Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.
En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres.
ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas. www.ela.org.ar
Atender la salud, proteger la vida
El Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres es una oportunidad para evaluar la asignación de recursos y la promoción de las mejores condiciones para gozar del derecho a la salud: la atención y el acompañamiento cuando hace falta, la prevención y el bienestar siempre. Quién se hace cargo de qué y por qué seguir interpelando a lo público en tiempos donde parece ganar el “sálvense quien pueda”.
Invertir en salud sexual y reproductiva es la mejor estrategia de prevención, eficiencia y garantía de no discriminación. Unicef
Gozar de buena salud es de esas condiciones que muchas personas tenemos el privilegio de dar por sentado. Muy pronto en nuestras vidas se nos hace evidente el dolor, la preocupación, las complicaciones que genera la afectación de la salud propia y la de aquellas personas que queremos, que cuidamos, de quienes nos sentimos cerca.
El 28 de mayo es el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y la fecha es un pretexto para pensar, en especial durante este mes, de qué manera se apoyan las mejores condiciones para la prevención de las enfermedades, los controles de salud y el tratamiento de la salud de las mujeres. En definitiva, atender la salud es la mejor manera de proteger la vida.
Entre las múltiples causas de enfermedad y muerte que afectan a las mujeres, aquellas vinculadas con la salud sexual y reproductiva se relacionan también con el ejercicio de otros derechos. La decisión de formar una pareja, de disfrutar de la sexualidad, eventualmente planificar una familia, protegernos de enfermedades prevenibles, abordar las consecuencias de la violencia sexual, son aspectos donde confluyen los derechos y la autonomía. ¿En qué condiciones están las mujeres de nuestro país para acercarse a esos derechos, para proteger su salud, para llevar adelante su plan de vida?
La posibilidad de planificar la reproducción de manera eficaz y segura fue una de las grandes revoluciones de la ciencia y la sociedad durante el siglo XX. La accesibilidad de información y la disponibilidad de los medios anticonceptivos para lograrlo, permite a las personas plantearse cuáles son sus deseos para lo más íntimo de sus vidas: la decisión de conformar una familia, del modo, en el momento y con los vínculos afectivos que queramos.
En Argentina, ese espacio de libertad se logró de manera relativamente reciente. Debieron pasar veinte años luego de recuperadas las instituciones democráticas para que, recién en 2002 y tras muchas demoras, se aprobara la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. La distribución de métodos anticonceptivos se extendió a nivel nacional, impulsada por iniciativas previas pioneras como la de la Ciudad de Rosario. Este acceso se consolidó como un derecho para mujeres y varones mediante una ley nacional y un programa del Ministerio de Salud. Posteriormente, se promulgaron normativas adicionales que mejoraron las condiciones de vida de las mujeres en edad reproductiva. En los últimos años, la distribución de métodos anticonceptivos de larga duración, como DIUs e implantes, aumentó un 17% entre 2020 y 2023. Son métodos valorados por tener una altísima eficacia ya que son reversibles y prácticos.
Fuente: Informe LSRV, elaboración propia en base a Tablero de monitoreo para la toma de decisiones de la Dirección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, Ministerio de Salud.
El Plan ENIA, una política pública exitosa para revertir la reproducción intergeneracional de la pobreza, acercar información, métodos anticonceptivos y acompañamiento en las decisiones reproductivas de adolescentes y jóvenes, permitió disminuir de manera significativa el embarazo no intencional en la adolescencia. Desde 2018 hasta 2023, se implementó en 36 departamentos de 12 provincias del Noreste (NEA) y del Noroeste (NOA) y en la provincia de Buenos Aires, priorizados por la magnitud del problema. Durante 2020, brindó asesoramiento a 21.958 adolescentes, principalmente a través de asesorías virtuales debido a las medidas de aislamiento durante la pandemia. Este número aumentó a 32.517 en 2021 y alcanzó los 40.720 en 2022, casi duplicando la cantidad de adolescentes asesorados en comparación con 2020.
