Entre abrazos y llanto, crónica de las asambleas en los medios públicos ante el anuncio de privatización

La confirmación de lo que se presuponía llegó con la inmediatez de un rayo. “La TV Pública se ha convertido en un mecanismo de propaganda y tiene que ser privatizada”, dijo Javier Milei  en un programa de radio de la primera mañana el día posterior al balotaje en el que fue electo presidente. “Todo lo que puede estar en manos del sector privado va a estar en el sector privado”, agregó y confirmó que también privatizará Radio Nacional y la agencia de noticias Télam. En menos de doce horas de conocidos los resultados, los y las trabajadoras de los medios públicos recibieron la noticia y ese lunes feriado fue aún mucho más duro en las redacciones y estudios de grabación. Ese día y los siguientes fueron de llanto y abrazos, pero también de organización. Se diagramaron asambleas escalonadas en cada uno de los medios públicos para debatir estrategias, pero también para generar espacios de contención ante una disputa que se prevé dura e inédita. 

“Sabíamos que un gobierno de estas características iba a venir por la soberanía informativa, pero también sabemos que la privatización no es para nada fácil. Mucho menos, en aquellos medios que están comprendidos en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Estamos acá y vamos a enfrentar cualquier agresión, incluso la profundización del vaciamiento que es una de las posibilidades que inició el macrismo y que ahora viene para terminar con la reducción de la planta con paritaria cero y la depreciación de los salarios para que se acepten los retiros voluntarios”, dijo Micaela Polak, delegada de Radio Nacional y secretaría de Género del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA)  en la asamblea que se hizo el martes al mediodía. La oficina del Servicio Informativo se llenó de trabajadores y trabajadoras, con una asistencia mucho mayor a las habituales: desde personas que están cerca de jubilarse y otras más jóvenes, algunas con ojos llorosos y otras con el semblante tenso. 

Simultáneamente, los otros gremios que tienen representación en la radio pública como la Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicaciones (AATRAC), la Asociación de Trabajadores de Radio Nacional  (ATRANA) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) también hicieron sus reuniones y coordinaron una asamblea general el próximo martes al mediodía. Nadie sabe cuál será la estrategia de La Libertad Avanza: concesión, privatización, desfinanciamiento o cierre total. Y ante esa incertidumbre, la respuesta es la organización previa y la unidad de los sindicatos. Se evalúan estrategias en distintos ámbitos: en la calle, en las redes sociales, en el Congreso. Pero nada está definido hasta no saber cuál será la medida del nuevo gobierno. Mientras tanto, en los tres medios se declaró el “estado de alerta y asamblea permanente”. “Acá no estamos hablando solo de nuestros puestos de trabajo, estamos hablando del rol histórico que tenemos como trabajadoras y trabajadores de defender los medios públicos. Nunca pudieron voltearlos y nosotros tenemos que estar a la altura de la historia y resguardar la soberanía informativa. Esta radio tiene 49 emisoras que conectan a todo el país, que llega a lugares recónditos a los que no llega nadie, tenemos este edificio hermoso. Todo eso vamos a defender, es el rol que nos asigna la historia”, dijo Amanda Alma, delegada de AATRAC. 

La preocupación también es por la violencia contra las y los trabajadores que hacen coberturas en la calle. En la última semana, se intensificaron las agresiones al personal de los tres medios. Pasó con grupos del Sector Audiovisual de Télam y con cronistas de la TV Pública que fueron increpados en diversas coberturas. También con trabajadores de Radio Nacional, insultados y amenazados con cascotes a pocos metros de la emisora. Estas situaciones aisladas de microviolencia se replicaron en los últimos días y fue uno de los temas de las asambleas. El alerta generó que el SIPREBA reedite talleres sobre Seguridad en cobertura de conflictos.

El miércoles al mediodía la redacción del noticiero de la TV Pública se llenó de empleados y empleadas, que parados y sentados en sillas o en el piso ocuparon cada espacio. Alrededor de 80 personas se atiborraron en el lugar. “Te insultan, protestan, te atosigan.  Esto se profundizó desde hace 3 meses y ya lo vivimos con la ley 125, en la década del 90 y con el gobierno de Macri”, contó un trabajador. Con mates de por medio, varios recordaron las luchas de años anteriores y consideraron que ahí hay una fortaleza, la convicción de un pasado al que aferrarse. Sin embargo, todos y todas saben que lo que está enfrente es algo mucho más feroz, más violento ante la protesta social. Un escenario inédito en democracia. “Lo que tenemos enfrente es el Aconcagua por eso tenemos que estar espalda con espalda”, dijo uno de los oradores. “También sabemos que las acciones colectivas nos van a llevar al triunfo. Como lo hicimos en los 90, en el 2000 y 2018, la vamos a ganar”, agregó.

