Negociaciones

Ucrania y Rusia inician conversaciones por primera vez en tres años en un clima de desconfianza

Albert Sort Creus

Moscú —

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La reunión entre los representantes de Rusia y Ucrania dio comienzo finalmente este viernes en Estambul, según informaron diversos medios, en las primeras conversaciones directas conocidas en tres años, desde las negociaciones de abril de 2022 en la misma ciudad turca.

Las expectativas son muy bajas. La delegación de Kiev quiere hablar de una reunión entre Vladímir Putin y Volodímir Zelenski en las conversaciones con la contraparte rusa, según fuentes ucranianas a diferentes medios. Ucrania también dejó claro que su prioridad es lograr un alto el fuego incondicional, mientras que los rusos han asegurado que pretenden abordar las “causas fundamentales” de la guerra, una frase utilizada frecuentemente por el Kremlin para justificar la invasión.

La reunión comenzó aproximadamente una hora más tarde de lo previsto. Ucrania acusó a Rusia de socavar las negociaciones con una demanda de último minuto. Según dijo una fuente diplomática a Sky News, Moscú exigió conversaciones individuales con Kiev sin la presencia de Turquía y Estados Unidos. “Hemos venido a mantener una conversación seria, mientras que (los) rusos están planteando exigencias, condiciones. Esto nos hace dudar de si Putin les envió para resolver problemas o solo para paralizar el proceso. Solo hay una razón para que los rusos teman tener a EEUU en la sala: han venido a paralizar el proceso, no a resolver cuestiones, y quieren ocultárselo a EEUU”, dice la misma fuente.

Las conversaciones tienen lugar en el Palacio de Dolmabahce, que albergó la ronda de negociaciones infructuosa entre Moscú y Kiev hace más de tres años. Antes del encuentro tuvo lugar una reunión trilateral entre Turquía, Estados Unidos y Ucrania. En ella participó el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y el enviado especial para Ucrania, Keith Kellogg, junto a los jefes de las diplomacias ucraniana y turca, Andrí Sibiga y Hakan Fidan, así como el ministro de Defensa, Rustem Umerov, y el jefe de la oficina de la Presidencia, Andrí Yermak. Además, la parte ucraniana se vio las caras con altos asesores de Francia, Reino Unido y Alemania.

Putin insistió en las consultas directas en Estambul en lugar de aceptar la oferta de Ucrania y sus aliados de un alto el fuego incondicional de 30 días. Después de que el líder ruso se negara a viajar a Turquía para reunirse con Zelenski, el presidente ucraniano no reveló hasta este jueves por la tarde si enviaría o no una delegación a las negociaciones con Moscú y las conversaciones han colgado de un hilo durante horas. El presidente ucraniano no participa y la comitiva la encabeza el ministro de Defensa, Rustem Umerov.

En una rueda de prensa en Ankara, tras encontrarse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Zelenski lamentó que el Kremlin “no se tomara en serio” las conversaciones enviando a representantes de poco peso político. “Por respeto a Trump, enviaremos una delegación”, añadió, aunque aseguró que el bajo perfil de los enviados rusos constituía “una falta de respeto”, no solo a él, sino también a los presidentes de EEUU y de Turquía.

Vladimir Medinski, jefe de la delegación de Rusia, es quien ya lideró el proceso de 2022 en Estambul que, aunque tuvo varios avances, acabó estallando por los aires. Rusia asegura que fue Zelenski quien descarriló las negociaciones a petición de Occidente, algo que el presidente ucraniano ha negado.

El líder ucraniano duda del poder de decisión de los emisarios de Putin. “Necesitamos entender cuál es el nivel de la delegación rusa, cuál es su mandato y si son capaces de tomar decisiones por sí mismos porque todos sabemos quién toma las decisiones en Rusia”, ha dicho. Desde Moscú, le respondieron el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, que lo calificó de “patético”, y la portavoz del mismo ministerio, María Zajárova, que le dijo, sin filtro: “Habla de personas honradas un payaso y un perdedor”. Medinski ha señalado que la delegación tiene todos los poderes y competencias necesarios para negociar.

