Elecciones bonaerenses

Una paz armada en el peronismo: el cierre de listas tensiona al máximo el comando anti crisis de Fuerza Patria

La mesa electoral del peronismo bonaerense se reúne casi todos los días en La Plata con un solo objetivo: llegar al sábado a la noche con las tres tribus contenidas, ningún gran herido y un frente razonablemente unido. Peleado, pero no dinamitado. El comité de crisis está integrado por representantes del axelismo, el camporismo y el massismo, y se ha abocado a diseñar un mecanismo de pesos y contrapesos que permita sostener la unidad hasta las elecciones. Y, a 48 horas del cierre de listas, hay muchos cabos sueltos y una sola certeza: todo empeorará antes de que pueda empezar a mejorar.

Una de las bases aritméticas de la negociación es que, en total, el peronismo renovará las 29 bancas que pone en juego en la Legislatura (19 en la Cámara de Diputados, 10 en el Senado). Partiendo de esa premisa, las tres patas establecieron un mecanismo de reparto que garantice, grosso modo, que haya 11 para Movimiento Derecho al Futuro (la agrupación de Axel Kicillof), 11 para el cristinismo y 7 para el Frente Renovador entre los “entrables”. Es decir, aquellos lugares en las listas que, teniendo en cuenta las proyecciones electorales, es casi seguro que terminen ocupando una banca.

El mecanismo, sin embargo, es tentativo, y representa apenas una parte de la enrevesada arquitectura que la mesa electoral tiene que diseñar para contener a todos los espacios. Los integrantes de la mesa política –Gabriel Katopodis y Carlos Bianco, por parte del MDF; Facundo Tignanelli y Emmanuel González Santalla por el cristinismo; Rubén “Turco” Eslaiman y Sebastián Galmarini por el FR– tiene que también negociar las cabezas de lista de cada sección, así como la distribución de las listas a concejales de los 135 municipios bonaerenses.

En el caso de las cabezas de listas seccionales, la negociación es más simbólica que matemática. “Una vez que entre a la Legislatura es igual que el resto. Es simbólico. Lo importante es el 11 de diciembre, cuando cada uno cuente cuánto tiene”, grafica un peso pesado del peronismo bonaerense con terminales en el kirchnerismo. Como cualquier dirigente que haya participado de un cierre electoral, sabe, sin embargo, que designar quien encabeza la lista es una demostración de fuerza interna tan importante como la distribución de los lugares.

Existe un principio de acuerdo de que sea el gobernador bonaerense el que decida quien encabezará en la mayoría de las secciones electorales. Este es el caso, sin embargo, de la Segunda, la Cuarta, la Quinta y la Sexta y la Séptima. Distinto es en el caso de la Primera y la Tercera: las dos secciones más grandes de la Provincia, que representan casi cinco millones de votantes cada una.

La Primera, que engloba el conurbano norte y oeste, es la más populosa y representa, para muchos consultores y dirigentes políticos, el enclave que definirá el resultado de la elección bonaerense. Allí hay varios nombres en danza para encabezar la lista a senadores provinciales. Está Katopodis, ministro de Infraestructura bonaerense y uno de los más importantes armadores políticos de Kicillof. El ex ministro de San Martín tiene buen vínculo con las tres terminales de Fuerza Patria y un elevado nivel de conocimiento.

En el cristinismo, mientras tanto, empujan la candidatura del intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini. En el massismo, en cambio, lo postulan al intendente de San Fernando, Juan Andreotti. Pero la mayoría de la dirigencia peronista especula con que el lugar terminará siendo o de Nardini o de Katopodis.

En la Tercera, mientras tanto, los dos nombres que pican en punta son los de la vicegobernadora, Verónica Magario, y de la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. En ambos casos serían candidaturas testimoniales, ya que ninguna abandonaría su cargo para “bajar” a la Legislatura a partir de diciembre.

La guerra en Morón

Antes que el cierre de las listas seccionales, la mesa electoral tiene un desafío más grande: supervisar el armado de las listas de concejales en los 135 municipios bonaerenses y evitar que los conflictos locales terminen dinamitando, desde abajo, la frágil pax armada del peronismo.

El acuerdo al que se llegó el 9 de julio, cuando todos los partidos que integran Fuerza Patria firmaron la creación del frente electoral en el despacho de Agustina Vila, la secretaria general de la gobernación, fue que los intendentes peronistas tienen potestad en el armado de las listas locales, pero con una condición: abrirlas a todos los sectores del espacio. Es decir, la conducción política es de ellos, pero ya no la exclusividad. Los jefes locales tuvieron que ceder y dejar que los representantes de las otras dos patas de la alianza integrasen la lista a concejales.

Esta premisa no fue fácil de llevar a cabo, especialmente en municipios como Avellaneda o Quilmes, en donde la interna entre La Cámpora y el MDF está al rojo vivo. Pero, en la noche del jueves, a 48 horas del cierre de listas, en La Plata se mostraban confiados en que los dos espacios lograrían negociar un armado sin necesidad de que tengan que intervenir desde “arriba”.

Distinto es el caso de Morón, en donde la guerra entre el intendente Lucas Ghi y el titular de Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella, amenaza con dinamitar la inestable tregua del panperonismo.

La disputa es menos por los nombres en las listas que por la jefatura política del distrito. Ghi sostiene que es el intendente y que, como tal, tiene la prerrogativa de definir el armado electoral del distrito. Sabbatella, en cambio, recuerda que es él quien lidera el espacio que gobierna el distrito hace 30 años –Nuevo Encuentro– y que si Ghi desea modificar el status quo deberá esperar a 2027 y ganarle en una interna. En el fondo, mientras tanto, palpita otra interna: Sabbatella integra el riñón más fiel del cristinismo bonaerense, mientras que Ghi se distanció para acercarse al armado de Kicillof.

Los dirigentes no se hablaron durante nueve meses. Según relatan en el entorno del ex titular del AFCA, Sabbatella lo llamó 28 veces, pero el intendente nunca respondió. No fue hasta que la mesa electoral definió que los intendentes tenían que abrir las listas que Ghi atendió los llamados y comenzó las tratativas para cerrar un acuerdo que, de momento, parece imposible.

Sabbatella reclama una mesa electoral local con representantes de las tres patas –el representante del massismo es el ministro de Transporte, Martín Marinucci–; que haya una distribución equitativa entre los tres sectores; y que encabece la lista él o un representante de Nuevo Encuentro. Ghi, por supuesto, se negó.

De no llegar a un acuerdo, la mesa electoral bonaerense tendrá que intervenir y definir, desde arriba, el armado local. Este es el camino que le depara a todos los municipios gobernados por el peronismo que no lleguen a un acuerdo, y es la última frontera que viene evitando, hasta ahora, que las divisiones internas no terminen dinamitando la frágil paz.

Va a haber unidad, pero falta mucho para el sábado”, repiten, con ironía, en las tres patas de la alianza peronista.

MC/MG

Hacete socio, hacete socia

Lo que cuesta un café puede sostener nuestro periodismo

Enfrentamos un mercado publicitario cada vez más complejo. Y aunque tenemos una audiencia grande y fiel, nuestra principal fuente de ingresos debería ser nuestra comunidad de lectores. Porque es esa comunidad la que garantiza nuestra independencia. Por eso contamos con vos. La membresía cuesta lo mismo que un café por mes. Ese aporte individual es lo que nos permite sostener un periodismo independiente, riguroso y libre. Si valorás nuestro trabajo, sumate ahora.