CLAVES

¿Qué significa la orden de detención de la Corte Penal Internacional contra Putin?

Peter Beaumont

Kiev (Ucrania) —

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La Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya ha acusado al presidente ruso, Vladímir Putin, y a la comisaria para la infancia, Maria Lvova-Belova, del traslado y la deportación ilegal de niños ucranianos. Esto significa que ya existe una orden de detención internacional contra Putin, en un reflejo de la rapidez con la que la comunidad jurídica internacional ha investigado las acusaciones de crímenes de guerra durante la invasión rusa de Ucrania.

Se trata de los primeros casos abiertos por la CPI desde que sus fiscales iniciaron una investigación sobre crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Ucrania.

¿En qué consiste la orden de detención de la CPI contra Putin?

El tribunal ha dictado órdenes de detención contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y la comisaria rusa para los derechos de la infancia, Maria Alekseyevna Lvova-Belova, en relación con la deportación forzosa de niños de Ucrania a Rusia, donde muchos han sido adoptados por familias rusas.

La deportación forzosa de poblaciones está reconocida como delito en el Estatuto de Roma, tratado por el que se creó el Tribunal. Rusia fue signataria del Estatuto de Roma, pero se retiró en 2016, alegando que no reconocía la jurisdicción del Tribunal.

Aunque Ucrania no es signataria del tribunal de La Haya, concedió a la CPI jurisdicción para investigar crímenes de guerra cometidos en su territorio. Cuatro visitas del fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, en el último año han llevado a la decisión de que “hay motivos razonables para creer que el señor Putin tiene responsabilidad penal individual” por las sustracciones de niños.

¿Qué significa eso en la práctica?

Dado que Rusia no reconoce el tribunal y no extradita a sus ciudadanos, es muy poco probable que Putin o Lvova-Belova se sometan pronto a la jurisdicción del tribunal.

Pero la emisión de la orden sigue siendo un momento muy significativo por varias razones. Envía una señal a los altos cargos rusos –militares y civiles– que pueden ser objeto de enjuiciamiento ahora o en el futuro y limitaría aún más su capacidad de viajar al extranjero, incluso para asistir a foros internacionales.

¿No gozan de inmunidad los jefes de Gobierno en el cargo?

Aunque la CPI no reconoce inmunidad a los jefes de Estado en casos relacionados con crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o genocidio, en un importante precedente, Sudáfrica se negó a ejecutar una orden de la CPI para la detención del dictador sudanés Omar al-Bashir durante una visita en 2015.

Pretoria argumentó que no veía “ninguna obligación, en virtud del derecho internacional y del Estatuto de Roma, de detener a un jefe de Estado en ejercicio de una parte no estatal [de la CPI] como Omar al-Bashir”, y varios otros países que visitó también se negaron a detenerlo.

La detención del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres en 1998 en virtud de una orden internacional dictada por el juez español Baltasar Garzón ilustra las dificultades que entrañan estas cuestiones de inmunidad. Pinochet alegó inmunidad como ex jefe de Estado –una alegación rechazada por los tribunales británicos– pero, en última instancia, el ministro británico del Interior, Jack Straw, permitió que Pinochet regresara a su país por motivos de salud.

¿Qué importancia tiene todo esto?

Aunque ahora Putin parece seguro en su puesto y a salvo de la extradición, un futuro líder del Kremlin puede decidir que es políticamente más conveniente enviarle a La Haya que protegerle.

Un buen ejemplo es Slobodan Milosevic, expresidente de Yugoslavia, acusado de una serie de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en plena guerra de Kosovo en 1999.

En 2001, en medio de una pugna entre figuras clave de la oposición en Serbia tras la caída de Milosevic del poder, el primer ministro, Zoran Djindjic, hizo caso omiso de una sentencia judicial que prohibía la extradición y ordenó el traslado de Milosevic a La Haya, afirmando: “Cualquier otra solución que no fuera la cooperación [con La Haya] llevaría al país al desastre”.

La detención de Milosevic –que precedió a su traslado– se produjo tras las presiones ejercidas sobre el Gobierno yugoslavo para que detuviera al expresidente o se arriesgara a perder importantes ayudas económicas estadounidenses y préstamos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

¿Es probable que se dicten otras órdenes de detención?

Los jueces han añadido que el fiscal podría presentar nuevas acusaciones contra Putin, ampliando así las órdenes de detención. Human Rights Watch describió la decisión de dictar una orden de detención contra Putin como una “llamada de atención a otros que cometen abusos o los encubren”. “Con estas órdenes de detención, la CPI ha convertido a Putin en un hombre buscado y ha dado su primer paso para poner fin a la impunidad que ha envalentonado a los perpetradores de la guerra de Rusia contra Ucrania durante demasiado tiempo”, ha dicho Balkees Jarrah, directora adjunta de justicia internacional de la ONG.

