Editoriales y libreros denuncian por “desabastecimiento” y “cartelización” a las empresas papeleras

La Cámara Argentina del Libro (CAL) realizará una presentación en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia por la situación crítica que atraviesan las pequeñas y medianas editoriales debido a los incrementos en el precio del papel. Así lo afirmó a elDiarioAR Martín Gremmelspacher, presidente de la CAL, quien explicó que lo se busca es “denunciar esta concentración, oligopolio, cartelización de precios, desabastecimiento y rentabilidad excesiva”.

La preocupación del sector se basa en que la situación, lejos de mejorar, se agrava con el correr de las semanas. “El eje del problema es la concentración de la producción de papel. Hay dos fabricantes y tres importadores, en total son cinco grandes empresas que monopolizan el papel. Además, hay una situación abusiva tanto de las distribuidoras como de las fabricantes de papel, y claramente acá hay una ausencia del Estado”, dijo Gremmelspacher.

Durante enero, la CAL, que es la asociación gremial empresaria que representa a más de 500 editoriales, librerías y distribuidoras nacionales, había publicado un comunicado en el que reiteraban la preocupación por el desabastecimiento y por el costo del papel de uso editorial, tanto nacional como importado. Mientras que el aumento interanual en el papel obra (el más utilizado para libros), ahuesado y ecológico fue alrededor del 150%, la entidad informó que el papel ilustración, utilizado mayormente para la impresión de tapas y de libros infantiles, fue del 300%, porcentajes que superan la inflación oficial. Los datos más actuales informados por el titular de la entidad son que, sobre esos aumentos, el papel obra volvió a incrementar su precio un 14% en febrero y continúa el desabastecimiento. 

El aumento interanual en el papel obra (el más utilizado para libros), ahuesado y ecológico fue alrededor del 150%, mientras que el del papel ilustración, utilizado para tapas y libros infantiles, fue del 300%, porcentajes que superan la inflación oficial

El costo del papel impacta de manera directa en todos los actores y roles intervinientes en la producción de los libros, que incluyen la autoría, corrección, ilustración, diseño, encuadernación, entre otros. “El papel era el 30%, 33% [del costo del libro] y pasó a ser el 54%, está haciendo que los libros aumenten pero, como no podemos aumentar en la misma medida que el papel, hay una redistribución de la utilidad por parte de las papeleras en desmedro de nuestra rentabilidad”, dijo Martín Gremmelspacher. A comienzos de febrero, algunas editoriales recibieron presupuestos de imprenta con un 60% de aumento en relación a diciembre, otro factor que llevó a subir los precios de algunos títulos pero siempre por debajo del aumento de los costos.

 Las pequeñas y medianas editoriales inauguraron el 2023 encendiendo alertas sobre la falta de materia prima para llegar al día a uno de los eventos culturales más importantes del sector, la Feria del Libro, que este año comenzará el jueves 27 de abril: “Las grandes editoriales compran papel para varios meses adelante, entonces no suelen tener los problemas que tenemos nosotros. El problema que estamos enfrentando es que dentro de dos o tres meses tenemos la Feria del Libro y eso nos preocupa porque es muy probable que no podamos editar la cantidad de libros o la cantidad de novedades que nos hubiera gustado, producto de la falta de papel”, explicó Gremmelspacher, uno de los voceros del ámbito editorial que sigue atento la previa del evento. Ante la reducción de los catálogos, el público deja de acceder a una mayor variedad de títulos y de apuestas a nuevos autores y autoras, ya que se imprimen aquellos libros que tienen mayores chances de venta y circulación. La bibliodiversidad se reduce y esto repercute negativamente en la promoción y difusión de la lectura, de la cultura y del acceso a la información. 

El papel era el 30% del costo del libro y pasó 54%, está haciendo que los libros aumenten pero, como no podemos aumentar en la misma medida que el papel, hay una redistribución de la utilidad por parte de las papeleras en desmedro de nuestra rentabilidad”

La crisis del papel suma capítulos y factores en la industria editorial argentina que no es ajena a las complicaciones que vive el mercado a nivel global. Desde la pandemia, las productoras que abastecían con papel a mercados de distintas partes del mundo orientaron su producción a papel para embalaje debido al crecimiento exponencial del comercio electrónico. A eso, se suman tanto las complicaciones locales para acceder a divisas y comprar papel importado como los aumentos impredecibles motivados, en parte, por los costos en dólares pero también por la concentración del mercado. La combinación de estas variantes resulta en una espiral que aprieta cada vez más a los actores con menor margen financiero, como las pequeñas editoriales que no tienen la posibilidad de almacenar grandes cantidades de papel y asegurarse precio y abastecimiento. 

JLC/MG