Trump, durante su reunión con Zelenski: “Pensaba que esta guerra sería la más fácil de terminar, pero no lo es”

Volodímir Zelenski volvía a pisar la Casa Blanca para reunirse con Donald Trump con los gritos de la última vez pendiendo sobre su cabeza. El presidente ucraniano vio cómo el estadunidense pasó en los últimos días de acercar posiciones con Europa y su país a adoptar posiciones más cercanas al Kremlin. Sin embargo, Trump evitó durante el cara a cara la confrontación con su homólogo ucraniano.
“Vamos a conseguir una paz duradera”, afirmó el presidente. “Terminé seis guerras y pensaba que esta sería la más fácil, pero no lo es. Es duro”, añadió el presidente sin entrar a responsabilizar a Rusia o Ucrania sobre el final del conflicto. Zelenski agradeció al presidente sus esfuerzos por terminar la guerra y aseguró que está dispuesto a hacerlo por la vía diplomática, insistiendo en la necesidad de obtener garantías de seguridad reales.
Trump aseguró que llamará a Vladímir Putin cuando terminen las reuniones de este lunes en la Casa Blanca y señaló que el alto el fuego no es necesario para lograr la paz, mostrando un cambio de posición respecto hace unas semanas. “En todas las guerras que terminé no hice ningún alto el fuego. Pensaba que sería bueno tenerlo, me gusta el concepto, pero podemos trabajar un acuerdo mientras combaten”.
Después de la reunión de Alaska con Vladímir Putin, Trump renunciaba al alto el fuego como condición necesaria para lograr la paz en Ucrania y Moscú ganaba más tiempo para consolidar la ocupación. Horas antes del cara a cara con Zelenski, el republicano hacía pública otra concesión más al Kremlin: Ucrania debe renunciar a Crimea y a la entrada a la OTAN si quiere lograr la paz y ponía todo el peso de lograr la paz sobre Zelenski, ignorando la invasión rusa.
Minutos antes, Trump recibió a los líderes europeos que también viajaron a Washington para apoyar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en su reunión con el mandatario estadounidense este lunes. El fantasma de los gritos en la última visita de Zelenski a la Casa Blanca pesa en el ambiente, que se enrareció más con el repentino alineamiento de Trump con los intereses del Kremlin.
La comitiva europea está formada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el primer ministro británico, Keir Starmer; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el presidente de Finlandia, Alexander Stubb —que conforman la llamada Coalición de los Voluntarios—. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también está presente.
Los líderes europeos se reunieron previamente en la embajada de Ucrania en Washington con Zelenski y, unas horas antes del encuentro, Trump se pronunció en redes sociales: “Sé exactamente lo que estoy haciendo y no necesito los consejos de personas que llevan años trabajando en todos estos conflictos y nunca fueron capaces de hacer nada para detenerlos. Son personas 'ESTÚPIDAS', sin sentido común, inteligencia ni comprensión, y solo hacen que el desastre actual de Rusia y Ucrania sea más difícil de ARREGLAR”.
El viaje a Washington de los europeos es otro cierre de filas simbólico con Kiev y que espera reforzar la posición de Zelenski. O al menos ablandar la de Trump. Para muchos de los dirigentes no es la primera vez que pisan la Casa Blanca. De hecho, tanto Macron como Starmer ya estuvieron en el Despacho Oval en febrero con un objetivo muy similar al de hoy, pero con un resultado para nada deseado: no pudieron evitar la emboscada a gritos de Trump y su vicepresidente, JD Vance, contra el ucraniano. El resultado de la encerrona se materializó, meses después, con Ucrania cediendo la explotación de sus tierras raras y recursos naturales a Estados Unidos.
Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, las concesiones territoriales fueron apareciendo en cada una de las declaraciones públicas. Al principio era de boca de personas en la segunda línea de mando, como el vicepresidente JD Vance o el secretario de Defensa, Pete Hegseth, los cuales también habían señalado la no adhesión de Ucrania a la OTAN como una condición sine qua non para poner fin a la guerra. Poco después de que ellos normalizaran estos puntos, Trump empezó a mencionar la idea en sus intervenciones. El acercamiento de Trump a Europa y Kiev era más una ilusión que no una voluntad real de rehacer la alianza.

En Alaska, Putin supo jugar sus cartas y explotar las ansias de Trump para conseguir el Nobel de la Paz. Desde el principio, el presidente estadounidense mostró sus cartas e hizo notar las prisas por poner fin al conflicto. Además, fue a Moscú, y no a Kiev, a quien trató como a un igual en las negociaciones. En el medio año que lleva al frente de Estados Unidos, Trump usó la ayuda militar y económica a Ucrania como una correa con la que presionar a Zelenski.
Las perspectivas para plantar cara a las exigencias de Trump tampoco son halagüeñas. La experiencia previa demostró a Kiev que a Washington no le tiembla el pulso a la hora de cortar el flujo de ayuda económica y militar si es necesario para obtener lo que quiere. Además, el vacío que dejaría Estados Unidos si deja de prestar apoyo a Ucrania difícilmente podría ser llenado por Europa, por mucho que los Veintisiete estén acelerando el rearme.
A cambio de renunciar a Crimea —territorio ocupado desde el 2014— y a la entrada a la OTAN, lo que ofrece Washington son unas garantías de seguridad para Kiev. Algo que hace tiempo sí reclama Zelenski. Aun así, el presidente ucraniano recordó como justo ahora hace 31 años que, en 1994, Ucrania fue obligada a entregar su arsenal atómico a cambio de unas garantías de seguridad que nunca funcionaron.
En la ronda de contactos de febrero, tanto Francia como Reino Unido se ofrecieron a enviar soldados de paz a Ucrania en caso de que se lograra un alto el fuego para garantizar su cumplimiento.
El enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, que estuvo presente en la cumbre, explicó a la CNN que el viernes Putin aceptó que Washington y sus aliados europeos ofrecieran “garantías robustas” de seguridad a Ucrania, semejantes al mandato de defensa colectiva de la OTAN, a cambio de un compromiso para poner fin a la guerra. “Logramos la siguiente concesión: que Estados Unidos pudiera ofrecer una protección similar a la del artículo 5”, dijo Witkoff.
Zelenski calificó esta propuesta de la Casa Blanca como una “decisión histórica”, pero insistió en que las garantías deben ser “prácticas” y servir para “proteger por tierra, mar y aire”. También volvió a exigir en una reunión trilateral discutir las cuestiones clave de un posible acuerdo.
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