Qué se sabe del traslado de niños ucranianos

¿Qué sabemos de los niños ucranianos que se ha llevado Rusia?

Los jueces de instrucción del tribunal han declarado que hay “motivos razonables para creer que cada sospechoso es responsable del crimen de guerra de deportación ilegal de población, y de traslado ilegal de población desde las zonas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa, en perjuicio de niños ucranianos”. Los jueces dicen que han decidido desvelar los nombres de los sospechosos en un esfuerzo por evitar nuevos crímenes.

La primavera pasada comenzaron a emerger informaciones de que los niños ucranianos de los territorios ocupados estaban siendo llevados a Rusia, e incluso adoptados por familias rusas. Rusia ha presentado sus acciones como una misión humanitaria para salvar a los niños ucranianos de la guerra. Pero Ucrania ha acusado a Rusia de genocidio y ha calificado sus acciones de crimen de guerra.

¿Quiénes son los niños implicados?

Entre los presuntos sustraídos hay niños sacados de instituciones estatales ucranianas en las zonas ocupadas, niños cuyos padres los habían enviado a “campamentos de verano” gestionados por Rusia de los que nunca regresaron, niños cuyos padres fueron detenidos por las autoridades de ocupación rusas y niños que se quedaron huérfanos a causa de los combates.

¿De dónde son los niños?

La gran mayoría de los niños ucranianos que se ha llevado Rusia, según la CPI, proceden de las zonas ocupadas del sur y el este de Ucrania: las regiones de Jersón, Járkov, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, así como una pequeña zona de la región de Mykolaiv.

¿A cuántos niños se han llevado?

Rusia ha admitido tener en su poder al menos a 1.400 niños ucranianos a los que califica de huérfanos, aunque afirmó que al menos 2.000 habían viajado a Rusia sin acompañante. Además, varios cientos de niños de los territorios ocupados permanecen en Rusia tras haber asistido a campos de “reeducación” con el consentimiento de sus padres, pero no han sido devueltos.

¿Qué ha ocurrido con los huérfanos?

Desde la invasión, al menos 400 huérfanos ucranianos han sido adoptados por familias rusas, según el Centro Regional Ucraniano de Derechos Humanos, que ha calculado la cifra a partir de declaraciones del Estado ruso. Rusia ha dicho que otros 1.000 esperan ser adoptados.

La propia Lvova-Belova, comisaria rusa para la infancia, contó la “adopción” de un menor de 15 años de Mariúpol, la ciudad del sureste de Ucrania devastada y ocupada por las fuerzas rusas.

Pero muchos de estos niños ucranianos tienen familiares vivos, que a menudo los buscan desesperadamente. Alrededor del 90% de los niños ucranianos que vivían bajo tutela estatal en el momento de la invasión eran “huérfanos [por razones] sociales”, lo que significa que tenían familiares pero estos no podían hacerse cargo de ellos.

Los anuncios estatales rusos sobre los huérfanos no nombran a los niños ni dan detalles sobre su procedencia o su lugar de residencia en Rusia, lo que dificulta a las autoridades ucranianas e internacionales su identificación y el seguimiento de sus movimientos.

En algunos casos, los familiares han identificado a los niños a través de vídeos publicados por los medios de comunicación estatales rusos y han hecho campaña por su regreso. También se han documentado casos de niños que acabaron a cargo del Estado ruso tras huir de los combates en Ucrania en autobuses de evacuación a Rusia, así como niños que fueron separados de sus padres en los llamados “campos de filtración rusos”.

¿Qué hay de los campamentos de verano?

Al menos 6.000 niños ucranianos de las zonas ocupadas asistieron a campamentos de verano financiados por el Estado ruso, y varios cientos de ellos no han sido devueltos a sus familias.

Los campamentos, que un estudio de la Universidad de Yale describió en febrero como “campos de reeducación”, fueron anunciados por las autoridades rusas como una forma de que los niños descansaran de la guerra.

Desde el comienzo del conflicto hace un año, niños de hasta cuatro meses que vivían en las zonas ocupadas han sido trasladados a 43 campos de toda Rusia, incluidos los de Crimea, anexionada por Moscú, y Siberia para recibir “educación patriótica y militar pro-Rusia”, según un informe del Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale.

Algunos padres han conseguido recuperar a sus hijos haciendo un largo viaje desde Ucrania a través de Polonia y el Báltico hasta el sur de Rusia. Otros han autorizado a redes secretas de voluntarios anti-Putin para sacar a sus hijos de Rusia. Pero vídeos de noviembre, publicados por las autoridades regionales rusas de ocupación, mostraron a cientos de niños que seguían viviendo en los campamentos.

Por Isobel Koshiw