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El Parlamento sueco eligió a su primera ministra, forzó su renuncia a las siete horas y ahora la volvió a elegir

La socialdemócrata Magdalena Andersson en la sesión del Parlamento de Estocolmo en la que fue elegida primera ministra sueca por primera vez.

Javier Biosca Azcoiti

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La extraña crisis política de Suecia desatada la semana pasada parece llegar a su fin. El miércoles pasado, el Parlamento eligió a su primera jefa de Gobierno de la historia, la socialdemócrata Magdalena Andersson. Siete horas después, Andersson presentó su dimisión tras el rechazo parlamentario de sus presupuestos y la salida del Ejecutivo de su socio de coalición, el Partido Verde. Este lunes el Parlamento ha dado una segunda oportunidad a Andersson, ha vuelto a salir elegida y liderará un gobierno en minoría.

La elección del primer ministro en el Parlamento sueco no requiere una mayoría a favor, sino que es necesario que no haya una mayoría en contra. La semana pasada, Andersson fue elegida por la mínima. Un solo voto marcó la diferencia: 117 votaron a favor (verdes y socialdemócratas), 57 se abstuvieron (Partido del Centro y Partido de la Izquierda) y 174 rechazaron su nombramiento. La suma de los votos a favor y las abstenciones quedó igual al número de votos en contra, por lo que si una sola persona más hubiera votado en contra, no se habría aprobado su nombramiento. Esta vez, el Partido Verde, Partido del Centro y Partido de la Izquierda se han abstenido, lo que en la práctica supone un apoyo.

La dimisión de Andersson se produjo tras la salida del Partido Verde de la coalición de gobierno, desencadenada ese mismo miércoles por el rechazo de los presupuestos presentados por el Ejecutivo y la aprobación de la propuesta presupuestaria de las fuerzas conservadoras, incluida la formación de extrema derecha, Demócratas de Suecia, tercera fuerza en la Cámara.

Con esta nueva nominación parlamentaria, Andersson liderará un ejecutivo en minoría del Partido Socialdemócrata, que solo controla 100 de los 349 escaños del Riksdag, y tendrá que gobernar bajo los presupuestos aprobados por las derechas. En 2018 se dio una situación similar, en la que el Gobierno rojiverde tuvo que liderar un país con unos presupuestos negociados por conservadores y democristianos. La diferencia esta vez es que el Partido Verde se negaba a estar en un ejecutivo con unos presupuestos redactados, en parte, por la extrema derecha.

Suecia celebrará elecciones en septiembre de 2022. En estos 10 meses, Andersson tendrá un camino difícil en el que tendrá que negociar con las diferentes fuerzas parlamentarias para sacar adelante sus propuestas.

“Los partidos quieren un papel más libre y no estar tan ligados unos de otros. Muchos, además, tienen la presión de unas encuestas que les dan una situación mala. Los Verdes tienen cifras débiles en las encuestas, pero ahora tendrán un papel más libre. Los socialdemócratas ahora tampoco están tan ligados a la cooperación con los verdes. [Andersson] Liderará un Gobierno con menos del 30% de los escaños, pero tendrá la capacidad de negociar con muchos otros partidos y más margen de maniobra. El Partido Socialdemócrata puede aparecer entonces como el responsable y, el resto, como los problemáticos”, decía la semana pasada a elDiario.es Thomas Persson, profesor de Ciencias Política en la Universidad de Uppsala. “Su dimisión refleja el comienzo de la campaña electoral”, añadió.

La líder del Partido del Centro –la formación que con su voto de última hora provocó el rechazo de los presupuestos presentados por el Gobierno la semana pasada, pero que, sin embargo, ha apoyado a Andersson en la votación parlamentaria para convertirse en primera ministra en ambas ocasiones–, Annie Lööf ha señalado que “con un solo partido en el Gobierno, será más fácil para los socialdemócratas tener conversaciones con más partidos”. “Hoy, Suecia tendrá la primera jefa de Gobierno y el Partido del Centro ha contribuido en ello. Ver roto ese techo de cristal significa mucho para muchas niñas y mujeres”, ha añadido

El Partido del Centro rechazó los presupuestos en protesta por el acuerdo sobre pensiones entre socialdemócratas y Partido de la Izquierda. La líder de la formación izquierdista, Nooshi Dadgostar, ha criticado la posición de Lööf y su relación con los socialdemócratas: “Con tales amigos, uno no necesita enemigos”.

Oficialmente, Andersson no llegó a tomar posesión la semana pasada porque el nombramiento se hace efectivo a partir de la reunión posterior con el monarca. Dicha reunión está prevista durante la semana, lo que esta vez convertirá con toda probabilidad a Andersson en la primera jefa de Gobierno del país nórdico.

Hace unos meses se dio una situación parecida a la actual, cuando el Partido de la Izquierda votó a favor de una moción de censura contra el actual primer ministro en funciones, Stefan Löfven, junto al bloque conservador por una propuesta para introducir alquileres no regulados en pisos de nueva construcción. El primer ministro se convirtió el primero en la historia del país en ser expulsado con una moción de censura. Mientras continuaba en posición interina, Löfven volvió a ser elegido en julio en una votación parlamentaria celebrada unas semanas después. Solo dos votos marcaron la diferencia a favor del primer ministro, que finalmente anunció su dimisión un mes después y que ahora será sustituido por Andersson.

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