(Por Gabriel Sánchez Sorondo).- Damián Juárez, de 42 años y fanático de River, y Luis Manrique, de 71 e hincha de Boca, protagonizaron hace un año, durante el último adiós a Diego Armando Maradona, un abrazo que expresa otro milagro maradoniano: la comunión en su figura, en el fútbol, en la argentinidad.
Ese punto de contacto siempre posible vuelve con el recuerdo de ambos a un año de la partida del Diez. Télam los reunió en Plaza de Mayo en el primer aniversario de ese momento, grabado en una imagen que dio la vuelta al mundo y que les permitió sellar una amistad única.
ÂFue Damián, quien me encontró en la fila y me dijo, así nomás, como si me conociera, 'vení, vamos a entrar juntos', y entramos juntos nomásÂ, dice Luis al recordar la anécdota. ÂMientras esperábamos, empezamos a tejer una relación; pasamos una noche larguísima recuerda Damián.
Y fue ese el preciso momento de la historia que Luis recuerda, casi, como hoy: ÂHabremos caminado diez, quince metros, y Damián largó el llanto; empezó a llorar, y yo lo abracé, me contagié y empecé a llorar con él y estuvimos varios minutos así, llorando por Maradona De repente, abrí los ojos y vi que estábamos rodeados de fotógrafosÂ, explica aún conmovido.
ÂLuis me dice lo de los fotógrafos; y yo no los vi, no me acuerdo. No tomé conciencia de lo que produjo la fotoÂ, reconoce Damián al ver la imagen. Para él Âes una foto que transmite amor... paz Â.
ÂMaradona para mí fue todo, desde que era chiquito. Allá en Lanús, mi lugar de origen, se jugaba al fútbol en la calle y ahí estaba el Diego como sueño, como la posibilidad de hacer una gambeta más, de jugar como él dice Damián.
Luis consideró que: ÂSi Dios se lo llevó, es porque ya un humano no puede pasar tantas cosas como las que ha pasado él; buenas y malas. Se lo llevó como diciendo 'ya basta' y ahora está al lado del Señor. Todos los días, todas las noches, rezo por élÂ.
Ambos, a un año de la histórica foto, agradecen con el alma ese encuentro y creen que fue el propio Diego quien propició el difundido abrazo que recorrió el país y traspuso fronteras en todos los sentidos de la expresión.