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Entrevista

Sergio Palazzo: “El Gobierno tiene su agenda, el capital tiene su agenda. Y en esas agendas el movimiento obrero está ausente”

El bancario Palazzo, el miércoles último, en Córdoba.

Gustavo Molina

Córdoba —

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“Una sociedad endeudada es más fácil de manejar, ahí radica la fortaleza del capitalismo financiero, del capitalismo de la usura. Se debe volver a fortalecer el peso y eso se logra con inversiones en el sector productivo. Se ha creado y fomentado una sociedad de consumo, donde ese capitalismo financiero promueve el endeudamiento y para frenar esa avanzada, necesitamos una fuerte inyección de inversiones al sistema productivo que genere empleo genuino. Eso se comenzó a hacer en diciembre de 2019, funcionó durante los primeros meses de este Gobierno; después nos atravesó, como a todo el planeta, no sólo a Argentina, la pandemia del Covid-19 y después una guerra que eleva los costos de la energía y produce inflación. Pero estamos trabajando para volver a las políticas productivas a través de la inversión, la única forma de frenar este capitalismo de la especulación financiera”, señala Sergio Omar Palazzo, secretario general de la Asociación Bancaria, uno de los gremios que consiguió una de las negociaciones paritarias más exitosas con 94,1% además de bonos y plus que logran ganarle por unos puntos a la inflación de 2022.

De visita en Córdoba, Palazzo participó de la asunción de las nuevas autoridades locales del gremio, Ezequiel Morcillo como secretario general y Enriqueta García como secretaria adjunta, sucesores de Raúl Ferro, un histórico de La Bancaria que le dio batalla al cierre del Banco Social en épocas de gobiernos radicales y el Efecto Tequila y se opuso con mejor suerte a la privatización del Banco de Córdoba en épocas del cordobesismo.

Rara avis del sindicalismo, Sergio Omar Palazzo, diputado nacional del Frente de Todos, se define alfonsinista y socialdemócrata, sin embargo, no duda en enfrentar a la patronal estatal y privada con paros -como los de Saúl Ubaldini a Raúl Alfonsín- y es uno de los dirigentes preferidos de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El secretario general de la Asociación Bancaria nacional, reelecto en 2021 y con mandato hasta 2025, acaba de recibir un espaldarazo al lograr en noviembre pasado el triunfo en el 90% de las 53 seccionales desde La Quiaca a Ushuaia, donde en la mayoría hubo listas de unidad y sólo en cuatro seccionales, entre ellas, Córdoba, la oposición del peronismo ortodoxo nucleada en “La Rucci” perdió 7 a 3.

La charla transcurre en el segundo piso de la sede de La Bancaria, una casona reciclada en pleno centro cordobés. La oficina del secretario general saliente Raúl Ferro, donde Sergio Omar Palazzo recibe a elDiarioAR tiene un cuadro, precisamente, de Palazzo con los brazos abiertos en la sede nacional de la Confederación General del Trabajo (CGT). Pero además hay imágenes de Eva Perón y Ernesto “Che” Guevara; un cuadro de Raúl Alfonsín sosteniendo al dictador Videla del cuello, con traje a rayas y un grillete; un cuadrito del Club Atlético Belgrano y una biblioteca en cuyos estantes, además de libros, conviven una Virgen, un arbolito de Navidad y matrioshkas de la era soviética.

-Con los índices de pobreza e indigencia, la alta tasa de desocupados y subocupados, la atomización sindical y la puja entre gremios y movimientos sociales ¿Es posible la unificación del movimiento obrero?

-La debacle del sistema productivo, generador de riqueza genuina y promotor del ahorro, ese de nuestros viejos, que podían construir la casa propia con su trabajo y poder levantar una casita para cobrar un alquiler cuando se jubilaran; esa debacle comenzó con el golpe de Estado de (Jorge Rafael) Videla y (José Alfredo) Martínez de Hoz, que impuso este modelo de especulación financiera, con la Ley de Entidades Financieras que atentó contra el proceso de industrialización, dejando los primeros bolsones de desocupación y atacando y mermando el poder de la clase trabajadora, y por ende, del poder sindical. Ese modelo generó pobreza, terminó con el pleno empleo y se intensificó con el modelo neoliberal de (Carlos) Menem en los ’90 con la exacción del patrimonio nacional y la transferencia de recursos al capital financiero internacional, dándole un golpe durísimo a la clase trabajadora y al sindicalismo. En los ’90 la tase de desempleo subió, nacieron los movimientos sociales y de piqueteros, hubo una disgregación entre trabajadores registrados y desocupados; y el sindicalismo de esa época no supo, no pudo mantener al movimiento obrero unificado. Hoy el Gobierno tiene diez interlocutores: los movimientos sociales del Bloque Piquetero; los movimientos sociales de “Los Cayetanos”; el Polo Obrero; dos CTA, una CGT y dentro de la CGT convivimos distintos espacios. Algunas veces las diferencias de miradas no son tan grandes, pero reitero, la acción es lo que define, y no siempre logramos una unidad en la acción. Entonces, lo primero que debemos hacer, es un programa común del movimiento obrero; plantear la discusión con agenda propia. Porque siempre que nos llaman a discutir, el Gobierno tiene su agenda, el capital tiene su agenda. Y en esas agendas el movimiento obrero está ausente. Si vamos a discutir, queremos discutir de verdad, si al Ministerio de Educación va a ir alguien que fortalezca la educación pública o un egresado del Newman que privilegie la educación privada; si las finanzas las va dirigir alguien que privilegie el rol del Estado como regulador o un representante de JP Morgan.

