Acuerdo con el FMI

Tras el dictamen, tramo final en el Senado: veinte votos del FdT y la frase de Cristina que habilitó el debate express

- Juan me dijo que estabas acá y quise venir a saludarte.

Alberto Fernández saludó a José Mayans, jefe de los senadores del FdT, y se sentó a su lado. “Es su casa, Presidente” le respondió el formoseño. Era el jueves 10 de marzo, pasadas las 3 de la tarde y mientras se desarrollaba esa charla en el despacho de Juan Manzur en el primer piso de Casa Rosada, en el Senado una pedrada caída sobre los ventanales de la oficina de Cristina Kirchner, donde en ese momento se encontraba la vice.

Manzur había invitado a Mayans para analizar el próximo paso del acuerdo con el FMI: el tratamiento express en la Cámara alta, imprescindible para que el proyecto sea aprobado antes del vencimiento de unos U$S 3.000 millones del 21 de marzo. “Cristina me dijo que haga lo que sea necesario”, contó Mayans, según reconstruyó el tucumano frente a otros funcionarios. El jefe de Gabinete hizo una pregunta puntual sobre si era posible que la discusión, una vez que pase por Diputados, podía ser lo necesariamente veloz en el Senado como para evitar el default técnico. Mayans le transmitió que si.

El tucumano había estado días antes en Diputados y trataba de coordinar con Martín Guzmán, Miguel Pesce y Mercedes Marcó del Pont un relato puntual: la dimensión de un eventual default con el FMI en las provincias, una discusión que según compartió con otros funcionarios, parecía estar fuera del análisis de los legisladores que estaban a esa hora resolviendo cómo votaría en la Cámara de Diputados.

En el escenario de “catástrofe” que, según Axel Kicillof y Eduardo “Wado” De Pedro, supone un default, el equipo económico puso sobre el escenario un elemento que estaba fuera del radar: la cesación de pago con el FMI podría disparar una crisis que golpee sobre el Fondo de Sustentabilidad de la ANSeS. Una estimación técnica habló de una caída del 50% en una semana. Eso, entre los pronósticos más oscuros, se sumó a una corrida bancaria y cambiaria.

“Los efectos serían tremendos. Una corrida la podés frenar si tenés plata, pero nosotros no tenemos plata, lo que tenemos es expectativas de un acuerdo con el FMI”, fue la explicación que bajó a los senadores desde el Banco Central.

Luego de un lunes con visitas al Senado, y una reunión del bloque del FdT, el panorama del oficialismo es el siguiente: 20 de los 35 senadores acompañarán el proyecto, que junto a los provinciales y a la mayoría de los legisladores del JxC estarán en condiciones de tratar el jueves, a partir de las 14 horas, el texto que viene de Diputados, que obtuvo la tarde del martes dictamen en comisión. No aparecen, a pesar de ruidos por la discusión de las retenciones, nubarrones que puedan alterar ese plan.

Gestiones

El desfile de funcionarios por el Congreso fue casi protocolar, porque más allá de las explicaciones, la situación había entrado en una variable con lógica ajena a lo que puedan decir Guzmán o Pesce. En rigor, cuando se encaminó la discusión en Diputados, con la intervención de figuras ajenas a la Cámara baja -Gerardo Morales, Martín Lousteau y Elisa Carrió-, quedó claro que lo que se ordenaba en Diputados seguiría la misma lógica en el Senado.

En Juntos, según explica una fuente del espacio, la posición mayoritaria es “dejar atrás el tema” y evitar que factores exógenos, como los enredos por retenciones y cierre de exportaciones, afecten el acuerdo que se validó en Diputados. Algunos movimientos de Patricia Bullrich, destinados a mixturar ambos asuntos, no tuvieron efecto en la alianza.

En el FdT, que dan por hecho que la oposición aportará sus votos y los 2/3 para el tratamiento sobre tablas, entienden esas acciones con una criterio que vale, así mismo, para senadores del oficialismo. “La diferencia está entre los que tienen gestión y los que no, los que tienen que pagar sueldos y los que no”, repite un senador, sin enojo, pero como descripción de porqué el FdT se encamina, otra vez, a votar cruzado como ocurrió en Diputados, con veinte senadores en apoyo de la iniciativa y más de 15 en postura de rechazo o abstención. “Alguno puede cambiar su voto. a muchos no les gusta votar en contra del Gobierno aunque no les guste el acuerdo con el FMI”, explicó una fuente legislativa.

La abstención, por otro lado, es un trámite más engorroso en la Cámara alta porque para abstenerse, los senadores deben pedir que se los habilite y la abstención equivale a estar ausente. Por eso, la abstención puede terminar complicando la necesidad de tener 2/3 del recinto para tratar el proyecto, aunque se trate de instancias diferentes.

En una postura espejo a la que mantuvo Máximo Kirchner y los legisladores de La Cámpora en Diputados, en el Senado el cristinismo se mueve en una situación parecida, aunque no parece haber una conducta tan grupal definida. No se descarta que algunos votos migren del rechazo a la abstención, o incluso de la abstención a la aprobación. Lo que transmite el kirchnerismo es que, al igual que en la Cämara baja, a pesar de rechazar los términos del acuerdo con el FMI, que consideran malo, no se activó para impedir que el proyecto sea aprobado. Todo lo contrario: la vice, en persona, validó las gestiones para que se trate de manera acelerada con el objetivo de llegar a la sanción antes del vencimiento del 21 de marzo con el FMI.

PI