La historia detrás del llanto de una periodista afgana ante la OTAN: “Lo hice porque me sentí rota”

Hace más de 20 años, a principios de 1999, Lailuma Sadid recibió varios golpes en su cuerpo. Tenía claro que venían de un grupo de talibanes. El asalto se volvió a repetir.

Lailuma había montado en su casa un aula para dar clase a una decena de niñas afganas, pero los talibanes ya habían conseguido dominar la provincia de Jauzján, en el norte de Afganistán, donde ella vivía.

“Estábamos como prisioneras en casa. No teníamos permitido mirar por la ventana. No podíamos ir a la universidad, ni al trabajo, ni incluso al médico sin compañía de un hombre”, recuerda Lailuma desde Bruselas en una entrevista con elDiario.es.

“Mientras recibía los golpes me preguntaba cuál era el motivo del crimen. El Islam que conozco no prohíbe a las mujeres estudiar sino que da la igualdad a los hombres con las mujeres”.

Lailuma es periodista, trabajó en distintos medios de comunicación afganos y en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Afganistán. Actualmente forma parte del diario belga Brussels Morning. Resistió hasta el 2013 en su país, hasta que decidió ingresar con una petición de asilo a Bélgica.

Periodista convertida en noticia

Esta semana la periodista se convirtió en noticia. El martes siguiente a la toma de Kabul, durante la rueda prensa en un encuentro de representantes de la OTAN, pidió que “no reconozcan a los talibanes sin condiciones”. 

Una pregunta que rápidamente se convirtió en súplica. “Como mujer les pido: por favor, no reconozcan el emirato islámico talibán sin condiciones como el acuerdo que firmaron los talibanes con el Gobierno de Trump. No nos pongan en la misma situación”. Hizo una intervención parecida en la rueda de prensa de Josep Borrell, el jefe de la diplomacia de la UE.

La decisión de salir del país fue progresiva. Fueron años en los que recibía muchas amenazas, y eso empezó a incluir a su familia. “En ese momento, decidí salir del país”.

Antes de radicarse en Bruselas, primero conoció el lugar. Trabajó en la Embajada de Afganistán en Bélgica con la idea de volver a su país. Pero cuando regresó no toleró más que un par de días. Las amenazas volvieron y en ese momento fue cuando decidió finalmente comenzar una nueva vida en Europa.

Para Lailuma, las brutalidades en contra de los derechos de las mujeres no se deben al Islam, sino a cómo se interpreta la ley islámica.

A pesar de ser musulmana, haber leído el Corán y creer en el Islam, cuenta que en 2002 se negó a llevar burka. “Fue una forma de defender mis derechos, mi libertad y lo que quería. No fue sencillo pero lo hice”. Un año más tarde se convirtió en una de las primeras periodistas mujeres en aparecer en la televisión sin un pañuelo en la cabeza.

Esta semana, en la conferencia de prensa, en lo primero que pensó antes de hablar frente a los líderes de la OTAN fue en los golpes que había recibido durante el régimen talibán, las mujeres que fueron asesinadas durante ese período y aquellas que fueron asesinadas por amar a alguien.

“En la rueda de prensa lloré por la oscuridad de una vida y por el futuro de las mujeres en Afganistán. Pregunté: ¿Por qué el mundo no tiene los ojos abiertos en la realidad del país? Por eso lo hice, porque me sentí rota, perdimos todo lo que alcanzamos en 20 años”, explica a este elDiario.es quebrada en llanto.

Lailuma no tiene mucha esperanza sobre lo que pueda pasar en Afganistán. “Espero estar equivocada, pero veo la catástrofe llegando a mi país. Siento que de nuevo tendremos una guerra civil. Éste no es el final de la historia. Es el comienzo de una guerra sangrienta en el país y un capítulo oscuro en la vida de las mujeres afganas”.