Milei tacha a Clarín de “corrupto y extorsionador” y a los economistas, de “pelotudos”

La guerra entre el presidente Javier Milei y el Grupo Clarín, propiedad de Felipe y Marcela Noble Herrera y Héctor Magnetto, está declarada. Como aquella que enfrentó a los Kirchner con conglomerado que con el gobierno de Mauricio Macri se hizo de Telecom. El conflicto estalló a partir de que Telecom comprara Telefónica de Argentina al grupo español cuyo 10% está en manos estatales de ese país europeo. El Gobierno suspendió la operación, Clarín reaccionó primero con tapas favorables a Milei, pero en las últimas semanas comenzaron a inclinarse en su contra. Y el Presidente lo advirtió en plena campaña porteña, una elección en la que se enfrenta a Macri.
Este martes, en el cierre del congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Milei recordó primero que en 2002 “los amigos de Clarín, [el entonces presidente Eduardo] Duhalde y [su entonces aliado Raúl] Alfonsin terminaron estafando a los argentinos por US$30.000 millones”, en referencia a la pesificación de deudas en dólares tras la salida de la convertibilidad (régimen cambiario por el que un peso equivalía a un dólar). “Se imaginan que después me como las tapas que me como del gran pasquín argentino”, agregó luego el jefe de Estado, parafraseando al lema del diario, “el gran diario argentino”.
Después rememoró que en aquel 2002 Clarín promovió una ley de bienes culturales para proteger su industria y modificó la norma de concursos preventivos para que se homologaran los acuerdos con el 51% de los acreedores, en lugar del 66%. “Son extorsionadores y corruptos con sus tapas”, atacó quien antes defendía los monopolios, pero ahora critica la fusión de Telecom y Telefónica, de alto impacto en la telefonía celular, pero con el argumento de que es un negocio con alta influencia política, según asesores libertarios.
También la ligaron los economistas. Al igual que minutos antes había dicho el ministro de Economía, Luis Caputo, el Presidente prometió que en un año la inflación “colapsará”, lo que significa que desaparecerá, y repitió que la receta económica aplicada por ellos era inédita en la Argentina. “No lo viste nunca: equilibrio fiscal sin emisión monetaria y tipo de cambio flotante. Es grave que se le pase a los pelotudos de los economistas”, disparó ante una platea de ejecutivos de finanzas, que incluye a sus colegas por él insultados. Ya no son sólo los políticos y los periodistas quienes son criticados por el máximo mandatario.
Caputo reiteró que nunca en 120 años había habido superávit fiscal sin default. Es cierto. También se preguntó por qué el Banco Central debería comprar dólares ahora que el tipo de cambio no está en la banda mínima de flotación pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de $1.000. “No hay intervenir porque te militan la corrida”, explicó. Y atribuyó el aún elevado índice de riesgo país, de 678 puntos, que impide al país endeudarse en el exterior, a dos factores: el “track record”, es decir, el historial de cesaciones de pago de la Argentina, y el “riesgo de que vuelva el kirchnerismo”.
Milei dijo que los que piden una devaluación reclaman una medida “antipopular” porque empobrecería a la población. Y él se jactó de bajar la pobreza, aunque no recordó que primero la subió y después la redujo al nivel heredado del gobierno anterior. Tampoco lo hizo el público financiero que lo aplaudió cuando él dijo que “los desalmados liberales” habían reducido el porcentaje de pobres.
“¿Cómo hablan de atraso cambiario sin hay libre flotación cambiaria?”, se preguntó el presidente, sin tomar en cuenta las medidas que su gobierno adopta para favorecer una apreciación real del peso que advirtieron los mismos empresarios que expusieron en el IAEF. “Aún hay inflación porque hay rezago. La bestia anterior emitió 13 puntos del PBI en un año”, justificó Milei.
“Cuando terminemos con el money overhang (exceso de dinero), vamos a ir muy rápido al piso de la banda cambiaria y puede que velocidad sea muy rápida y puede llevar a muchas empresas a la quiebra”, admitió. “Necesitamos una estructura contractual deflacionaria, pero tenemos una estructura contractual no preparada. Por eso, ¿cómo hacemos para monetizar la economia sin emitir dinero?”, se preguntó y su respuesta es la dolarización endógena, es decir, que la gente que tiene dólares ahorrados los gaste.
El Presidente descartó el “modelo de puja distributiva” que eleva sueldos y después precios, en un intento por justificar su pauta salarial del 1% que impide una recuperación de los bolsillos de los trabajadores. También desestimó un anclaje del tipo de cambio y pronosticó que el dólar seguirá cayendo.
“Hicimos el ajuste fiscal más grande humanidad en un tiempo corto y bajamos tasa de inflación del 17.000% al 10%”, deliró con cifras que él elucubra a su manera, pero no tiene relación con el 211% anual de 2023 y el 55% actual. “Se reían del pedo de buzo, pero ahora hay burbujas por todos lados”, defendió, siempre soez el mandatario, en alusión a la fuerte recuperación de la economía respecto de un año atrás, aunque los últimos indicadores de diversos sectores muestran que el repunte se enfrenta a incipientes bajas en relación al inicio de 2025.
AR/JJD
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