Templo Filadelfia: la trama de lavado, trata, abusos y fieles esclavizados que tiene más detenidos

Una líder espiritual decidía sobre los destinos de sus fieles. Su mandato no se discutía, se acataba porque ella era la palabra de Dios. Hombres y mujeres que trabajaban a destajo, que entregaban a sus hijos, que sufrían abusos. Una secta que se reproducía y sus desprendimientos llegaban a todo el país. Desde infinidad de rincones, se alimentaban los negocios que la organización tenía en pleno conurbano bonaerense. La congregación Templo Filadelfia fue desarticulada y Eva, su líder espiritual, y sus colaboradores más férreos, están detenidos pero la investigación se amplía todo el tiempo. La semana pasada, el Juzgado Federal N° 3 de Morón, dispuso el procesamiento de ocho personas y ya son 15 en total los acusados por asociación ilícita, reducción a la servidumbre, trata para explotación laboral, abusos sexuales y lavado de activos. La resolución incluye el embargo de bienes de cada uno de los imputados hasta cubrir los 750 millones de pesos.     

Para el juez Elpidio Portocarrero Tezanos Pinto, Templo Filadelfia era una organización criminal conformada bajo la identidad de institución de culto religioso, donde se llevó adelante “un plan sistemático, complejo y expansivo a lo largo del tiempo, basado en la captación y persuasión coercitiva”. “Se logró establecer que la organización delictiva se encontraba compuesta por una gran cantidad de personas que habrían desarrollado distintos roles y funciones, poseía una estructura jerárquica de tipo piramidal, comandada por una líder que cumplía el rol de gurú espiritual, autoproclamada y carismática”, señala el magistrado en una resolución de 216 páginas.

La historia de Templo Filadelfia comenzó a finales de 1973, pero su primera inscripción en el Registro Nacional de Cultos fue en 1981, donde estuvo de manera interrumpida hasta que ahora, con la investigación en curso, el fiscal Santiago Marquevich pidió que le fuera retirada. Su casa original se abrió en San Justo, La Matanza. Las hermanas Eva Petrona (76) y Divina Luz y Pereyra eran las líderes. En 1998 Divina Luz murió y su hija, Adriana del Valle, ocupó el lugar al lado de su tía. A partir de entonces a Eva comenzaron a decirle “Tía Eva”. 

La organización comenzó con la explotación a mujeres que trabajaban como domésticas y entregaban lo que ganaban a la congregación. Las personas que se sumaban al Templo Filadelfia eran de clase medias y bajas y sobre todo muy vulnerables. 

En los últimos años, la fachada de la organización era la producción y comercialización de panes y derivados. Esa actividad se extendió a varias provincias. Para eso, había decenas de jóvenes que trabajaban entre 12 y 15 horas y que no disponían de sueldo alguno. Las víctimas eran castigadas cuando no vendían todo lo que llevaban en sus canastas o si llegaban a comerse algo. Ante faltas repetidas, los fieles terminaban en campos de confinamiento que la congregación tenía en Miramar, Balcarce o Madariaga. Casi como un eufemismo, a uno de esos lugares, de donde no permitían salir, lo habían bautizado El Descanso.    

En enero, luego de Año Nuevo, las delegaciones de la provincias llegaban a San Justo para la Fiesta del Señor. Las más numerosas eran las de Salta, Tucumán, Mendoza, Bahía Blanca y Neuquén. También arribaban grupos de Paraguay y Brasil. En esos festejos, que duraban una semana, se hacían ceremonias grupales con rezos y danzas rituales. Parte de los grupos pasaban esas jornadas construyendo nuevas casas en el predio. Eran ambientes muy pequeños donde, luego de terminados, dormían de a seis o siete personas, con colchonetas en los pisos. 

“Durante las danzas, en determinado momento bajaba Eva como poseída. Decía que había recibido la palabra de Dios y que había llegado el momento de servir a Dios. Cada uno debía entregar a la congregación lo más preciado que tenía. Muchos dejaban lo poco que tenían y otros tantos dejaban a sus hijos. Se volvían a sus provincias sin sus chicos. Varios de los que declararon en la causa explicaron que los dejaron porque creían que en un mundo tan violento, lo mejor era que se quedaran allí, con ella. A los chicos los alejaban del colegio y los incorporan a la producción y venta de la panificadora”, explicó a elDiarioAR uno de los investigadores. 

“Eran todos muy vulnerables, familias desmembradas, chicos de la calle. Los iban moldeando con persuasión coercitiva. Tenían un estilo de vida que era trabajar sin descanso. Eva diseñaba matrimonios y familias, les decía con quien se tenían que juntar y salieron parejas con hijos. Parejas que luego, al salir de la congregación, se separaron. También se repetían los casos de abusos durante las ceremonias”, explica uno de los antiguos fieles en el expediente. 

De los relatos de todas la víctimas impacta lo que sucedió con Jony, un joven que llegó desde muy chico junto a su madre y que en uno de esos encuentros, cuando les pedían que contaran algo que tuvieran oculto, dijo que era homosexual. Eva decidió que él tenía que ser “curado” y lo sometieron a “tratamientos” con agua helada, golpes. Luego de eso, fue enviado a Balcarce a uno de los campos, donde estuvo semanas sin comida y se suicidó.

La investigación contra Eva y la congregación empezó a finales de 2018, con la denuncia de Julieta, una joven, que se había ido de una organización luego de pasar jornadas castigada en los campos. “Si Dios me quiere por qué quiere hacerme daño”, pensaba en aquellos momentos de encierro antes de dejar Templo Filadelfia. 

En mayo de 2019 se realizaron una serie de allanamientos en los que detuvieron a 26 personas. En uno de los operativos se encontraron 80.000 dólares. Los investigadores ya identificaron a 100 víctimas pero los casos se siguen sumando. Todas confirman la explotación laboral y los abusos. “Muchos de ellos aún tienen miedo que Eva tenga la posibilidad de castigarlos. Entraron con 11 ó 12 años y su autoridad todavía les impacta. Julieta logró elaborar bastante lo que hicieron con ella y pudo romper”, explican desde la fiscalía. 

En la resolución del juez de hace una semana, decidió que a cada uno de los 15 miembros imputados se le impusiera un embargo de 50 millones de pesos por cabeza, para resarcir a las víctimas. No hay antecedentes de que en una causa que incluya el delito de trata laboral se tenga en cuenta el dinero que podrían haber ganado en el tiempo que estuvieron allí, similar a la figura de lucro cesante.

Durante décadas, los patrimonios de los miembros líderes y de la organización crecieron exponencialmente. Están los campos, departamentos, al menos 11 autos y varios millones que están en un plazo fijo. El efectivo será depositado mensualmente a las víctimas, pero para disponer de los bienes habrá que esperar a una resolución del área de decomisos de la Procuración provincial. 

En su reciente resolución, Portocarrero Tezanos Pinto consideró que había pruebas suficientes para presumir que la congregación continuaba con parte de sus actividades luego de que los principales acusados fueran detenidos. Al ver que hubo un reciclado de miembros, tomó hace unos días la decisión de mantener los procesamientos y ampliarlos a otros integrantes. 

AM