Trump: “No va a pasar nada hasta que Putin y yo nos reunamos”

Mientras tanto, de gira en Oriente Medio, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo este viernes que se reunirá con Putin “tan pronto como podamos organizarlo” y, tras amagar con viajar a Turquía en varias ocasiones en la última semana, confirmó que regresará a Washington.

El empuje de Trump fue fundamental para que Zelenski no plantara a la delegación rusa. Este jueves, el presidente estadounidense se volvió a desmarcar de la posición de fuerza occidental y evitó atacar a Putin por no haber ido a Turquía o por haber enviado segundas espadas a las conversaciones. Es más, se mostró comprensivo con su ausencia. “¿Por qué debería ir él si yo no estoy?”, se preguntó ante los periodistas en Qatar. Más tarde, antes de aterrizar en Dubái, añadió que no habrá ningún adelanto en las conversaciones de paz sobre Ucrania hasta que él no se reúna con el líder del Kremlin: “No va a pasar nada hasta que Putin y yo nos reunamos, ¿vale?”.

El líder norteamericano parece no querer romper la baraja con Rusia a pesar de sus reiteradas amenazas de abandonar la mediación. Según Bloomberg, Estados Unidos también ha propuesto reactivar el consejo OTAN-Rusia como parte de un plan más amplio para acabar con la guerra en Ucrania.

El responsable de la delegación rusa, Vladimir Medinski, compareció en el consulado general de Rusia en Estambul tras las acusaciones de Zelenski, en un intento de dejar clara su autonomía. Este ucraniano, que ya fue el negociador con Kiev en las conversaciones de Estambul de marzo de 2022, es el actual presidente de la Unión de Escritores de Rusia, fue ministro de Cultura y es uno de los ideólogos del revisionismo histórico de Putin, además de uno de sus más leales colaboradores. 

Fue el artífice de la reescritura de los libros de texto de historia para justificar la invasión en Ucrania, llegó a calificar al país vecino de “fantasma histórico” y suscribe la idea de que Rusia, Ucrania y Bielorrusia son un solo pueblo y que su separación fue artificial y perjudicial para millones de familias.

Censuró obras de teatro y ballets, y ha hecho varias declaraciones polémicas como cuando aseguró que los rusos tienen un cromosoma más que el resto, cuando se quejó de que algunas películas de animación rusas no parecían rusas porque aparecían “rostros asiáticos” (ignorando que en Yacutia, en el extremo oriente ruso, vive gente de origen asiático), o cuando negó la evidencia histórica de que el compositor Piotr Chaikovski era homosexual.

En una declaración escrita de dos minutos y medio, Medinski aseguró que la comitiva rusa “fue aprobada por orden del presidente Putin” y que “tiene todas las competencias y poderes necesarios para llevar a cabo negociaciones.” También insistió en el mantra de que la voluntad de la delegación rusa es “establecer, tarde o temprano, una paz a largo plazo eliminando las causas fundamentales del conflicto”, es decir, la destitución de Zelenski, la imposición de un gobierno afín al Kremlin, la desmilitarización de Ucrania y su estatus neutral, lo que demuestra que Rusia no está dispuesta a aceptar un alto el fuego incondicional de 30 días, como ya demostró anteriormente.

Objetivos irreconciliables

Ambos países plantean objetivos difícilmente conciliables, que poco invitan al optimismo en cuanto a posibles progresos en las conversaciones. Según Medinski, es necesario trabajar a partir de las negociaciones de Estambul de hace tres años, que terminaron en un fracaso. Aquellos documentos, debatidos antes de las contraofensivas ucranianas del verano de 2022, con el ejército ruso ocupando mucho más territorio que ahora, implicaban de facto la capitulación de Ucrania.

Entonces Ucrania aceptó un estatus neutral, la no adhesión a la OTAN o la renuncia a recuperar Crimea por la fuerza. Por contra, no hubo acuerdo sobre cuánto debería reducirse el ejército ucraniano (Rusia pretendía que tuviera menos de 100.000 soldados) y, sobre todo, no se llegó a ningún consenso sobre las garantías de seguridad, una cuestión primordial en caso de que Ucrania hubiera aceptado ver reducida su capacidad de defensa.