-La vicepresidenta Cristina Fernández ratificó en el acto de Avellaneda que no participará de la contienda de 2023, por estar proscripta. ¿En el Frente de Todos, para enfrentar a la derecha, ya sea de Juntos por el Cambio o de los sectores ultras; la salida es “por derecha” con un candidato como Sergio Massa?

-Massa ya dijo que no quiere ser candidato; que ya ser ministro le complica el frente familiar. Pero acá no se trata de hablar de candidaturas, sino de programas políticos que le lleven soluciones a la gente. Hoy tenemos que enfocarnos en los problemas que tiene el país en materia de precios, inflación, las necesidades de la gente. El gobierno de Macri, sin pandemia y sin guerra dejó una inflación de dos dígitos. Impuso un cepo cambiario que tanto había criticado cuando era oposición. Macri dejó una industria con una capacidad ociosa del 50%, lo que significó que el neoliberalismo en cuatro años golpeó muy fuerte a la industria, el empleo y el nivel de ingreso. Y este Gobierno, en plena pandemia, desde el Estado con los ATP intervino para sostener al sector privado, protegiendo el empleo, poniendo plata para que se pagaran los salarios; y que una vez pasada la crisis, los trabajadores pudieran regresar a trabajar, a sus máquinas, cobrando sus salarios, su aguinaldo, sus vacaciones, con los convenios colectivos vigentes y las categorías escalafonarias que tenían antes del cierre de las actividades. Y lo que plantea la centroderecha de Juntos por el Cambio en el Congreso, que cada vez tiene más derecha y menos centro, lo escuchamos todos los días, porque lo vienen anunciando es recortar el derecho a huelga, suspender los convenios colectivos, eliminar la indemnización por despidos; tenemos proyectos de criminalización de la protesta social como el de Carolina Losada que propone cárcel para quienes protesten en los portones de las empresas; o lo escuchamos a (Martín) Lousteau acusándonos a los trabajadores de ser formadores de precios porque discutimos paritarias. Yo no veo una salida “por derecha” en el Frente de Todos; veo matices; y el movimiento obrero debe apostar por un programa donde la agenda esté puesta en los intereses de los trabajadores.

-Con el 100% de inflación en 2022 y sin Cristina candidata, al Frente de Todos se le va a hacer cuesta arriba la campaña para 2023…

-El modelo de Juntos por el Cambio, es el modelo del ajuste, no sólo para los trabajadores, sino también para las PyMEs. Es el modelo de la precarización y a eso la gente lo vivió entre 2015 y 2019 y no quiere volver. Yo hablo con empresarios PyMEs y esa película ya la vieron y no la quieren ver; pero también camino la calle y los trabajadores no quieren eso. El modelo bipartidista peronista-radical se terminó. Ahora tenemos un sistema bifrentista, de centroderecha, donde conviven neoliberales del PRO, radicales, peronistas como (Miguel) Pichetto, con una hegemonía ideológica de derecha, donde todos defienden una reforma laboral contra los trabajadores. Y la otra coalición frentista, de centroizquierda, progresista, que defiende el rol del Estado como regulador es el Frente de Todos, donde convivimos peronistas, comunistas, otros como yo con un pasado en el alfonsinismo. En estos tres años de gobierno, se le asignó el paquete más grande de partidas del Estado vía ATP al sector privado, para que, sobre todo las PyMEs, paguen salarios a sus trabajadores y la rueda de la producción y el trabajo siga girando. Durante la última etapa del gobierno de Cristina se crearon 200 mil PyMEs y durante el gobierno de Macri cerraron 25 mil. Hoy es apresurado hablar de candidaturas, hay que ver cómo evoluciona la inflación, el salario… y sobre el final, evaluando cómo le fue con Macri y cómo le va con este gobierno, la gente va a decidir. 

GM

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