel Vila hasta el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, Mario Montoto. En los entornos de los cuatro empresarios niegan cualquier respaldo en este proceso electoral con la misma firmeza con la que desmienten vínculos comerciales de Montoto con otro empresario de la tecnología de seguridad, el creciente contratista del Estado y dueño de FlyBondi, Leonardo Scatturice, consejero a su vez de Santiago Caputo.

Leonardo Scatturice junto a Donald Trump y uno de sus principales estrategas, Barry Bennett

Así y todo, Massa se las ha arreglado para arruinar el proyecto de una tercera vía apenas se formó. Su mano se nota detrás de la candidatura a diputada de Natalia de la Sota en Córdoba, que pone en riesgo una victoria allí de Juan Schiaretti y su alianza Provincias Unidas entre los gobernadores de su provincia, Santa Fe, Jujuy, Chubut y Santa Cruz.

Por eso, algunos empresarios predicen Milei gobernando ocho años. Y que sólo en el segundo gobierno lograría las inversiones a las que aspira. “No hay oposición capaz de armar y seducir algo serio como alternativa -comenta un consultor de compañías-. No llegan. Ahora bien, eso no quiere decir que LLA pueda imponer su agenda de reformas laboral, impositiva, jubilatoria, contra los sindicatos, a favor de la privatización. Mejora su situación en el Congreso para evitar leyes en contra y sostener vetos, no como ahora, pero no se sabe si le alcanzará para más”, plantea un consultor mientras un banquero también duda que Milei pueda cambiar y buscar consensos, sobre todo cuando los cambios tributarios perjudicarían a las provincias.

El consultor prosigue: “Hay cierto mar de fondo. Nadie lo dice pero por ahora (Luis) Caputo no hace nada para poner en condiciones de igualdad a las empresas con la competencia del exterior. Sufren el aumento fiscal de provincias y municipios. El empleo registrado, por el piso. Así es imposible solucionar el bache previsional. El capitalismo de amigos, como siempre -de los cuadernos de la construcción se pasó a los audios de las farmacéuticas- . Se agiganta la diferencia entre los pudientes y los que la pelean. Sociedad partida. El tipo de cambio y las reservas generan dudas. Hay un plan para llegar a las elecciones, pero no estrategia modelo país”.

Mandriles también hay en el mundo empresario.

AR/MC

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