Qué se juega

La Legislatura porteña renueva la mitad de sus bancas y empieza a tejer el mapa nacional

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Para el PRO, es una lucha por la supervivencia política. Para La Libertad Avanza, la posibilidad de eliminar al PRO y posicionarse como el único garante del voto anti kirchnerista. Para el peronismo, una ventana de oportunidad para posicionarse de cara a 2027. Para Horacio Rodríguez Larreta, la oportunidad de renacer de las cenizas. En la elección del domingo, la Legislatura pone en juego 30 de las 60 bancas, pero no solo eso. El resultado de este 18M dará cuenta del nuevo mapa político de la era Milei. 

Hay 2,5 millones de personas registradas para votar en la Ciudad de Buenos Aires que definirán, con su voto, la renovación de la mitad de la Legislatura porteña. Son, en total, 17 las listas que competirán para ingresar a la Legislatura a partir del 10 de diciembre: una muestra de la fragmentación caótica a la que, la eliminación de las PASO y la atomización política, han llevado a la elección local más importante de los últimos 20 años. 

Frente a la dispersión, sin embargo, la atención está centrada en seis candidatos: Silvia Lospennato (PRO), Manuel Adorni (LLA), Leandro Santoro (UxP), Horacio Rodríguez Larreta (ex PRO) y Ramiro Marra (ex LLA). En una elección pareja, con encuestas que ofrecen más empates técnicos que certezas, y el fantasma de un elevado nivel de ausentismo, la diferencia de votos que estos seis candidatos saquen entre sí será clave para reinterpretar la expectativa de poder y el marco de las alianzas políticas de los próximos dos años.

El resto de los candidatos, mientras tanto, batallarán para superar el piso del 3% y, a partir de ahí, disputar para lograr anotarse alguna banca más. Este es el caso de la radical Lucille Levy (Evolución), Vanina Biasi (FIT), Paula Oliveto (Coalición Cívica), Juan Manuel Abal Medina (Justa, Libre y Soberana) y Alejandro Kim (Principios y Valores), entre otros. 

Qué pone en juego cada fuerza en la Legislatura

En tanto oficialismo cuya gobernabilidad está puesta en juego, nadie se juega tanto en esta elección como el PRO. Jorge Macri tiene todavía dos años más por delante para gobernar la Ciudad, y necesita sostener el control de la Legislatura si quiere llegar bien parado para 2027. 

De las 12 bancas que tiene Vamos por Más (que es la coalición oficialista que lidera el PRO), el macrismo pone en juego 6 bancas. De esas 6, sin embargo, solo 2 son realmente PRO y responden a Darío Nieto (el jefe de bloque), ya que hay 2 que responden a Larreta (Claudio Romero y Emmanuel Ferrario) y 2 que son de la Coalición Cívica (Hernán Reyes y Cecilia Ferrero). 

Para el comando de campaña del PRO, sin embargo, una “buena elección” no es cuantificable en términos numéricos. Estiman que, incluso en los peores escenarios, el macrismo podrá sumar unas 6 o 7 bancas más. Un incremento cuantitativo y cualitativo, ya que, a diferencia de la lógica coalicionista del último par de años, el PRO se asegura de que los que ingresen serán “puros” que responden a los primos Macri. 

La clave del resultado, insisten, es relacional. Es decir: cómo se posiciona el PRO con respecto a la lista de Adorni, ya que de eso dependerá la dinámica de relación con los aliados. El objetivo principal, la fantasía más febril, es ganarle a LLA. En el macrismo descuentan que Leandro Santoro saldrá primero, y no les preocupa: “El kirchnerismo va a sacar lo que saca siempre, 28 puntos como mucho. Pero LLA sí se juega mucho. Si logramos ganarle a Adorni, que nos tiró todos los tanques y el aparato oficial, tenés un triunfo simbólico que no es menor”, razona una de los principales dirigentes porteños del macrismo. 

Incluso saliendo terceros, pero con solo 1 o 2 puntos de diferencia de Adorni, el PRO –el mismo PRO que, hace unos años, sacaba casi el 50% de los votos– festejará. El objetivo es enviar un mensaje al resto de los partidos, que son necesarios para tejer alianzas en la Legislatura, de que el PRO continúa vivo. “Es expectativa de poder. A nosotros nos desafiaron en nuestra Ciudad, necesitan ver que nos la bancamos. De eso depende de que se te animen o no”, explican en el bunker de campaña ubicado en la calle Balcarce.

El bloque libertario, mientras tanto, pone en juego 6 de sus 8 bancas, dos de ellas ocupadas por bullrichistas que hicieron su pase a las fuerzas del cielo: Juan Pablo Arenaza y María Luisa González Estevarena. De los entrables, sin embargo, Patricia Bullrich logró colocar a uno propio, que no es otro que Arenaza. 

Para el Gobierno nacional, la pelea en la Ciudad es una excusa para terminar de barrer al PRO del mapa político y asegurarse, así, la hegemonía del voto de derecha. “Ganarle al PRO en CABA es como ganarle a Cristina en La Matanza. Si lo conseguimos ya está, octubre después está resuelto”, explica un importante armador libertario porteño. El objetivo es sacarle más de 5 puntos de ventaja a Lospennato y anotarse, así, unas 7 u 8 bancas que les permitan hacerle la vida imposible a Jorge Macri durante los dos años de gestión que le quedan. Una política que, la jefa de bancada Pilar Ramírez, comenzó a poner en práctica el año pasado. 

“Los libertarios quieren sangre”, reconocen en el bloque amarillo, en donde han tenido dificultades hasta para aprobar el Presupuesto debido a la rebeldía de Ramírez. Hasta ahora, sin embargo, Macri ha logrado sostener la gobernabilidad a través de un mapa de alianzas con el radicalismo, el MID y el libertario excomulgado, Ramiro Marra. Su capacidad de retener el control de esas alianzas, sin embargo, dependerá del resultado del domingo. 

La UCR, por ejemplo, se juega 3 de sus 8 bancas, y buscará retenerlas de la mano de la dirigenta estudiantil, “Lula” Leavy. Confianza Pública y Republicanos Unidos, mientras tanto, renuevan una banca cada uno. Este grupo, así como los lilitos de la CC, representan las esquirlas de lo que quedó de Juntos por el Cambio: una inagotable fuente de acuerdos para el PRO que, sin embargo, podría fracturarse si los aliados ven débil al oficialismo. 

Larreta, incluso, ya comenzó a tantearlos con la expectativa de rearmar una suerte de JxC 2.0 que sea opositor tanto al gobierno de Milei como al de los Macri. El ex jefe de Gobierno porteño quiere volver a conducir la Ciudad y planea utilizar su banca en la Legislatura como un trampolín para 2027. Y, para llegar, necesitará de la mayor cantidad de aliados posibles. Mantiene buen vínculo, incluso, con un sector del peronismo, que este domingo renovará 8 de sus 18 bancas. Un buen vínculo que podría significar, a partir de diciembre, una inagotable fuente de dolores de cabeza para Jorge Macri en lo que le queda de su gestión.

MC/MG