Eran más de doce hombres y llevaban pasamontañas negros y gafas de sol para que nadie pudiera identificarlos fácilmente revisando después las imágenes. En el video, grabado en junio y distribuido por Telegram, se les veía frente al ayuntamiento de la ciudad canadiense de Londres. “Deportaciones masivas ya”, gritaban al unísono sosteniendo pancartas con el mismo lema y con mensajes antisemitas.
En Estados Unidos, este tipo de escenas de hombres enmascarados coreando consignas son relativamente habituales, pero en Canadá, no. Su aparición en el vecino del norte ilustra el auge de los active clubs: un movimiento global de clubes neofascistas de lucha que nació en EEUU y que se está expandiendo rápidamente por el mundo.
El contagio neonazi
Situada en el cinturón industrial de la provincia de Ontario, Londres es una gran ciudad de Canadá. Su historia con el Ku Klux Klan viene de lejos (década de 1920) y en 2021 se cometió allí un asesinato racista contra una familia paquistaní-canadiense. Pero la llegada de un active club es un hecho relativamente nuevo para la ciudad, algo que también ha ocurrido en la cercana Toronto (la mayor área metropolitana del país).
“Bienvenidos a Hamilton, nuestra ciudad”, decía un post de Telegram del mismo active club canadiense. En una pegatina junto a la señal de una de las ciudades más grandes de Ontario, el símbolo del club: “Tradición-Familia-Futuro”.
Canadá no es el único país del mundo donde se están introduciendo estos clubes, grupos de ideología fascista y neonazi que ya proliferan en varios estados de EEUU entrenando artes marciales mixtas y haciendo ejercicios físicos en parques y gimnasios. Las raíces históricas abiertamente reconocidas de los active clubs están en la obsesión del Tercer Reich por lo viril. Su inspiración en el vandalismo del fútbol europeo es su inspiración más moderna.
Según una reciente investigación del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo (GPAHE, por sus siglas en inglés), estos clubes han comenzado a brotar desde el año 2023 en países como Suecia, Canadá, Australia, Suiza, Reino Unido, Finlandia y, por primera vez, también en América Latina con sedes en Chile y Colombia.
Según la investigación del GPAHE, ya hay sedes en 27 países, con ramas juveniles similares a las Juventudes Hitlerianas surgiendo con fuerza en Estados Unidos y el extranjero. Los active clubs están haciendo ‘metástasis’ en todos los países occidentales, reclutando a jóvenes varones al servicio de una tóxica ideología de extrema derecha que fomenta la guerra racial.
Promotores del club
Según Heidi Beirich, fundadora de GPAHE, “el modelo active club es idea de Rob Rundo”, el infame neonazi neoyorquino que en 2024 se declaró culpable de conspirar para incitar disturbios durante los mítines políticos de 2017 en California.
Por aquella época, Rundo también lideraba la banda neonazi Rise Above, que llegó a tener a cuatro miembros imputados por su papel durante la manifestación ‘Unite the Right’ de 2017 en Charlottesville (Virginia).
Rundo se concentró después en divulgar entre sus seguidores la idea de los active clubs como centros neurálgicos para el adoctrinamiento y reclutamiento fascista. “Por lo que sabemos, Rundo no está directamente involucrado con todas las sedes del movimiento de forma sistemática, pero esas sedes se inspiran en él y en la ideología que él defiende”, explica Beirich.
Según Beirich, no es probable que Rundo intervenga en estos grupos, algo que encaja con su visión original de que los active clubs sean “autónomos y locales”. En países con un porcentaje grande de población blanca, muchas de estas sedes han derivado abiertamente en los últimos años hacia el racismo y el nacionalismo de extrema derecha. Es muy común que las diferentes sedes se promuevan unas a otras como integrantes de una misma lucha global y que se vinculen en una red de cuentas de Telegram.
Un grupo de cuentas en particular se ha convertido en una especie de marcador de tendencias para los neonazis online, promoviendo active clubs por todo el mundo y aplaudiendo a aquellos que, según ellos, están creando buenos modelos para seguir. Son las mismas cuentas que elogian la labor de Thomas Sewell, un conocido y violento neonazi australiano que promueve active clubs en su país. “Su organización representa lo que todos los grupos disidentes de la civilización europea debería querer emular”, se decía en esas cuentas sobre Sewell y su equipo.
Según Beirich, Sewell comparte con Rundo la ideología política (Sewell ha admitido que en uno de sus anteriores grupos trató de reclutar personalmente al autor de la masacre de Christchurch, en Nueva Zelanda). “Al igual que Rundo, Sewell es un neonazi violento que recluta a sus miembros como preparación para cometer actos violentos contra sus enemigos políticos y contra los grupos a los que se dirige, como inmigrantes, judíos y miembros de la comunidad LGBTI”, dice Beirich, añadiendo que “para atraer a nuevos seguidores [Sewell] organizaba entrenamientos y torneos de artes marciales mixtas”.
La empresa de artes marciales mixtas Ultimate Fighting Championship, y los deportes de combate que dependen de ella, se han convertido en un foco de cultivo de la extrema derecha. Sewell y Rundo promueven el aprendizaje de estos deportes como mecanismo para convertirse en soldados callejeros del movimiento, algo similar a lo que los camisas pardas fueron para el nazismo.
Otras organizaciones más evidentemente políticas, que ya han dado muestras públicas de activismo, han encontrado en este modelo de violencia entrenada un mecanismo para reclutar y solidificar sus filas. En EEUU, el grupo de odio protofascista Patriot Front es uno de ellos. Conocido por sus marchas públicas y por aprovechar las catástrofes naturales para hacer propaganda, Patriot Front se ha vinculado como organización externa al movimiento de los active clubs.
Thomas Rousseau, líder de Patriot Front, publicó recientemente una imagen en la que él y otras personas aparecían haciendo entrenamiento de “agarre y golpe” en un gimnasio de artes marciales del norte de Texas.
Según Beirich, los miembros del Patriot Front “suelen colaborar estrechamente con las sedes del active club”, llegando a participar en sus entrenamientos de artes marciales mixtas. En Telegram, las sedes de los active clubs suelen compartir propaganda de Patriot Front. “Únete a Patriot Front si estás en Estados Unidos”, decía un mensaje de Telegram con casi tres mil visualizaciones en una cuenta vinculada a un active club.
Traducción por Francisco de Zárate.