La meteorología de un relato hegemónico

Cuando se desata una batalla cultural “para cambiar el mundo”, quien se pone en pie de guerra y “espalda con espalda” debe saber cómo es la forma de vida que se propone aniquilar, y cuáles son los atributos y las particularidades de la nueva “visión que marca el norte”. Si el arpón son la barbarie y la ignorancia, ni se amputa lo crucial de lo existente, ni se ofrenda lo indefectible de lo por venir. Recurrir a la violencia puede llegar a ser una experiencia transformadora, pero tal vez ya no se pueda desprenderse de ella en adelante. Para saberlo, no alcanza con algo “de intuición y aprendizaje”; hay que haber estudiado la “colonia de leprosos que es la política”.
Las grandes corporaciones tecnológico-financieras del capitalismo digital controlan los datos y las plataformas en línea, y son fundamentales para la economía y la sociedad contemporáneas. En consecuencia, pueden elaborar su propia construcción de la realidad, e incluso prevalecer frente a poderes políticos transitorios que se les oponen, aunque les rindan pleitesía ceremonial. Trabajan mucho más las subjetividades construidas en los límites del Estado, pero ganan bastante menos. Son usuarios de aquellas tecnologías y dependen de las plataformas para actividades que van desde la comunicación y el consumo hasta el trabajo y el entretenimiento.
Sin embargo, los seres humanos no son sucesivamente iguales, muchas de las cosas que suceden ya sucedieron. Y lo que parece indetenible alguna vez se replegó. La imbecilidad de nuestra especie fue reptante y taimada como lo es hoy. Le Corbusier y Frank Lloyd Wright diseñaron ciudades influenciadas por la lógica del automóvil, derogando las pensadas para el peatón. En 1880, las nativas fueguinas pescaban con una tanza hecha de su propio cabello trenzado y una piedra con una muesca para sostener el sedal; procedimiento y piedras que habían sido ideados por sus antepasados y que ellas transfirieron a los suyos.
El mundo está viviendo un cambio sistémico. El orden internacional liberal basado en reglas es invadido por un sistema transitorio de iniciativas unilaterales, arbitrajes improvisados y liderazgos emocionales autónomos. El conflicto de escala mundial absorbe como una parte del todo el ataque a Irán. La correlación global de fuerzas parte de la disputa entre China y los Estados Unidos, e ingresan otras situaciones, como el concepto ruso de Occidente colectivo, los ademanes de Norteamérica, que –aunque se frustren– cuestan muchas vidas, y el cauce de la inteligencia artificial. ¿Cuál es la puerta hacia el futuro? ¿La resuelta por el Occidente central, o la que elabora con pulcritud la multipolaridad?
No alcanza con insultar a repetición para construir un relato hegemónico. La lectura del “señor Trump” y del “momento Netanyahu” por parte del anarcocapitalismo autóctono, es profana y no ofrece nada, ni para Estados Unidos ni para Israel, y mucho menos para Argentina. Camandulea con frases extraídas de los medios occidentales, que vienen siendo adquiridos por las corporaciones financieras atlantistas desde los años ’80. Su modernidad reaccionaria antiliberal es la del nacionalsocialismo de 1935. Su nostalgia restaurativa copia al Julio Argentino Roca de 1880. La meteorología de ese discurso muestra viento, granizo y tormentas, pero no usa satélites para observar la atmósfera, estaciones en tierra para medir variables, ni modelos matemáticos y computacionales. Dice Gabriel Fernández que quien ocupa el lugar del observador tiene influencia en lo que está viniendo, y que, si no imagina cada espacio a ser establecido o por establecer, no faltará quien lo haga en su lugar. El oficialismo delega la imaginación a manos del real state de Nueva York y del Likud de Jerusalén.
El libertariaje busca modernizar su potencia argumentativa refiriéndose a sus antagonistas como pichones “de Stalin”, individuos que no pueden ni “hacer un cero con un vaso”, últimos zares “de la miseria”, “monarcas diminutos”, “incestuosos”, y “basuras”. Consagran el secreto como recurso administrativo-financiero: incorporaron otro misterio al del tesoro de los Caballeros Templarios, y al de los contenedores metálicos sellados de los más de 400 kilos de uranio enriquecido que no aparecieron, luego de la Operación Martillo de Medianoche. El aporte libertario, consistió en parte de los 1,98 millones de onzas troy de oro que fueron trasladadas en vuelos comerciales hacia Londres y posiblemente Basilea, por decisión del Ministro de Economía de la Nación. El funcionario es la cabeza de un método donde lo único que crece de manera sostenida son los deciles de menores ingresos. Conforman una especie como la de los guanacos: no se enfrentan directamente al depredador para defender a otros miembros del grupo; patrullan armados con celulares.
La planificación agrícola de su meteorología consistió en decir que el adversario es un burro, pero “sin su principal atributo, es el burro eunuco”, lo que no es una obsesión sexual sino, en todo caso un hallazgo homosexual. Federico García Lorca y sus octosílabos con rima asonante dejando los versos impares sueltos: “Yacía junto a una verja / un burro sin su carácter”. Pero no hay una sola manera de vivir, por encima de las otras, porque todas tienen algo que ofrendar y riesgos para ser sorteados.
Convicción no es capricho. La especie humana añora entender, sentir, comunicarse, amar y ser amado a cambio de integrarse a la vida de la sociedad. Así como una cultura tiene sectores, también un discurso debe tenerlos. Hay más que una forma de organización, más que una de participación, más que una de integración y de fraternidad. Ser diversos es una identidad, y en una identidad hay que ser diversos. Las cosas hay que hacerlas bien para que salgan bien. O se empieza con el pie derecho, o no se da pie con bola. O no nos llegan ni a los pies o se está con un pie en el vasallaje. O los agarramos con el pie cambiado o nos ponen el pie encima. No sentimos ningún dolor estético, ni una esmerada pesadumbre, ni nadie se subordinó a los que dominan. Lo que tiene variedad es el conjunto, la individualidad tiene desmanes. Emily Dickinson escribió que el agua se aprende por la sed, el éxtasis por la agonía, que a la paz la cuentan las batallas y que el amor se repasa en el hueco de la memoria. Esa es la bisagra en la que andamos.
RB/MG
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