Al ser un dispositivo intersectorial logró vincular de manera efectiva a las escuelas, los servicios de salud y espacios comunitarios, generando un abordaje que trascendió las barreras tradicionales y promovió un enfoque integral de la salud adolescente. En 2018, 7 de cada 10 embarazos en adolescentes de entre 15 y 19 años eran no intencionales y la cifra aumentaba a 8 de cada 10 embarazos en niñas menores de 15 años, la mayoría como consecuencia de situaciones de abuso sexual y violación. Para 2021, se lograron reducir estas estadísticas a 5 de cada 10 embarazos no intencionales en adolescentes de 15 a 19 años, y a 7 de cada 10 en niñas menores de 15 años. Según datos del Proyecto Mirar, entre 2018 y 2021 la Tasa Específica de Fecundidad Adolescente en los segmentos de 10 a 14 años, 15 a 19 años y 10 a 19 años se redujo prácticamente a la mitad (43%, 45% y 49% respectivamente).
Sin embargo, la situación cambió drásticamente desde diciembre del 2023. El presupuesto del programa destinado a salud sexual y reproductiva es el más bajo desde su existencia:representó un 1,29% del gasto ejecutado por el Ministerio de Salud en 2023, un 0,19% en 2024 y en 2025 se proyecta que sea un 0,7%. Esto significa menos insumos para prevenir embarazos no deseados que, para las y los adolescentes, es una de las principales razones para abandonar la escuela. Significa también menos herramientas para prevenir infecciones de transmisión sexual, menos recursos para abordar situaciones de violencia y abuso intrafamiliar que sufren miles de niñas y niños en todo el país. Además, significa que las mujeres enfrentan más obstáculos para planificar un proyecto de vida en libertad y decidir si quieren ser madres o no, cuándo y con quién.
No se trata solo de comprobar la desjerarquización del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable sino de la absoluta desatención del Estado nacional respecto de las condiciones de vida de la población, especialmente de las mujeres en el país.
La reducción específica del Plan ENIA en el presupuesto vigente para 2025 es del 85% con relación a la ejecución del año 2023. Fuente: elaboración propia en base a información oficial publicada en en base a Presupuesto Abierto
El costo de no invertir en prevención es significativamente mayor que los fondos destinados al Plan ENIA: según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Estado argentino utiliza U$S 200 millones al año para afrontar los costos asociados con la atención de embarazos y partos no deseados en adolescentes. En contraste, el financiamiento del Plan ENIA representa solo U$S 17,7 millones. El mismo estudio señala que el Estado podría ahorrar cerca de 140 millones de dólares mediante la prevención de estos embarazos, lo que equivale a ocho veces la inversión en el Plan ENIA.
Cuando los números adquieren nombres y rostros, vemos miles de adolescentes que interrumpen sus estudios, que ven su salud en riesgo y que sienten que no hay Estado que las respalde. Y esa situación no nos pasa desapercibida como comunidad: 7 de cada 10 personas cree que el Estado debería involucrarse y/o invertir en facilitar información y métodos de prevención de embarazos e ITS, y brindar educación sexual integral, según el Informe Puntos de vista. A su vez, 5 de cada 10 personas considera que interrumpir un embarazo en condiciones seguras, que las adolescentes puedan prevenir un embarazo y que haya una distribución más igualitaria de las tareas de cuidado en el hogar son situaciones que afectan positivamente la vida de las personas.
El 28 de mayo es más que una fecha en el calendario. El Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres es una oportunidad para evaluar la asignación de recursos y la promoción de las mejores condiciones para gozar del derecho a la salud: la atención y el acompañamiento cuando hace falta, la prevención y el bienestar siempre. Debatir la distribución de recursos públicos no puede pasar por alto la responsabilidad central del Estado: un país federal no es sinónimo de la habilitación de un ‘sálvense quien pueda’. Invertir en salud sexual y reproductiva es la mejor estrategia de prevención, eficiencia y garantía de no discriminación.
DTC
Gozar de buena salud es de esas condiciones que muchas personas tenemos el privilegio de dar por sentado. Muy pronto en nuestras vidas se nos hace evidente el dolor, la preocupación, las complicaciones que genera la afectación de la salud propia y la de aquellas personas que queremos, que cuidamos, de quienes nos sentimos cerca.
El 28 de mayo es el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y la fecha es un pretexto para pensar, en especial durante este mes, de qué manera se apoyan las mejores condiciones para la prevención de las enfermedades, los controles de salud y el tratamiento de la salud de las mujeres. En definitiva, atender la salud es la mejor manera de proteger la vida.