En la primera escena de L’età sperimentale, una cámara capta desde un plano aéreo a un hombre delgado, de piernas y brazos largos, que está escalando sin cuerdas una imponente pared de roca caliza que emerge desde el bosque. Aunque parece una hormiguita en la inmensidad de ese paisaje, no hay misterio acerca de su identidad: ese tipo atlético, seguro, paciente, no es otro que el escritor italiano Erri De Luca, quien descubrió la escalada a sus treinta, cuando todavía trabajaba como obrero y no existía ni uno solo de los más de cincuenta libros que años más tarde publicaría y serían traducidos a más de treinta y cinco idiomas. Lo sabemos porque el corto documental está escrito y protagonizado por él, y porque ahí mismo promete compartir algunas reflexiones en torno a la vejez. La suya propia, pero también la de sus coetáneos. “En el último siglo, la edad promedio se duplicó. Ninguna generación antes que la mía llegó a vieja de forma tan masiva. La vejez se convirtió en mayoría. Por eso se trata de un experimento”, recita, desde una voz en off que acompaña las imágenes.
Casi medio siglo después de aquel inicio en la escalada, De Luca es un experto en el deporte. Se las ingenió para dedicar su vida a cultivar su pasión por el montañismo, junto a la escritura y la contemplación de la naturaleza, que ejercita siempre que puede en largas caminatas al aire libre. Hace décadas se mudó a la campiña romana, a un paso del bosque, cerca de unas cuantas cadenas montañosas y a unos poco kilómetros del mar. No demasiado lejos, por otro lado, del aeropuerto de Roma, que todavía frecuenta para volar a festivales y eventos literarios de todo el mundo, que se desviven por tenerlo en su line up. Su último gran viaje internacional fue, justamente, a la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde el domingo pasado presentó su último libro, coescrito junto a la modelo y estilista francesa Inès de la Fressange, que lleva el mismo título del documental dirigido por Marco Zingaretti, inspirado en ese ensayo. Aunque todavía no cuenta con una versión en español, el colmado auditorio Victoria Ocampo estaba lleno de asistentes que habían conseguido su ejemplar del libro en italiano y esperaban ansiosos el final de la charla para llevárselo firmado por el autor, uno de los más celebrados de su país.
Con su tono sereno, casi de monje zen, y el humor pícaro que caracteriza su escritura, De Luca se preguntó ante el auditorio cuándo uno empieza a notar que está envejeciendo. La epifanía, en su caso, llegó de la mano de las palabras: “Cuando los más jóvenes empiezan a hablar de lo que hacés con un todavía, es ahí cuando tenés que darte cuenta de que estás viejo. ‘¡Todavía escala!’, dicen, ‘¡todavía escribe!’”. Lejos de angustiarlo, De Luca eligió abrazar ese adverbio con un resabio de optimismo y entenderlo como una ventana abierta que indica que uno, todavía, está en condiciones de hacer. “El problema vendrá cuando empiece a ser reemplazado por un ‘ya no’. El ‘ya no’ es un certificado de defunción. Mientras tanto, sigue habiendo chances de seguir aprendiendo”.
A sus 74 años, el autor de Montedidio, Napátrida y El peso de la mariposa sigue escribiendo pero sobre todo leyendo (“Soy mucho más lector que escritor: paso más tiempo haciendo lo primero que lo segundo, leo en varias lenguas, puedo escribir solo en una”), inspirando lectores, cautivando a quienes van a verlo a sus charlas y explorando el mundo con mirada curiosa. En resumen, sigue llevando a la práctica todo eso que predica en L’età sperimentale: que la vida, incluso en la tercera edad, puede ser una zona activa de descubrimiento.
Exobrero de la Fiat, aprendiz autodidacta de varias lenguas, traductor del hebreo bíblico, exmilitante de izquierda y deportista, De Luca volvió su biografía materia literaria, y logró siempre rehuir el lamento o la autoconmiseración. ¿Cómo no iba a hacerlo ahora, pisándole los talones a la última etapa de su vida? “El hecho de no imaginarme en el futuro me permite verlo o imaginarlo de un modo más límpido”. Dijo que no le gusta dar consejos —“la vejez de quienes me precedieron no me sirve de modelo; para el cuerpo de uno, cuando sucede, es la primera vez”—, pero cerró con uno: “Después de los 70, conviene tener más años que kilos”. Quienes no leen italiano deberán esperar con paciencia el lanzamiento de la traducción. Y disfrutar, mientras tanto, de sus obras previas y del brevísimo pero potente documental.
L’età sperimentale, el documental escrito por Erri De Luca y dirigido por Marco Zingaretti, se proyectará en el stand del Instituto Italiano de Cultura de la Feria del Libro de Buenos Aires hoy y mañana a las 17.
NL/JJD