La prioridad de Kiev, en cambio, es negociar una tregua de 30 días, según medios locales. De hecho, Zelenski reclamó más presión a Putin de sus aliados si durante la cita se demuestra la falta de voluntad de Moscú para negociar. “Si no hay alto el fuego, pedimos las sanciones adecuadas”. 

La madrugada del jueves, Rusia lanzaba 110 drones contra las regiones ucranianas de Kiev, Sumi, Dnipró, Poltava e Ivano-Frankivsk. Zelenski insiste en que los planes de Putin siguen pasando por una victoria sobre el terreno. “Rusia ha lanzado una ofensiva contra Ucrania en todos los frentes. El principal foco es la región de Sumi, donde se concentran 70.000 tropas”, ha explicado.

Los aliados europeos le han recogido el guante y han amenazado con endurecer sanciones si del encuentro en Estambul no sale el compromiso de Rusia de detener los combates. Desde Antalya, también en Turquía, donde han coincidido los ministros de Exteriores de la OTAN, el titular francés, Jean-Noël Barrot, ha hablado de “sanciones masivas”, mientras que el alemán, Johann Wadephul, ha advertido a Putin de que está “tensando demasiado la cuerda”.

El presidente ucraniano también reiteró que no quieren debatir la cesión de los territorios ocupados, incluida la península de Crimea. “Crimea es ucraniana, no reconocemos que sea rusa. No podemos discutir cuestiones territoriales”, ha afirmado. Por su parte, varios altos cargos rusos han hecho especial hincapié durante los últimos días en que, además de partir de los documentos de Estambul de 2022, hay que “tener en cuenta la situación actual sobre el terreno”, es decir, los avances del ejército ruso en el frente. 

Dudas sobre los resultados

La mayoría de los analistas rusos contrarios al Kremlin son muy críticos con el enfoque ruso de las conversaciones. Andréi Kozirev, exministro de Exteriores, considera la designación de Medinski un “menosprecio” a Washington y añade: “Los rusos respetables de Moscú lo encuentran vergonzoso”.

Para el escritor Vladímir Pastújov, se trata de “una señal de que Putin ha elegido la guerra por delante de la desescalada”, mientras que el politólogo Ilya Budraitskis lamenta que para Putin “nada ha cambiado desde las anteriores conversaciones de Estambul”.

Otros observadores entienden que el perfil menos político de la delegación rusa és “alentador”. Es el caso del profesor y analista británico, Mark Galeotti, que escribe en X: “La falta de autoridad personal de Medinski no es un menosprecio, sino más bien un signo de que Putin quiere gestionar cualquier proceso por control remoto. Es un dron humano, lo que significa que cualquier cuestión en la que se avance tiene su apoyo”.

También Nikolái Petrov, investigador ruso exiliado, destaca que el jefe de la inteligencia militar rusa (GRU), Ígor Kostiukov, esté presente en la delegación. Kostiukov ha sido una figura clave en los últimos intercambios de prisioneros de guerra entre Rusia y Ucrania. “Que no sea un espectáculo con los negociadores principales, sino que consista en gente que realmente debe hacer el trabajo, es una prueba de las intenciones muy serias del Kremlin”, concluye.

Sin embargo, hay nombres del equipo ruso que suscitan especial recelo entre los negociadores ucranianos. Según explica el periodista Yaroslav Trofimov en su libro Our enemies will vanish, uno de los enviados del Kremlin que repite de 2022 es Aleksander Fomín, viceministro de Defensa. Hace tres años amenazó a los emisarios de Kiev con “continuar matándolos y masacrándolos” si rechazaban un acuerdo. Uno de ellos, el asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, afirma: “Los escuchamos y nos dimos cuenta de que a aquellas personas no las enviaban a unas conversaciones, sino a nuestra capitulación”.