El periodista y escritor Carlos Ulanovsky, que también participó en una de las asambleas, consideró que el fracaso de todo intento de cierre o privatización previa tiene que ver con que los gobiernos advierten la importancia de llegar a todo el país: Radio Nacional con 49 emisoras, Télam con corresponsalías en cada provincia y la TV Pública, el único canal que llega a lugares a los que los privados no llegan. “Desde 1955, después del derrocamiento de Perón, los militares se proponen privatizar el único canal y no lo hacen. Desde entonces a hoy, pasaron muchísimos gobiernos y muchas veces estuvo también la idea de privatizar y, sin embargo, no lo lograron. Mi hipótesis principal es que no lo lograron porque cuando ya están en el poder y empiezan a disponer de las botoneras del Estado, se dan cuenta que eso puede ser útil”, afirmó el autor del libro “Estamos en el aire” en el que se recopila la historia de la televisión argentina.

En ese lugar de casi tres hectáreas de terreno y 35.000 metros cuadrados de edificio que se construyó para el Mundial 1978 y en el que el legislador Ramiro Marra sueña con poner una torre, la asamblea de trabajadores y trabajadoras hace catarsis y, a la vez, planifica lo que se viene. “Los medios públicos somos la garantía del derecho a la información. Somos esenciales para fortalecer la democracia, la libre expresión, la diversidad, la pluralidad de las voces y la construcción de ciudadanía. Tiene que ver con la producción de contenidos informativos que no se rigen por los estándares comerciales sino por el interés público, con la información como un derecho y no como una mercancía. Es por eso que estamos en asamblea”, dijo la periodista y delegada del canal, Silvia Fernández.  

Otras de las preocupaciones es la estigmatización en los medios privados que convalida la idea de medios públicos desechables. Luego de las declaraciones de Milei, en diversos canales y diarios se hicieron informes tendientes a demostrar lo deficitario de los medios públicos y la sinrazón de su existencia. Incluso, una periodista difundió recibos de sueldo e información falsa. Publicó el recibo de una persona con una jefatura y la presentó como el sueldo promedio. “El ataque a los medios públicos genera también un clima persecutorio de violencias a sus trabajadores, esta semana lo sufrimos. Hemos sido hostigados y agredidos, hay toda una campaña del miedo en contra de esos trabajadores. Hay una campaña de prensa  y va a haber más. Le decimos a nuestros compañeros y compañeras que traten de estar tranquilos a pesar del momento malo que estamos viviendo. Tenemos una enorme historia de lucha y de organización”, le dijo a elDiarioAR Agustín Lecchi, secretario General del Sipreba.

El jueves, alrededor de 200 empleados y empleadas de Télam participaron de la asamblea. En una redacción desbordada, plantearon la incertidumbre que genera la situación actual y, a la vez, pusieron en valor el antecedente de la victoria tras revertir los 357 despidos que intentó la gestión de Hernán Lombardi al frente de la Secretaría de Medios en el año 2018. “Si es necesario nos vamos a quedar tres meses durmiendo en el edificio como lo hicimos en el macrismo”, dijeron. Además, llamaron a reeditar la discusión pública sobre la pertinencia de estos medios. “El Estado es el garante del acceso a la información local y del país en zonas geográficas donde los privados no llegan. Hay lugares donde solo llega Radio Nacional. Hay coberturas que solo las realiza Télam.. Muchas veces, mis compañeras o compañeros van a situaciones de juicio por violencia de género o violencia policial en las que solo están los medios públicos”, contó a este diario Sabino Cabrera, trabajador del Archivo Fotográfico y delegado.

Más allá de las declaraciones públicas, hasta el 10 de diciembre no se sabrá cuál será la forma de ataque a los medios públicos. Mientras tanto, se puede aplicar la máxima del estratega chino Sun Tzu en el libro “El arte de la guerra”, que miles de años después es utilizado en varias campañas electorales: tan importante como conocer al adversario es conocerse a sí mismo. En eso están los y las trabajadoras: durante las semanas que quedan hasta la asunción del nuevo gobierno, seguirán en asambleas con el objetivo de lograr unidad frente a lo que se viene. “Claro que tenemos angustia, es hora de llorar, abrazarse y juntar fuerza para la resistencia. Tenemos el espejo de una mujer de 93 años ( en referencia a Estela de Carlotto) que nos llamó a luchar después de las lágrimas y el decaimiento. Tenemos que pelear”, dijo uno de los trabajadores de la TV Pública ante el aplauso de sus compañeros y compañeras.

CDB/MG