Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El Gobierno israelí planifica ya oficialmente crímenes de guerra en Gaza

La Ciudad de Gaza durante el alto el fuego de enero entre Israel y Hamas.

Víctor Honorato

0

El Gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu pasó de incitar a sus soldados a cometer crímenes de guerra a diseñarlos e incluso anunciarlo públicamente. Y todo ello mientras negocia un hipotético alto el fuego.

En estos 21 meses de guerra el primer ministro, su equipo y su gran protector internacional (Donald Trump) se han referido abiertamente a la “limpieza” de Gaza, pero esta semana se demostró que lo que muchos de ellos consideraban deseos irrealizables e ilegales se estaban reflejando en planes detallados por escrito. El propio ministro de Defensa, Israel Katz, reveló estos días que ordenó al Ejército preparar un plan para levantar una “ciudad” sobre las ruinas de Rafah y encerrar allí a toda la población de Gaza. Katz, además, lo enmarcó en un “plan de emigración” más amplio, según medios locales.

El Gobierno israelí abandona así la escasa contención dialéctica que aún pudiese albergar. La castigada población entraría de forma “voluntaria” en este recinto, pero sin posibilidad de salida, según Katz, que incluso ha anunciado que podría empezar a construirse cuando entre en vigor el esperado alto el fuego. Entre los expertos en derecho internacional existe práctica unanimidad en calificar estos planes de ilegales y constitutivos de crimen de guerra.

Los planes del ministro van acompañados de la revelación por parte del Financial Times de que el Boston Consulting Group, una gran consultora estadounidense, participó activamente en diseñar los planes para esa “emigración”. Una de las proyecciones elaboradas por la consultora planteaba un éxodo de medio millón de personas de Gaza, un 25% de sus residentes actuales, mediante un plan de abandono incentivado que ascendería a 9.000 dólares por persona, hasta un total de 5.000 millones de dólares.

La consultora también fue una pieza clave en la creación del denostado sistema de reparto de ayuda humanitaria en la Franja diseñado para esquivar a la ONU y las ONG internacionales —en la práctica es una ratonera en la que, de momento, han sido asesinados casi 800 palestinos desarmados que esperaban comida—. Este sistema se ha convertido en sí mismo en una herramienta de desplazamiento forzoso para obligar a una población hambrienta a acudir a cuatro puntos para sobrevivir, lo que viola todos los principios humanitarios.

Un territorio “destruido, matado de hambre e invivible”

“Parte del problema es el mayor nivel de transparencia sobre las intenciones de Israel —sus declaraciones y acciones— al respecto del desplazamiento de los palestinos y el objetivo manifestado abiertamente de enclaustrar a la población en una pequeña área cercana a la frontera con Egipto, previo a su traslado y limpieza étnica hacia fuera de Gaza”, explica a elDiario.es el exnegociador israelí y analista político Daniel Levy.

“Aunque Israel cesase en su asalto sobre Gaza, el desplazamiento y el anuncio de una 'ciudad humanitaria' como paso previo a la expulsión de Gaza da idea de que su objetivo a largo plazo es expulsar a los palestinos”, añade Levy, que indica que la expresión que emplean los cargos israelíes de “emigración voluntaria” es absolutamente equívoca. “No tiene nada de voluntario el animar a un pueblo a marcharse de un territorio que has destruido, matado de hambre y vuelto invivible”, apunta.

“El Ministerio de Defensa israelí ha creado una Dirección para impulsar esta emigración y está buscando activamente el apoyo de gobiernos donantes y terceros para implementarla. Los planes se han revelado en documentos filtrados de la Gaza Humanitarian Foundation y el Boston Consulting Group. Esta postura también ha sido respaldada por el líder de la oposición, Yair Lapid”, explica Levy.

Todo ello supone un salto respecto a un discurso que ya entrañaba ánimo homicida en sus primeras manifestaciones, cuando Tel Aviv anunciaba “venganza” y aseguraba que respondería a sangre y fuego contra el atentado de Hamás del 7 de octubre de 2023. Coincide, además, con una nueva visita a Washington de su primer ministro, Benjamin Netanyahu, casi seis meses después de que su anfitrión, Donald Trump, dijese que lo que quizá correspondería hacer en Gaza era “limpiar todo esto”.

Durante su visita a la Casa Blanca, Netanyahu insistió que su plan era un programa “voluntario” para expulsar a los gazatíes. “Si quieren quedarse, pueden hacerlo, pero si quieren irse, deberían poder irse”.

Netanyahu aseguró que está trabajando muy de cerca con EEUU “para encontrar países para que realicen lo que siempre han dicho que quieren, es decir, dar a los palestinos un futuro mejor”. Esa “libertad de elección” se reduce a una disyuntiva: quedarse en el territorio sitiado y actualmente sometido a lo que muchos expertos consideran como un genocidio o marcharse a un tercer país por determinar. “No debería ser una prisión”, planteó el primer ministro israelí, responsable último de las condiciones carcelarias.

Si ahora radian sus intenciones, las declaraciones previas de los dirigentes israelíes ya incitaban a las tropas a cometer crímenes de guerra. Una de las primeras alocuciones de Netanyahu en octubre de 2023 incluía una mención a los amalecitas, una figura bíblica que encarna el mal en la tradición judía, y a la que cabe erradicar por todos los medios.

La ONG de derechos humanos palestina Al Haq recoge esta y decenas más de expresiones de cargos políticos y militares israelíes en los más de 21 meses de campaña militar en una base de datos pública.

Cuando el enemigo es considerado la encarnación del mal, peor que una bestia, todo vale. “Es el momento de continuar con toda nuestra fuerza, de ocupar y limpiar la totalidad de la Franja de Gaza [...] y abrir las puertas del infierno sobre Gaza hasta que Hamás se rinda completamente y se devuelva a los rehenes”, se despachaba el pasado enero el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ultraderechista. “No los llamo animales humanos porque eso sería insultante para los animales”, cavilaba en 2023 la esposa del primer ministro, Sarah Netanyahu.

La sinceridad israelí plantea dudas sobre la posibilidad de que finalmente se acuerde un alto el fuego temporal, objetivo declarado de la visita de Netanyahu a Washington.

Con permiso de Donald Trump

La planificación descarnada de la limpieza étnica no es posible sin el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que desde enero viene cacareando su intención de convertir la Franja en una “Riviera de Oriente Medio”, llena de hoteles y desarrollos urbanísticos, sobre las cenizas de la actual Gaza. En febrero dijo que a los palestinos no les quedaba “otra alternativa que marcharse” ante un complacido Netanyahu, cuyo gobierno pone ahora sus cartas encima de la mesa, sin mayor consideración por las leyes de la guerra.

Además de las propuestas del Boston Consulting Group para incentivar esa falsa “emigración voluntaria”, Reuters citó esta semana parte de un documento con membrete de la Fundación Humanitaria de Gaza que utilizaba otro eufemismo, el de “áreas humanitarias de tránsito”, para la residencia temporal de palestinos que quisieran “desradicalizarse, reintegrarse y prepararse para trasladarse”.

El BCG no es una empresa cualquiera, sino una de las principales consultoras de gestión de EEUU. Para ella han trabajado el propio Netanyahu o el exsenador republicano y antiguo candidato a presidente Mitt Romney. Pero sus intereses cubren ambos lados del espectro parlamentario estadounidense; el BCG también fue un “socio estratégico” de la consultora que fundaron varios notables del Gobierno de Barack Obama, muchos de los cuales integraron posteriormente el equipo de Joe Biden, incluido su secretario de Estado, Antony Blinken.

Etiquetas
stats