Fuego cruzado en el sur

Domingo 20 de abril de 2025, 2 de la madrugada. Las cubiertas viales de la maquinaria pesada están circundadas por abrazaderas de fuego; la caja del escenario tiembla bajo la vista; el boldo, el raulí y el laurel se recortan solitarios sobre una oscuridad en la que no habitan pájaros.
En Santa Bárbara, región del Biobío, las instalaciones del proyecto Central Hidroeléctrica Rucalhue, de capitales chinos, fueron atacadas por un grupo de al menos 12 encapuchados armados que intimidó a cuatro guardias de seguridad, lastimó a dos, e incendió más de 50 camiones, excavadoras y motoniveladoras. Los invasores entraron con acelerantes y salieron bloqueando el camino con miguelitos y árboles cortados. Por ahora, rige la ley amarga de lo irrecuperable.
Unos días después del atentado, el embajador de China en Chile, Niu Qingbao, visitó la obra. Su memoria ancestral le habrá devuelto el baldaquino con sus columnas de humo oscuro sosteniendo el dosel negro, el blanco irritado de un atajo de sal, y el espejo de cinc rojizo. Al encuentro se sumaron el ministro de Seguridad Pública de Chile, Luis Cordero, y el embajador chileno en China, Pablo Arriarán.
Ya de regreso a Santiago, el embajador chino exigió al gobierno anfitrión un castigo severo para los responsables del ataque incendiario y compensaciones por las pérdidas económicas sufridas por la empresa. También pidió un entorno seguro para los proyectos chinos y condiciones favorables para la inversión extranjera. Es difícil hacer tantas contorsiones sin el drone del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China iluminando el camino.
No terminó allí la abnegación del embajador chino. También tuvo que defender la legalidad del proyecto astronómico TOM (Proyecto de Observación Astronómica en el Dominio del Tiempo de Fuente Transitoria), actualmente suspendido por el Ministerio de Relaciones Exteriores. El TOM es una iniciativa conjunta entre la Universidad Católica del Norte de Chile y el Observatorio Astronómico Nacional de la Academia China de Ciencias, formalizado en enero de 2023. Ambas instituciones firmaron un convenio para la construcción de instalaciones y telescopios en cerro Ventarrones, en el norte del país. El proyecto busca estudiar objetos cercanos a la Tierra, como asteroides y fenómenos astronómicos transitorios.
Según publicó a fines del año pasado la revista Newsweek en inglés, es común que Beijing construya instalaciones científicas de empleo distraídamente benigno, pero que a la vez sirven para propósitos estratégicos. En el caso de los observatorios, pueden rastrear las estrellas, pero también monitorear satélites, recopilar inteligencia y apoyar operaciones espaciales militares. Y vaya uno a saber cuántas otras cosas pérfidas. En marzo de 2025, algunos medios de comunicación chilenos, encariñados con la defensa de los intereses británicos, volvieron sobre el tema.
El embajador dijo que le gustaría saber “qué ley chilena y qué artículo establece que las universidades privadas no pueden suscribir contenidos de cooperación internacional en materia de observación astronómica”. La Universidad Católica del Norte también salió en defensa del acuerdo sosteniendo que representa “una oportunidad significativa para el fortalecimiento de la investigación astronómica en la región de Antofagasta”. Es la astropolítica arreciando sobre el Sur Global desde la globósfera.
No es la primera vez que el abnegado diplomático no gana para alarmas. En 2021, el gobierno chileno había adjudicado la licitación para la fabricación de pasaportes y cédulas de identidad a un consorcio sino-germano liderado por la empresa china Aisino. No tardaron de aparecer los cizañeros de siempre repitiendo que, si los chinos se quedaban con lo que habían ganado, Chile perdería la elegibilidad en el programa Visa Waiver, un mecanismo de exención de visa que permite a ciudadanos de ciertos países viajar a Estados Unidos por turismo o negocios sin necesidad de permiso, siempre que la estancia sea menor a 90 días.
La licitación se reabrió y fue ganada por Idemia, una empresa francesa que ya había estado a cargo de la producción de pasaportes y cédulas de identidad en Chile durante la última década. No faltó quien citara al tercer presidente de los Estados Unidos Thomas Jefferson: “Es más honorable reparar un mal que persistir en él”. Por lo demás, aunque China es el principal socio comercial de Chile, el francés es un idioma más afable que el chino mandarín.
No menos vaporosas fueron las apreturas que recibieron los últimos gobiernos chilenos para que el cable transpacífico no fuera una inversión china, como originalmente estaba planeado, sino en lo posible emergente de Google, que resultó a la postre galardonada.
Al parecer, respecto de sus cuitas con los chinos, para Sudamérica los norteamericanos han pensado en un inspirado e inspirador recurso que consiste –en síntesis– en transferir la mayor parte de sus problemas de ruptura a quienes estén en el medio. Esto hace aconsejable a que allí estén muchos para dificultar esa transferencia o mejorar los argumentos. En El Salvador se usa un dicho: “Si a los conejos los comen de uno en uno, hasta la raza se acaba”.
Argentina fue visitada por el nuevo jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el almirante Alvin Holsey, acompañado por su jefe de Estrategia y Política, general Julian Cheater. Como parte de su visita oficial viajaron a Ushuaia. Lo había precedido en el cargo y en la excursión la generala Laura Richardson, y tanto uno como la otra expresaron la importancia estratégica de la ciudad en la seguridad marítima del Atlántico Sur, y la proyección antártica de Argentina. También están viniendo al país los integrantes de una misión comercial china, con el fin de analizar inversiones en el procesamiento de soja, infraestructura y energía, transporte, finanzas, productos electrónicos, y telecomunicaciones. La encabezarán 15 funcionarios de alto nivel y representantes de empresas de importancia.
En el mundo que transcurre, no hay que ignorar el dolor ajeno para evitar los propios.
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