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Coronavirus
La “trampa” de los test de anticuerpos tras la vacunación: innecesarios y no recomendados por las autoridades

Un test serológico para detectar anticuerpos contra el coronavirus

Esther Samper

elDiario.es —

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Con la vacunación masiva, surgieron en España numerosas ofertas de test serológicos para que las personas averigüen si producen anticuerpos en sangre tras recibir este tratamiento preventivo. Los precios de estas pruebas rondan los 20-50 euros.

Las diversas campañas publicitarias al respecto intentan convencer a los potenciales consumidores de la necesidad de estos test. Por ejemplo, una de las empresas que comercializa estas pruebas argumenta que: “Tratándose de vacunas tan novedosas ante las que los diferentes grupos de población no van a responder de manera homogénea, es pertinente comprobar la inmunidad que puede proporcionar la vacuna mediante un sencillo test”. Otro grupo hospitalario aconseja el test posvacunación de anticuerpos porque “es la prueba de referencia para conocer si tiene inmunidad frente al virus tras haber recibido la vacuna”.

Más allá de lo discutible de los mensajes anteriores, una campaña publicitaria ha destacado entre las demás: “¿Te han vacunado bien? Comprueba tu nivel de anticuerpos con una prueba ELISA IgG Post vacuna”. Así rezaba un polémico eslogan de la empresa Life Length que se podía leer en carteles publicitarios en la vía pública de ciudades como Madrid.

Este mensaje era irresponsable por partida doble: por un lado, fomentaba el miedo o la duda entre las personas, algunas de las cuales pueden preguntarse si estarán bien vacunadas, y, por otro, ponía en tela de juicio la labor de las enfermeras que están administrando las vacunas. Aunque estas se administren de forma impecable, un reducido porcentaje de la población puede no generar una respuesta inmunitaria eficaz debido a sus características biológicas.

Al conocer esta campaña publicitaria, el Consejo General de Enfermería (CGE) realizó las siguientes declaraciones en Twitter: “Este anuncio es erróneo y desafortunado. No, no le han vacunado mal porque las enfermeras saben hacer su trabajo y son profesionales. No siembren dudas sobre la vacunación para vender sus pruebas, ni mucho menos pongan el foco sobre el acto de vacunación o quienes lo llevan a cabo”. Posteriormente, el CGE informó a través de una nota de prensa que el pasado 16 de junio había presentado una denuncia ante los ministerios de Sanidad y Consumo por este cartel publicitario “que cuestiona el trabajo de las enfermeras en la vacunación para vender test de anticuerpos”.

La empresa contestó a elDiario.es: “Lo último que pretendíamos era ofender a nadie y menos al colectivo de enfermería”. Tras la denuncia del Consejo, Life Length pidió disculpas y anunció: “hemos retirado la campaña y los carteles”.

Numerosas razones en contra

Más allá de las críticas del colectivo enfermero, los test serológicos son innecesarios o incluso contraproducentes para valorar la inmunidad generada por las vacunas en la población general. Por eso múltiples instituciones sanitarias como el Ministerio de Sanidad, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) o la Administración de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos (FDA), no recomienden estas pruebas tras la vacunación.

Las razones por las que no se aconsejan los test serológicos son múltiples: en primer lugar, porque la inmunidad al Covid-19 depende principalmente de la respuesta de los linfocitos T, que no se detectan con estas pruebas. Así, una persona puede tener perfectamente una protección inmunitaria robusta con anticuerpos bajos o indetectables. Es más, lo normal es que con el tiempo los anticuerpos desciendan en sangre sin que ello suponga en absoluto que la persona no esté protegida. Por otro lado, tener anticuerpos no garantiza al 100% que se esté protegido frente a una posible reinfección. En segundo lugar, existe riesgo de falsos negativos (especialmente entre los test rápidos), sobre todo si no se detectan correctamente los anticuerpos específicos que se producen con la vacunación (contra la proteína S o Spike). Además, muchos test rápidos en el mercado detectan anticuerpos frente a otras proteínas del coronavirus (como la N) y no frente a la proteína S, por lo que estos darán siempre resultados negativos a los vacunados.

En tercer lugar, aún no sabemos bien qué niveles de anticuerpos tras la vacunación se consideran protectores. La FDA explica con más detalle esta cuestión en su página web: “Mientras que un resultado de un test de anticuerpos positivo puede utilizarse para ayudar a identificar a las personas que podrían haber pasado una infección por el SARS-CoV-2, se necesita más investigación con respecto a las personas que han recibido la vacuna contra la COVID-19. Los test de anticuerpos autorizados actualmente para el SARS-CoV-2 no se han evaluado para determinar el nivel de protección que aporta la respuesta inmunitaria por la vacunación a la COVID-19”.

Por último, como se explicaba en un artículo anterior sobre la inmunidad de los vacunados, debemos tener en cuenta que, cuando lleguemos a la inmunidad de grupo gracias a las vacunas, no solo estarán protegidas las personas inmunizadas gracias a ellas, sino también los individuos que no las hayan recibido por diferentes razones y también aquellos que hayan sido vacunados y no hayan producido respuesta inmunitaria eficaz. Al final, las personas inmunizadas actuarán como “cortafuegos” protectores frente a estas últimas.

En definitiva, estos test de anticuerpos añaden más incertidumbre y dudas que certezas y por eso no se aconsejan desde un punto de vista sanitario a la población general. Ofrecen una información incompleta, con cierto margen de error añadido, que no aporta ninguna utilidad práctica. De la misma forma que no se realizan test de anticuerpos a la población general para ver si la vacuna contra la polio, el tétanos, la hepatitis B o la tos ferina han sido efectivas (exceptuando casos concretos, como inmunodepresión o embarazo), tampoco tiene sentido hacerlo para la vacuna contra el Covid-19, por mucho que haya campañas de marketing ahí fuera para intentar convencer a los consumidores de que estos test son recomendables o necesarios.

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